Nacional - Seguridad y Justicia

Semana de violencia del narco inquieta a mexicanos

2022-08-15

La alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero, sonó muy diferente el viernes, cuando...

Por ELLIOT SPAGAT y FABIOLA SÁNCHEZ

Los tiroteos y los incendios provocados por los cárteles del narcotráfico en cuatro estados en el transcurso de varios días la semana pasada han hecho que los mexicanos se pregunten por qué lo hicieron y qué es lo que quieren las bandas criminales.

Los ataques causaron la muerte de 11 personas, entre ellas un niño y cuatro empleados de una emisora de radio que fueron baleados azarosamente el jueves en las calles de Ciudad Juárez, limítrofe con El Paso, Texas.

Dos días antes, más de dos docenas de tiendas de una conocida cadena minorista nacional fueron incendiadas en el estado de Guanajuato. En el vecino estado de Jalisco se le prendió fuego a coches y autobuses. Y una veintena de vehículos fueron quemados el viernes en ciudades de la frontera con California.

El gobierno federal desplegó soldados y elementos de la Guardia Nacional para calmar los temores de la población, pero el estallido de violencia generó dudas sobre la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador de poner toda la responsabilidad de la seguridad pública en manos de los militares en lugar de en las fuerzas policiales civiles.

Algunos rápidamente calificaron los incendios provocados y los ataques con armas de fuego como terrorismo, aunque el gobierno lo negó. El secretario de Gobernación (Interior), Adán Augusto López, afirmó que “no son atentados terroristas; no hay que magnificar los hechos”.

Pero no está claro cuál era el objetivo.

“Yo creo que la instrucción que le dieron a estos sicarios era generar caos”, estimó el analista de seguridad mexicano Alejandro Hope. “Generar caos, genera incertidumbre, genera miedo. Dispara a lo que se mueva. Eso, porque eso sí es generar terror”.

Pero, acotó, el terrorismo “implica intencionalidad política... No sé cuál sería la intecionalidad política en este caso”.

López Obrador insinuó el lunes que los atentados eran parte de una conspiración política en su contra por parte de opositores que él llama “conservadores”, y sostuvo que “no hay ningún problema mayor” de seguridad.

“Yo no sé si haya conexión o mano negra, si se haya instrumentado esto, si se haya articulado”, manifestó. “De lo que no tengo duda es de que nuestros opositores, los conservadores corruptos, sí ayudan en la propaganda negra”.

El secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval, afirmó más tarde que los cárteles habían arremetido porque han sido debilitados.

“Quieren sentirse aún fuertes y generan situaciones de violencia donde a manera de publicidad puede estar mandando sus mensajes que aún son fuertes”, declaró.

La alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero, sonó muy diferente el viernes, cuando lanzó un inusual exhorto público a los cárteles para que dejaran de atacar a civiles inocentes.

“Le decimos al crimen organizado, a quien está cometiendo estos delitos, que Tijuana se va a permanecer en activo cuidando a los ciudadanos”, manifestó Caballero en un mensaje por video. “Y también les pedimos que cobren las facturas a quienes no les pagaron lo que les deben, no a las familias, no a los ciudadanos que trabajan”.

Las calles del centro de Tijuana estaban concurridas el lunes después de un fin de semana inusualmente tranquilo de citas médicas canceladas y restaurantes cerrados.

El lunes por la mañana, los peatones esperaron más de tres horas para entrar en Estados Unidos por el cruce fronterizo de San Ysidro, que conecta Tijuana y San Diego. No había un aumento visible de la presencia de seguridad en el centro de Tijuana.

Omar García, quien maneja un puesto de souvenirs cerca del cruce fronterizo de Tijuana, dijo que el turismo se evaporó durante el fin de semana. Se sintió animado por el intenso tráfico del lunes, pero dijo que la violencia podría traducirse en una sacudida económica para su negocio.

“Son golpes que vienen de vez en cuando”, dijo García, de 34 años, quien ha vendido recuerdos en el cruce fronterizo desde que era un niño. “Dependemos al 100% del turismo. Si se asustan, no vienen”.

José Andrés Sumano Rodríguez, profesor y especialista en seguridad del Colegio de la Frontera Norte, en la ciudad norteña de Matamoros, dijo que la decisión de atacar a los civiles fue bien pensada.

Los cárteles “han aprendido que cuando presionan por el lado de generar terror y de ataques a civiles, les da buenos resultados”, explicó. “En muchas ocasiones es mucho más efectivo hacer esto que un enfrentamiento directo con las fuerzas armadas, donde casi siempre van a perder”.

Para el analista de seguridad David Saucedo, los ataques fueron “narcoterrorismo”, y señaló que el Cártel Jalisco Nueva Generación estaba detrás de la violencia en los estados de Guanajuato y Baja California.

Saucedo dijo que se ha producido un cambio en la política antidrogas de México desde el año pasado, cuando los soldados apostados en retenes simplemente se limitaban a observar cómo los cárteles luchaban por el control del estado occidental de Michoacán con drones equipados con bombas, artefactos explosivos improvisados y minas terrestres.

México ha hecho más intentos de capturar a los capos de la droga a últimas fechas, algo que López Obrador dijo anteriormente que no le interesaba. Los infantes de Marina mexicanos capturaron en julio al narcotraficante fugitivo Rafael Caro Quintero, acusado del asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena en 1985.

Y las incautaciones de laboratorios de metanfetaminas y del opioide sintético fentanilo han aumentado considerablemente en los últimos meses.

Saucedo cree que el cambio pudo haber enfadado a los cárteles.

“Hay un viraje... en la estrategia de combate a los cárteles de la droga. El presidente Andrés Manuel, que ha sido muy criticado por su estrategia de abrazos y no balazos recientemente, me parece que, debido a presiones del presidente Joe Biden, está cambiando y finalmente está cediendo y aceptando la captura de narcotraficantes de alto perfil”, señaló.

La chispa que desencadenó el caos en Jalisco y Guanajuato la semana pasada fue, al parecer, que los militares se toparon con una reunión en la que participaba un jefe del cártel de Jalisco. Sandoval, el secretario de Defensa, dijo que los soldados no lo sabían y que sólo intentaban interceptar un convoy del cártel.

“Me parece que el narcoterrorismo del Cártel Jalisco Nueva Generación sí es una reacción, una reacción a este viraje que está teniendo el presidente”, indicó Saucedo. “Si el presidente mexicano sigue con esta estrategia de captura de integrantes de alto perfil del Cártel Jalisco, el Cártel Jalisco va a responder con actos de narcoterrorismo en los estados que controla en su vasto imperio”.

Sandoval aseveró que no ha habido ningún cambio de estrategia.

“No es que buscamos al líder…no es que se centren las operaciones en determinados niveles de la organización”, dijo.

“Tenemos que saber dónde emplear esa fuerza, dónde utilizarla, la cantidad de personas que tenemos que mandar para reforzar, los lugares específicos, y saber dónde tenemos que actuar para poder garantizar la seguridad”, añadió Sandoval.

Negó que el gobierno no esté siendo reactivo, y señaló que en 19 de los 32 estados de México la Guardia Nacional ya tiene números superiores a los de las autoridades estatales. “Es parte de una estrategia que ya está planteada y que la vamos aplicando conforme se va analizando”

Ya había habido actos terroristas de este tipo. En junio del año pasado, una facción del Cártel del Golfo entró en Reynosa, en la frontera con Texas, y mató a 14 personas que las autoridades identificaron como “ciudadanos inocentes”, como parte de un plan para desbancar a una facción rival que controlaba Reynosa.

Ana Vanessa Cárdenas, coordinadora del programa de relaciones internacionales de la Universidad Anáhuac Mayab en Mérida, dijo que con cualquier otro presidente se habría destituido a la mitad del gabinete de seguridad, habría consultas con expertos internacionales y se estaría trabajando en una nueva estrategia de seguridad. Pero no espera ningún cambio por parte de López Obrador, quien, considera, no quiere reconocer la situación.

“Vemos una total militarización de la seguridad y del país, que es el último escalón; eso es lo que preocupa”, señaló. “Si ya teniendo el último escalón en la seguridad tenemos un incremento de la violencia, de los homicidios, del control del narco... entonces, ¿para dónde?”.



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