Reflexiones

«¿Qué está escrito en la Ley?

2023-10-09

La clave es amar. Si buscamos la vida eterna, sabemos que el amor es la propuesta de Jesús...

Llucià Pou Sabaté

¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?’”

El Evangelio del día de hoy, se refiere a una parábola de Lucas, de las más bonitas: "El buen Samaritano", dando Jesús con ella respuesta a un Doctor de la Ley sobre una pregunta capciosa, como en otras ocasiones ya lo habían hecho otros, pero grande sería su sorpresa con la respuesta que le da con esta analogía. A buen entendedor, pocas palabras. Asi respondía Jesús que intuía la intención malintencionada de los fariseos.

-“En esto, un Doctor de la Ley le preguntó a Jesús: ‘Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?’” Pregunta similar a la del “joven rico”. Siempre los hombres han esperado "otra vida". Jesús también habló a menudo de ella, y aun decía que esa vida eterna ya ha comenzado, está en camino, si bien inacabada, naturalmente. ¿La deseo? ¿Pienso en ella? ¿Comienzo a vivirla? También es bueno considerar qué respuesta doy, pues podemos reducir la vida cristiana a cumplir obligaciones piadosas, pero Jesús dice más…

-“Jesús le pregunto: ‘¿Qué está escrito en la Ley?’ El jurista contestó: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda la mente... Y a tu prójimo como a ti mismo’... Jesús le dijo: ‘Bien contestado. Haz eso y tendrás la vida’”. Y ante la pregunta de “-¿Quién es mi prójimo?” Jesús concreta: -“Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó... Lo asaltaron unos bandidos y lo dejaron medio muerto, al borde del camino... Pasó un sacerdote y luego un levita que lo vieron y pasaron de largo...” Quedan muy mal parados el sacerdote y el levita, ambos judíos, ambos considerados como "oficialmente buenos". “Pero un samaritano... al verlo le dio lástima, se acercó a él y le vendó las heridas, lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada... ¡Anda, haz tu lo mismo!” Amar no es, ante todo, un sentimiento; es un acto eficaz y concreto: los samaritanos eran odiados por los judíos, y fue uno de ellos al que presenta Jesús como misericordioso. “¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo...?”

La clave es amar. Si buscamos la vida eterna, sabemos que el amor es la propuesta de Jesús es clara: «Vete y haz tú lo mismo». Vivir la realidad del amor, venciendo las discriminaciones sociales, algo que brota del corazón de la persona. San Juan de la Cruz nos recuerda que «al atardecer de la vida te examinarán del amor».

En la película “Las sandalias del pescador” en su discurso final, el protagonista que hace de Papa recién elegido habla de esta atención a los necesitados… repartir los bienes. Quizá unas formas nuevas de repartirlos sea el hacerlos fructificar con buenas inversiones, puestos de trabajo… pero la clave está en hacer de buen samaritano. ¿Dónde quedamos retratados nosotros?, ¿en los que pasan de largo o en el que se detiene y emplea su tiempo y su dinero para ayudar al necesitado? ¡Cuántas ocasiones tenemos de atender o no a los que encontramos en el camino: un hijo en edad difícil, un amigo con problemas, un familiar menos afortunado, un enfermo a quien nadie visita. Claro que resulta más cómodo seguir nuestro camino y hacer como que no hemos visto, porque seguro que tenemos cosas muy importantes que hacer. Los primeros que pasaron sabían muchas cosas. Pero no había amor en su corazón. El buen samaritano por excelencia fue Jesús: él no pasó nunca al lado de uno que le necesitaba sin dedicarle su atención y ayudarle eficazmente. Al final de la historia el examen será sobre eso: "me disteis de comer... me visitasteis". La voz de Jesús suena hoy claramente para mí: "anda, haz tú lo mismo" (J. Aldazábal).



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