Policrato Philodemos

Verdad científica y democracia

2007-02-12

Dicha visión degradada de la democracia ha sido funesta cuando se ha llevado al campo de la...

Teoría política y ciencias naturales

Ni el voto popular ni el consenso determinan
las leyes de la naturaleza…. Los primeros
son mudables y dependen de la voluntad
humana, mientras que las últimas son inmutables
y gobiernan el cosmos.

Tal parece que actualmente la palabra democracia se ha convertido en el "comodín" discursivo preferido por los demagogos y santones de la mal llamada izquierda, debido a que el término "democracia" todavía tiene un alto poder de convocatoria, solo que por haberse estado utilizando abusivamente para justificar cualquier acto político, ya sea éste de protesta contra el gobierno, para diferenciar leyes aplicables a las ahora supuestas diferencias de "género" (barbarismo sintáctico cuando se aplica para distinguir entre mujeres y hombres, como si ambos no pertenecieran al mismo género humano), en busca de una supuesta reivindicación social (que ya existe en las leyes), e inclusive para cometer abusos desde el poder a nombre de la "democracia", o para supuestamente defenderla como claman los EE. UU. y utilizan como argumento para invadir otros países, y que los líderes sindicales dicen reivindicar para cometer abusos impunemente en contra de sus agremiados (a los que tratan como súbditos de sus cacicazgos corporativos), razón por la que el citado término "democracia" se ha convertido en algo desgastado y con un significado muy difuso, pues lo mismo sirve como pretexto y de argumento para todo aquello que se les ofrezca, a quienes buscan perpetuarse o apoderarse del poder, tanto dentro como fuera de la política.

Se señala lo anterior porque el término "democracia" también se ha descontextualizado de su ámbito natural de referencia, que es el quehacer político, para aplicarse extralógicamente en el campo del conocimiento de las ciencias exactas, de la enseñanza de las mismas, de los procesos educativos, y de la investigación científica, como si el estudio y la conceptualización de la realidad en la naturaleza y/o las leyes que rigen sus fenómenos, pudieran determinarse y ser aplicadas por medio del consenso popular, o por la mayoría de votos depositados en las urnas por un grupo de ciudadanos durante unos comicios organizados para tal fin.

Dicha visión degradada de la democracia ha sido funesta cuando se ha llevado al campo de la enseñanza de las ciencias, y en México provocó el deterioro de nuestro sistema educativo, llegándose al absurdo de querer determinar la excelencia académica por voluntad de políticos semianalfabetas en ciencias, o por consenso de personas sin conocimientos científicos y pedagógicos, cuya consecuencia más evidente es que el diploma de "estudios" que se obtiene por el paso (que no por los conocimientos reales que deben corresponder al documento que se otorga) de un estudiante por una escuela, se ha vuelto más importante que el conocimiento que se adquiere y debe conllevar al diploma, siendo el ejemplo más lastimoso de nuestro sistema educativo, la supuesta "conquista estudiantil" del derecho al "pase automático" para ingresar al siguiente escalón escolar, sin que importe si el estudiante llena los requisitos indispensables del conocimiento básico, que le pueda permitir el acceder y entender la enseñanza que va a recibir en el nivel educativo al que ingresa, o para el ejercicio de la profesión que supuestamente va a desarrollar.

Quizá el ejemplo mas dramático de esa mezcla extralógica y de la subordinación de las verdades científicas a la política, fue la "Revolución cultural" llevada a cabo en China durante el liderazgo de Mao Tse Tung ("El Gran Timonel"), a principio del último tercio del Siglo pasado, en la que por motivos político ideológicos, la dirigencia china decidió condenar a la entonces vilipendiada "ciencia burguesa", acto que sirvió de estímulo y pretexto para que las multitudes semianalfabetas y fanáticas, se dedicaran sistemáticamente a destruir los libros científicos que no exaltaran sus ideas políticas, y para que persiguieran a quienes se dedicaban a la ciencia; Esta campaña absurda llevó a un retroceso científico tecnológico a dicho país, proceso que afortunadamente duró poco tiempo y fue corregido para retomar la excelencia educativa dentro del camino de la ciencias, mismo que fue aunado a un proyecto de nación y que ha llevado a China a un desarrollo espectacular, que la ha convertido actualmente  en una potencia mundial en todos los órdenes.

Tal parece que los políticos de nuestro país, empeñados en destruirse mutuamente, arrastrando la estabilidad política y económica del país en sus querellas partidistas, o quizá porque ya no representan a los intereses de México, debido a que están enfermos de un profundo egoísmo, o porque padecen de una supina ignorancia de que en el mundo del conocimiento (en el que vivimos actualmente), la ciencia y el desarrollo tecnológico se han convertido, hoy más que en ningún otro período de la historia,  en herramientas de dominio y palancas impulsoras del desarrollo social y del bienestar, estos políticos se encuentran más preocupados por mantener sus privilegios (sobre todo los legisladores de oposición con su afán de obstaculizar las iniciativas del gobierno para hacerlo fracasar, sin importarles que éstas sean buenas y necesarias), que en actualizar las leyes y crear la normatividad que está exigiendo una globalización e interdependencia nunca antes conocida, aunado a que la inercia del enorme aparato burocrático que ellos mismos han creado y a la desidia parlamentaria, obstaculiza y retarda criminalmente la actualización del marco normativo, dejándonos en la indefensión como país y como sociedad, ante la comunidad internacional de los países desarrollados y prósperos, que sí han entendido que los avances tecnológicos y el desarrollo científico, comienzan por tener un sistema educativo de excelencia que nunca podrá ser sustituido por estadísticas de relumbrón o por simulaciones académicas de escuelas "patito".

Solo que mientras esperamos a que los políticos y los líderes sindicales corporativos se pongan de acuerdo, para hacer los cambios que necesita nuestro sistema educativo, y para incrementar nuestra capacidad en la investigación científico-tecnológica hasta un nivel de excelencia productiva, la brecha tecnológica que nos separa de los países desarrollados se ahonda cada vez más, condenándonos a ser solamente un país de maquiladores con mano de obra barata y usuarios de las tecnologías que otros nos quieran vender, siempre con un alto valor agregado, y también a negociar con ellos desde una posición subordinada y dependiente, debido a la dependencia tecnológica y científica que tenemos ante ellos.



AAG
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