Del Dicho al Hecho

El aeropuerto Felipe Ángeles es una obra entre fuegos políticos

2021-12-17

Vallejo agregó que esta configuración se concibió a partir de la demanda de...

Ricardo Raphael | The Washington Post

La construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) se encuentra entre dos frentes políticos muy beligerantes en México. Por ello no es sencillo investigar esta obra pública sin ser victima de información imprecisa o de plano falsa, lo cual termina sesgando el análisis.

A principio de noviembre publiqué en Post Opinión un artículo reclamando confusiones, contradicciones y lo que entonces consideré mentiras gubernamentales, a propósito de este proyecto estratégico de la administración de Andrés Manuel López Obrador. Consulté para su elaboración una larga lista de fuentes, todas secundarias, las cuales fueron referidas puntualmente.

Un mes después, el 7 de diciembre, tuve la oportunidad de visitar el AIFA y también, durante un par de horas, pude hacer preguntas al general Gustavo Vallejo, quien encabeza la construcción de esta compleja instalación aeroportuaria.

La conversación con esta fuente directa y la visita ocular al AIFA me permiten ahora complementar con información que confirma algunos de los argumentos de mi texto anterior, al tiempo que despeja varias de las confusiones y contradicciones antes referidas.

Corrobora, por ejemplo, que el AIFA no se concibió como un hub aeroportuario, es decir, un centro de conexiones aeronáuticas. También fue correcto afirmar que no todas las vías de comunicación para acceder por vía terrestre a este aeropuerto estarán listas en la fecha de su inauguración.

Sin embargo, considerando el número de posiciones directas y remotas (según documentos oficiales en mi posesión), la instalación sí estaría en condiciones de atender una demanda de 19 millones de pasajeros anuales.

Por otra parte, si bien es cierto que hasta ahora solamente dos líneas aéreas —Viva Aerobus y Volaris— han confirmado que operarán desde el AIFA, muy probablemente otras compañías se sumarán una vez que esta instalación obtenga los certificados requeridos por las normas nacionales e internacionales.

A diferencia del extinto proyecto del nuevo aeropuerto de Texcoco, el AIFA no se pensó como un hub y tampoco como un nodo vinculado vía terrestre con el Aeropuerto Internacional de Toluca (AIT) o el Internacional de la Ciudad de México (AICM).

El general Vallejo me explicó que el actual desarrollo tecnológico de las aeronaves vuelve cada día menos necesario al hub, ya que los nuevos aviones pueden acceder directamente al destino seleccionado por las personas usuarias sin que tengan que transbordar dentro de una gran instalación concentradora o viajar entre aeropuertos.

EL AIFA contará en total con 45 posiciones para vuelos comerciales: 28 de ellas serán de contacto, a través de gusanos que conducen directamente a la nave, otras cinco estarán ubicadas en una plataforma abierta próxima a la construcción principal y 12 serán posiciones remotas. Vallejo agregó que esta configuración se concibió a partir de la demanda de las propias líneas aéreas y es adecuada para dar servicio al volumen de pasajeros esperado.

Ahora bien, respecto a las vías de acceso terrestre, no todas las que están previstas serán estrenadas al mismo tiempo que el aeropuerto, en marzo del próximo año. Entre las que habrán de esperar a 2023 destacan la línea del tren suburbano que conectará a la estación de Buenavista con el AIFA y la línea 4 del autobús de pasajeros conocido como Mexibús.

En cambio, sí se prevé la terminación de las obras públicas relacionadas con dos vialidades principales: el Circuito Exterior Mexiquense y la ampliación en varios carriles de las carreteras que unen a las ciudades de México y Pachuca.

El tren interurbano Buenavista-Santa Lucía es una obra de inversión público-privada. La empresa responsable del tramo más largo (16 kilómetros) corre a cargo de la constructora francesa CAF y el resto (ocho kilómetros) de los ingenieros militares responsables del AIFA. La construcción del tramo más largo lleva un retraso y por eso la obra no estaría lista sino hasta principios de 2023.

Una vez concluida, el viaje desde Buenavista hasta el AIFA tomará 38 minutos. Esto querría decir que, desde el centro de Ciudad de México, se emplearía poco menos de una hora de viaje. Y el trayecto recorrido por las líneas 1 (Ojo de Agua) y 4 (Indios Verdes) del Mexibús, tomaría alrededor de una hora y media, considerando también como punto de partida el centro de la ciudad. Las autoridades han informado que la línea uno funcionará correctamente a partir de marzo de 2022, pero todavía no hay fecha de terminación para la línea cuatro.

Hasta ahora, el conjunto de las obras viales sí lograría resolverse para la fecha de inauguración. A partir de ellas, el viaje promedio en automóvil tendría una duración promedio de una hora con 20 minutos.

Desde el centro de la ciudad se requerirían 60 minutos, desde Pachuca una hora con 15, desde Toluca una hora y media, desde el AICM una hora con 15, desde Santa Fe una hora con 20, y desde Cabeza de Juárez una hora con 10 minutos. El promedio de tiempo para estos recorridos no es superior al observado en la mayoría de los aeropuertos internacionales de las principales ciudades del mundo.

Sobre las líneas que utilizarán el AIFA desde su inauguración, hay trámites de certificación que se encuentran en proceso. La principal certificación es responsabilidad de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) quien, según el general Vallejo, ha acompañado desde el primer momento la planeación, el diseño y la ejecución de las obras del AIFA. Por tanto, no se esperaría que ese organismo vaya a negar los permisos correspondientes. Además de la OACI, también ha sido consultada permanentemente la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por su sigla en inglés) y la Agencia Federal de Aviación Civil.

De acuerdo con el responsable de la construcción del AIFA, la orientación de las tres pistas del nuevo aeropuerto las vuelve compatibles con las operaciones del AIT y el AICM. A lo anterior se suma el rediseño del espacio aéreo que, aprovechando la tecnología satelital, permitirá que las naves vuelen a distintas altitudes.

Una obra tan compleja como el AIFA y un asunto tan políticamente relevante como su puesta en marcha despiertan interés y por tanto demanda de datos confiables. Trascender la polarización política solo será posible si, entre otros, el periodismo continúa investigando para despejar dudas, corregir distorsiones y corroborar información.



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