Sepulcros blanqueados

Conductas no deseables, influencias negativas

2012-08-15

"Muchos niños pasan un promedio de 3-4 horas diarias viendo televisión, o tal...

Fuente: F. Fraternidad Católica

5a. de 12 partes

"Las conductas no deseables tienen su origen o
causas en: la violencia del medio en el
que viven y se desarrollan cuando niños"

Los medios de comunicación tienen que ver mucho en el deterioro moral de la sociedad y en el olvido de Dios. Le damos más atención y tiempo a la televisión, menos a Él. No pueden negar que su neoliberalismo traspaso las normas y reglas morales de la sociedad y en sus contenidos muestran conductas indecentes que están prohibidas hasta constitucionalmente; que atentan contra la moral y las buenas costumbres como lo señala la Constitución: "la libertad de expresión no tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública". Acaso algunos o muchos de los programas que vemos en la pantalla chica se apegan a esta disposición legal.

¿Estarían acaso los medios televisivos al margen del juicio que se hace de la Iglesia Católica si fuéramos juzgados todos sobre la responsabilidad que cada quien tiene en el origen de nuestras deformaciones y calamidades sociales que están criticando y juzgando tendenciosamente o induciendo a hacerlo?

Muchos de los programas que trasmiten muestran imágenes y escenas que no son propias para mostrar a la niñez y a los jóvenes, menos pasarlas en horarios matutinos y en días feriados como llegan a verse. Entre más sexo, violencia, drogas y alcohol se difunde en las escenas, mayor es la expectación que producen esos programas. Así pues aparecen cuerpos femeninos y masculinos desnudos para sugestionar y excitar el apetito sexual, con escenas eróticas ex profesas con este fin. Buscan el alto "rating" y anteponen los principios morales por sus intereses económicos. Lejos están de darle el uso positivo y constructivo que deberían tener con otra clase de contenidos, como tal vez pensaron aquellos que la inventaron con otros fines y que hoy estarían decepcionados del uso que se le ha dado.

Un artículo publicado por la Academia Americana de Psiquiatría de la Niñez y Adolescencia: "Los niños y la violencia en la televisión", determina que, "las conductas no deseables tienen su origen o causas en: la violencia del medio en el que viven y se desarrollan cuando niños, la violencia doméstica familiar (psicológica, física, sexual o por negligencia) que sufren desde edades muy tempranas y la exposición a los medios de comunicación masiva y sobre todo la televisión que les ofrece como producto de consumo diario, las más variadas formas de violencia psicológica, física, sexual, auto infligida o contra terceros y sus propiedades. Es sobre esta exposición indiscriminada a la que se expone a los niños de todas las clases sociales y sus efectos están de manifiesto en el recuento de los sucesos que diariamente conocemos".

"Muchos niños pasan un promedio de 3-4 horas diarias viendo televisión, o tal vez más, lo que puede ser una influencia muy poderosa en el desarrollo del sistema de valores, en la formación del carácter y en la conducta. Lamentablemente muchos de los programas de televisión contienen un alto grado de violencia. Los psiquiatras de niños y adolescentes que han estudiado los efectos de la violencia en la televisión han encontrado que éstos pueden: imitar la violencia que observan en la televisión, Identificarse con ciertos tipos, caracteres, víctimas y/o victimarios; tornarse "inmunes" al horror de la violencia; y gradualmente aceptar la violencia como manera de resolver problemas. Se ha señalado que la televisión promueve a los niños y adolescentes a los excesos: o a creer que la vida es una película de terror o a pensar que la vida es un sueño donde todo lo bueno ocurre. No es pues ni una cosa, ni la otra cosa".

Fuerza de voluntad contra tentaciones

El influjo y la atracción por la televisión son espejismos subliminales. Los niños comienzan viendo caricaturas y terminan viendo películas o escenas pornográficas. La pornografía es el principio del camino que lleva a la pedofilia, la homosexualidad, pederastia, violaciones y demás depravaciones, perversiones, o vicios propios de la lujuria. La mayor parte de estos desvíos se enseñan y aprenden en la televisión y tal parece que ésta es la función "cultural" que cumple este medio de comunicación masivo, sin contar otras más de las deformaciones que proyecta. Últimamente, hasta se le ha señalado como causante del mayor riesgo a la salud: la obesidad y el sedentarismo.

Por si fuera poco, esto afirman médicos cardiólogos británicos: "La televisión no aporta beneficios para la salud y consume tiempo que podría emplearse más saludablemente. Es irónico que los televisores sean cada vez más delgados, mientras nosotros engordamos". Se sabía que mirar demasiada televisión puede causar diversos perjuicios, sobre todo entre los niños y adolescente que pasan mucho tiempo delante del televisor, restando horas al estudio, al descanso y al ejercicio físico, y alimentándose de manera inadecuada, mientras observan absortos "la tele". Distintos estudios indican que pasar demasiadas horas ante la pequeña pantalla, en la niñez y juventud, puede favorecer el sedentarismo, interferir el desarrollo lingüístico, mermar la capacidad de atención y aumentar algunos riesgos para la salud.

Cuántos padres no hay que hacen a un lado la convivencia con sus hijos por estar viendo la televisión en lugar de prestarles atención e interesarse en ellos, como era antes de que existiera este invento. También, los hijos no prestan atención a sus padres por esta costumbre televisiva casi hecha una tradición. Cada quien tiene su afición, ya sean telenovelas, futbol o caricaturas. El tiempo que le dedicamos a la televisión, o al internet, es más que lo que convivimos familiarmente en el hogar. Hay excepciones, pero estamos hablando de la generalidad, de lo que dicen las encuestas y las estadísticas.

Por tal razón, si no hay tiempo para la familia menos tiempo hay para Dios. Hay quien no sabe todavía que ha perdido la tercera parte de su vida por estar viendo televisión. Todo el día andamos en la calle, en el trabajo y las escasas horas en el hogar se las dispensamos a la tele, antes que a la familia.

El papel de los padres en el hogar es primordial dentro de la educación de los hijos. ¿Qué tan lejos estamos de nuestros hijos para no darnos cuenta oportunamente de las deformaciones, desvíos o conductas extrañas que manifiestan, sobre todo a temprana edad? En el vínculo familiar es donde se siembra la semilla del fruto que darán los hijos. No podemos delegar o traspasar la tarea de la educación y la formación moral a las guarderías, nanas, escuelas o maestros, y mucho menos a la televisión. Nadie tiene por qué tener más interés en los hijos que los padres, sobre todo para percatarse de la conducta que manifiestan. Debemos saber con quién andan o quiénes son sus amigos, ¿cuáles son sus aficiones televisivas? Esta es labor y tarea de padres, enseñarles a distinguir el bien y el mal, lo bueno de lo malo, a educarlos con el ejemplo y ganarse su confianza para saber lo que les pasa para auxiliarlos oportunamente. Hay que prevenir sino queremos lamentar. Muchas tragedias pudieron evitarse si hubiera habido atención y preocupación de los padres por sus hijos.

Todos esos delincuentes que nos están causando tantos males, generando tragedias, asesinatos, engendrando tanta violencia, acaso no serían realmente responsables sus padres de esas conductas delictivas de sus hijos. Si hacemos una retrospectiva de la educación y la atención que les dieron, seguramente que encontraríamos el descuido y su falta de responsabilidad para educarlos y que fueran útiles y benéficos para la sociedad, no todo lo contrario, agresores, viles delincuentes y asesinos. Seres inconscientes y deformados. Veríamos que se cumple el adagio, de tal palo tal astilla, de tales padres tales hijos.

Lo cierto es que ya no existen los valores morales, ahora todo versa sobre los valores materiales, valores superficiales. En las escuelas ya no hay clases de religión ni moral, ni siquiera de civismo. Estamos pues ante el síndrome de la decadencia, en plena degeneración de la sociedad. Las noticias de todos los días así nos lo confirman, no estamos exagerando. A los medios de comunicación les debemos buena parte de la destrucción de los valores morales, de estas deformaciones sociales, especialmente a la televisión más que a cualquier otro medio. A los concesionarios y dueños solo les interesa los valores económicos, nada más.

Mañana, 6a. parte

Ver anteriores:

https://elperiodicodemexico.com/nota.php?sec=Columnas-Sepulcrosblanqueados



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