Cuentas Claras

Problemas vs. Capacidad

2006-06-05

Les preocupa más sangrar al país para recaudar dinero y cumplir rigurosamente con el...

CIFRAS DE ESPANTO, 6ยช. PARTE


Precisamente sobre los problemas es donde se debe manifestar totalmente la capacidad del gobierno, ahí es donde el Secretario de Hacienda debería brillar para ser parte relevante de la solución de la Deuda Pública y no para agravarla aún más. Es seguro que el Presidente de la República no es un técnico en esta materia de finanzas públicas y menos va a resolver mágicamente los problemas económicos. El principal encargado de resolverlos es el secretario Francisco Gil Díaz; así como los otros miembros del gabinete.

Sin embargo, la figura de Gil Díaz como secretario de Hacienda (ex director general de AVANTEL) y la de Guillermo Ortiz Martínez como gobernador del Banco de México (con la cola muy grande del FOBAPROA), no brillan dentro de la dimensión del problema como tampoco la de los otros secretarios. Ni siquiera a la hora de hacer planteamientos y ajustes presupuestales se refieren a la Deuda Pública. Les preocupa más sangrar al país para recaudar dinero y cumplir rigurosamente con el servicio de las deudas interna y externa, que negociar y resolver el magno problema financiero y la crisis económica que provoca el costo de semejante endeu-damiento. Por esto deberíamos estar preocupados y buscando la forma de hacernos escuchar para llamar la atención y responsabilidad del gabinete económico que nos está llevando a una crisis severa de liquidez y camino a la insolvencia.

Los indicadores macroeconómicos pueden ser aceptables para las calificadoras crediticias que miden la solvencia del país, las fortunas de los ricos pueden seguir creciendo, los resultados de las empresas, corporativos y transnacionales pueden seguir siendo excelentes con el TLC; pero para el bolsillo de la mayor parte de la población esto es una mentira; y más inaceptable que las fuentes de empleo no aumenten sino que por el contrario, disminuyan o en el mejor de los casos se reduzcan las jornadas laborales. El poder adquisitivo de los salarios sigue descendiendo, aún con la baja de la inflación de la que tanto hacen alarde las instancias gubernamentales.


LAS CIFRAS MIENTEN

Las cifras siguen maquillándose y no reflejan la crisis en su exacta dimensión, como en el caso del desempleo, en cuyo censo no se agregan los nuevos empleos que la población demanda año con año, cuando llegan a la edad de trabajar o cuando egresan de los tecnológicos y universidades en busca de un empleo. De tal forma las cifras reales del desempleo se quedan cortas verdaderamente y el porcentaje oficial del 4.14 por ciento sobre la población económicamente activa (PEA) es otra falacia del gobierno.

El Presidente Vicente Fox ha mostrado su regocijo porque, dice, los indicadores del desempleo "tienden a la baja (...) lo cual es una buena señal", y se muestra satisfecho porque en Estados Unidos la tasa de desocupación casi duplica a la mexicana.

Sólo él conocerá la razón de tal regocijo y satisfacción, porque dichos indicadores son los peores de los seis años anteriores y la cacareada "tendencia a la baja" no es más que una manifestación de humor negro, amén que el creciente desempleo en el vecino país del norte lejos de aportar beneficios para México, refleja que la tan esperada reactivación estadounidense -pilar de la "política económica" del gobierno foxista- se mantiene sólo como buen deseo.

Y para reforzar las discrepancias de las cifras oficiales aquí tenemos una razón fundamental para desacreditar la información oficial. Se trata de una conclusión sobre la información del desempleo en un análisis de la Universidad Obrera, llamado "Observaciones metodológicas al cálculo de la tasa de desempleo abierto del INEGI", elaborado por Laura Juárez Sánchez, que apunta:

"Está subestimada la tasa de desempleo abierto en México. Es mucho mayor el número de personas que no tienen trabajo, que el que reconoce oficialmente el gobierno, debido a que el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) utiliza un método errático y criterios fallidos de medición. Ese instituto, para sus cálculos, cuenta como población ocupada a quienes en una semana laboran sólo una hora o un día, a cambio de un ingreso monetario, en especie o incluso "sin recibir pago alguno". Agrega además que "las encuestas nacionales de empleo no consideran a las personas que emigran a Estados Unidos, las cuales, se calcula, son alrededor de 400 mil al año, lo cual contribuye a subestimar aún más las tasas de medición".

Por ello, México, a pesar del prolongado estancamiento económico que registra, en el que no sólo no ha podido generar los empleos que la población demanda, sino que inclusive ha mandado al desempleo a cientos de trabajadores, presenta una de las tasas más bajas de desocupación a escala mundial. El estudio concluye que es muy grave que a la actual administración federal no le importe si los empleos son formales o informales, y que además señale que todos somos responsables de generar el empleo que demanda la población. Estas declaraciones ponen en evidencia a un gobierno que no tiene proyecto de nación y que no le interesa valerse de métodos improvisados para conducir la economía.

¿Qué podemos pensar sobre estas discrepancias en las cifras y los distintos enfoques que tiene el gobierno sobre la magnitud de los problemas? Simplemente que nuestros gobernantes están fuera de la realidad, viviendo en un mundo de fantasía. Su capacidad se ve rebasada por los distintos problemas que enfrentan y su ignorancia se manifiesta tal cual. No se pueden hacer planes ni resolver problemas sin información confiable y si las estimaciones son falsas.



HTM