Del Dicho al Hecho
Dinero público
Por Luis Miguel Cano López, Proceso
Al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, me gustaría preguntarle al menos una cosa: ¿cómo piensa manejar él y su gobierno los recursos económicos de nuestro país?
Lo ejemplifico un poco en varios campos. Según el voto particular del comisionado Adolfo Cuevas Teja, del Instituto Federal de Telecomunicaciones, Televisa y TV Azteca pagarán menos por las prórrogas de sus concesiones de televisión. Por supuesto, esta decisión proviene de un órgano constitucional autónomo con esa atribución y no es responsabilidad del titular del Ejecutivo. Pero me sirve como un caso inicial para cuestionar el modo en que nuestras instituciones disponen del dinero público.
Avanzo al siguiente ejemplo. En la primera quincena de diciembre se deberá remitir el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación y la Cámara de Diputados aprobará lo conducente, así que todo el tema ya será responsabilidad del nuevo gobierno. Se pregunta con enorme tino Enrique Galván, ¿de dónde saldrá el presupuesto millonario para programas sociales? Si se confirma que casi el 20 por ciento del gasto se destinará a ellos, vale la pena volver a cuestionar ¿por qué razón invertir nuestros recursos en acciones que no eliminan la pobreza?
Y cierro con el mensaje del Presidente electo al inicio de esta semana en torno al acuerdo sobre el finiquito para las empresas contratistas del proyecto del nuevo aeropuerto en Texcoco después de anunciada su cancelación. Que estén “bien y de buenas” no me impide preguntar: ¿bajo qué condiciones y con qué recursos se les saldarán sus cuentas?, ¿es algo que deberá de cubrirse con nuestro dinero público?, ¿a la luz de qué fundamentos normativos? Me lo cuestiono todavía más al pensar en otro anuncio, pero respecto del dinero invertido por algunas Afores, ¿será que los ahorros de las personas se ajusten a la baja por dicha cancelación?
En lo personal sueño con abrir tres restaurantes y seguro me animaría más si de una vez me puede asegurar el gobierno que, pase lo que pase, mis inversiones estarán garantizadas, como tengo la impresión de que acontece con las inversiones en materia de infraestructura. Aunque este comentario parezca broma que no viene al caso, lo hago porque no alcanzo a comprender por qué un mal negocio como el del aeropuerto en Texcoco debería pagarse con dinero público. Mal negocio según lo documentó PODER en un informe de escasas tres semanas.
Es bajo estas premisas que me interesa mucho indagar por la forma en que se usará nuestro dinero. La sola idea de austeridad no me brinda una respuesta suficiente. Así que con el artículo 134 de la Constitución General de México en la mano pregunto ¿cómo se administrarán con eficiencia, eficacia, economía, transparencia y honradez nuestros recursos económicos para satisfacer los objetivos a los que están destinados? De cara a su artículo 25, ¿cómo contribuirán los recursos económicos del país al desarrollo económico nacional con responsabilidad social, bajo criterios de equidad social, productividad y sustentabilidad, empleándose para lograr nuestro beneficio general, a la par que cuidándose la conservación del medio ambiente? Y en términos de su artículo segundo, apartado B, primer párrafo y fracciones I y VII, ¿con qué formulas se emplearán tales recursos para lograr el desarrollo integral e impulsar el desarrollo regional de las comunidades indígenas y equiparables –como las rurales y demás marginales–, para apoyar sus actividades productivas y su desarrollo sustentable?
Incluso ya instaurado este diálogo, bien podría adelantarnos el próximo Presidente si los recursos públicos destinados a la publicidad oficial por fin se distribuirán de manera equitativa entre los medios de comunicación. En cualquier caso, si no se logra la entrevista a la que se le invitó, en menos de un mes que ya sea autoridad quienes nos dedicamos a defender derechos humanos podremos cuestionarlo, y no sólo en el plano político, sino ante los juzgados y tribunales de amparo. Sede que curiosamente también anda por estos días muy interesada en nuestro dinero.
regina