Policrato Philodemos

¡¡El Ejército en las calles!!

2009-07-27

El Ombudsman nacional parece ignorar que bajo las circunstancias actuales el combate al crimen...

"Las plañideras del narco"

El cobarde  y el matón se vuelven más
exigentes en sus demandas y más crueles
en su sevicia, cuando sienten la fuerza
de quien se les enfrenta.

Llama la atención y despierta sospechas sobre su origen, el incremento de las protestas que se están dando entre ciertos grupos de políticos de oposición al gobierno, y de ONGs "defensoras de los derechos humanos", ante la presencia de las Fuerzas Armadas en algunas poblaciones, para combatir y/o disuadir a los sicarios de las organizaciones criminales, lugares en donde operaban con impunidad y se habían convertido, de hecho, en los poderes fácticos, subordinando a las autoridades locales y  estableciendo de hecho la feudalización de algunos territorios en el país.

De la misma manera es sorprendente el escándalo mediático que como caja de resonancia se ha desatado sobre el tema, así como la ligereza, falta de profesionalismo y carencia de objetividad con la que han tratado el tema, especialmente cuando manejan y hacen "doctas" reflexiones sobre el "Fuero de Guerra", que han dado en bautizar como "Fuero Militar", al que por desconocimiento o mala fe (al no tomarse la molestia de consultar el "Código de Justicia Militar"), insisten en presentar como una legislación que concede privilegios e impunidad al militar ante las leyes civiles, cuando se trata de una norma más estricta y severa, que además de contener y sancionar los delitos a los que se encuentran sometida la población en general, incluye también infracciones a la disciplina militar, infracciones que en los códigos para la población civil ni siquiera se citan como faltas leves, además de sancionar con penas mayores a las infracciones de cualquiera de ambas legislaciones.

Dentro de este panorama destaca la actitud del Presidente de la CNDH, José Luis Soberanes Fernández, quien con sus desatinadas e irreflexivas declaraciones, parece estar sirviendo a los intereses del crimen organizado cuando, en un alarde de exquisita sensibilidad en el buen decir y elaborada diplomacia, señala (sic.) "ladran Sancho, porque cabalgamos", (Periódico MILENIO Diario, Sábado 25 de Julio, de 2009, pág. 04), refiriéndose a las aclaraciones del Ombudsman del Ejército (General que no ladró, sino que habló como persona al igual que el señor Soberanes), sobre algunas de las acusaciones por supuestas violaciones a los derechos humanos, cometidas por personal militar durante actos en el servicio de las armas.

El Ombudsman nacional parece ignorar que bajo las circunstancias actuales en México, el combate al crimen organizado es un problema de seguridad nacional, en el que se encuentra en juego la gobernabilidad y la existencia misma de las instituciones del estado, razón por la que lo maneja en su discurso como si se tratara de un problema policiaco, desconociendo "convenientemente" que en los problemas policíacos los criminales se encuentran a la defensiva de las autoridades encargadas de hacer cumplir las leyes, mientras que cuando la criminalidad es la que toma la iniciativa en contra de las autoridades, poniendo en riesgo a las instituciones del estado, el problema se transforma en uno de seguridad nacional, tal como lo está haciendo actualmente el crimen organizado (con sicarios actuando como grupos paramilitares de mercenarios, que atacan con "golpes de mano" a la manera de comandos), enfrentándose a las instituciones del gobierno para provocar el caos, infiltrándolas, y aterrorizando a la población, con el fin de conseguir la impunidad en sus ilícitos, llegándose el momento en que el Estado Mexicano ha tenido que echar mano de su mejor recurso de fuerza legal y legítima, como lo son las FF.AA., para poder asegurar y mantener la paz y la seguridad ciudadana.

Cuando se observa este despliegue de protestas en contra de la actividad de las Fuerzas Armadas, en su lucha para anular la actividad de los sicarios al servicio del crimen organizado, parece que se está asistiendo a una representación ensayada de las "plañideras del narco", como coro afligido y doliente que llora ante la suerte de sus bienamados delincuentes, y que en su preocupación pide y exige, a nombre de los derechos humanos, se elimine del campo de batalla a quien defiende los intereses de la sociedad y del Estado Mexicano.

Sin embargo, y curiosamente, hasta la fecha ninguno de los defensores de los derechos humanos, ni de los políticos opositores que se han manifestado en contra de la presencia de las FF.AA. en las calles, a donde el Estado Mexicano se ha visto obligado a emplearlas, ya sea por incompetencia, colusión, cobardía, o complicidad de los diversos cuerpos policíacos, ninguno de estos defensores ha planteado alguna alternativa distinta al uso de las FF.AA. para resolver el problema de seguridad nacional por el que estamos pasando, circunstancia que llama la atención y hace sospechar si todas estas reclamaciones no serán solo un montaje organizado por los mismos criminales y sus cómplices a quienes se combate… ¿No será que solamente buscan que se regrese a la situación de impunidad, tolerancia y complicidades, aunque el país se pudra y los mexicanos nos convirtamos en víctimas inermes del crimen organizado?... o quizá el Ombudsman nacional llevado por su fervor religioso, alucina que se pueden corregir y readaptar a los secuestradores, narcos, robacoches, extorsionadores, "polleros", ladrones, tratantes de blancas, y asesinos que degüellan , con pláticas de sacristía y abluciones de aguas milagrosas, para de esa manera no violar sus derechos humanos, en vez de perseguirlos como los sociópatas y criminales desalmados que son.

¿En que clase de país estarán pensando que viven?... o peor aún….¿Que clase de país piensan heredarle a las generaciones venideras?.



EEM
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