Muy Oportuno

Creando un dios a nuestra imagen y semejanza 

2024-06-26

En una funeraria que cuenta con capilla para realizar Misas y celebraciones para los difuntos,...

Por | Gerardo García

No se puede reinterpretar el Evangelio para tener uno más cómodo y afín a nuestro gusto particular

Contaré dos historias que sucedieron en momentos, lugares y con personas diferentes, con el fin de reflexionar seriamente…

El funeral

En una funeraria que cuenta con capilla para realizar Misas y celebraciones para los difuntos, cierto día una familia necesitaba a un sacerdote que celebrara las exequias para su ser querido. El sacerdote no llegó y entonces la administración del lugar echó mano de un laico conocido por ellos. Le llamaron para que acudiera a hacer la celebración para difuntos y pasó más de una hora del tiempo programado inicialmente hasta que llegó. Comenzó la celebración con el acto penitencial, realizado fuera de las normas litúrgicas cuando el celebrante no es un sacerdote, además de larguísimo; luego, el Evangelio fue electo al azar por tal persona después de barajar el Misal cual mazo de naipes, llegando en su proclamación a cambiar las frases a placer y, por tanto, el sentido del mensaje evangélico; enseguida, la homilía fue más bien una predicación distorsionada de tipo emocional, que en lugar de confortar confundió a no pocos de los ahí presentes.

En fin, hubo demasiados abusos y excesos litúrgicos.

Paulo Coelho y el retiro de evangelización

No se confunda ni se emocione por favor. Claro está que sería demasiado bueno que este personaje recibiera a Cristo en su corazón en un retiro, jornada o congreso kerigmático, y anunciara pública y sinceramente su conversión al catolicismo como muchas personas famosas lo han hecho a últimas fechas. Pero -aquí está el “pero”- Paulo Coelho dice de sí mismo y de manera escueta que es católico de una “sociedad secreta” y nada más. Al respecto sólo queda señalar que dentro de la Iglesia no existen este tipo de sociedades, sino que puede haber asociaciones discretas de vida apostólica, así que no se sabe bien a bien a qué se refiere el famoso escritor a quien tanto recurren lamentablemente muchos buenos católicos.

El P. Modesto Lule Zavala, MSP (Misionero Servidor de la Palabra), comentó hace no mucho que durante un retiro de evangelización le tocó observar cómo una religiosa, durante la predicación del kerigma, en lugar de usar citas bíblicas usó citas de Paulo Coelho. Después de la participación de la religiosa, el P. Modesto habla con ella y la reprende por lo anterior, a lo que la hermana, indignada le responde que no tiene por qué meterse; total, ella si quería lo podía hacer.

Egocentrismo espiritual

En las dos historias mencionadas se puede observar que algunos católicos, en su afán de parecer innovadores, se olvidan de lo esencial, pues en lugar de hablar de Dios hablan de sí mismos usando a Dios como referencia, pretendiendo reemplazar lo original con cosas que se le parezcan pero que no son adecuadas y mucho menos buenas. El problema con Paulo Coelho no es que hable y escriba bonito, sino que dentro de su lenguaje bonito inocula sutilmente veneno tóxico que muchos sin advertir toman en pequeñas o grandes dosis, dependiendo el grado de admiración y dependencia (valga la redundancia) a los escritos y publicaciones de este autor, que se ha convertido en una especie de gurú de masas y lo citan para todo como el plus ultra y el último refresco del desierto.

El enemigo en casa

Para la New Age este tipo de cosas resulta un perfecto caldo de cultivo a corto, mediano y largo plazo; y sin duda alguna ha puesto su influencia e injerencia en algunos sectores, incluso dentro de la Iglesia a través de la propuesta de ciertos caminos espirituales y prácticas pastorales.

Juan Pablo II advirtió hace años a un grupo de obispos de Estados Unidos lo siguiente: “Las ideas de la Nueva Era a veces se abren camino en la predicación, la catequesis, los congresos y los retiros, y así llegan a influir incluso en los católicos practicantes que tal vez no son conscientes de la incompatibilidad de esas ideas con la fe de la Iglesia”.

El sacerdote Gonzalo Len, autor del libro New Age, el desafío de la editorial Stella Maris, señala: “Hay un punto importante a considerar, a la New Age se le conoce más por sus manifestaciones que por su propio nombre: el eneagrama, los niños índigo, los métodos para la expansión de la conciencia, para la relajación y la armonía, los alienígenas, las flores de Bach, etc. Su actualidad y desafío se ven más claramente cuando se comprende que la gran diversidad de manifestaciones tiene cierta unidad de fondo. La New Age no sólo es atractiva para los amantes de lo oculto y alternativo sino para muchos hombres y mujeres que quieren una respuesta que esté más allá de la que presenta una cultura secularizada”.

Los pontífices han llamado a la Nueva Evangelización: nueva en su ardor, nueva en sus métodos y nueva en su expresión; pero no se puede reinterpretar el Evangelio para tener uno más cómodo y “light”, mucho menos con metodologías dudosas.



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