Entre la Espada y la Pared

La tortura en Corea del Norte espera a los deportados de China

2023-12-21

"Pero al menos su esperanza, y la nuestra también, es que este tipo de atención...

Nina Werkhäuser, Esther Felden | DW

Tras 25 años en China, una mujer norcoreana fue deportada y desapareció sin dejar rastro. DW examina el destino de los norcoreanos repatriados a la fuerza por Pekín.

El 9 de octubre de 2023, Kim Cheol Ok realizó una apresurada llamada telefónica para informar a su familia de su inminente deportación a Corea del Norte. Ese día, Cheol Ok y otros 500 norcoreanos residentes en China fueron repatriados a la fuerza. Su hermana mayor en Londres, que logró escapar durante la gran hambruna de la década de 1990, teme por su vida.

"Estoy segura de que la están golpeando", dice Kim Kyu Li a DW, en su piso de Londres, donde vive exiliada. En Corea del Norte, los prisioneros suelen morir de hambre y enfermedades causadas por la desnutrición. "Comen ratones y cucarachas y enferman por ello", asegura Kyu Li.

Del campo a la cárcel

Cuando Cheol Ok llegó a China con solo 14 años, un traficante la casó con un hombre 30 años mayor que ella. Juntos tuvieron una hija, que es ciudadana china.

Sin embargo, Cheol Ok nunca obtuvo un permiso de residencia chino y, durante 25 años, vivió recluida en una zona rural de la provincia nororiental china de Jilin. Trabajó en el campo y más tarde en restaurantes. Su marido la trataba bien a pesar de las circunstancias, según su hermana Kyu Li.

Pero todo cambió a principios de este año. En abril de 2023, fue detenida por la policía china, presumiblemente durante un intento de abandonar el país. "Ella no hizo nada. Su único delito fue haber nacido en Corea del Norte", dice Kyu Li.

Viejas heridas

La deportación de Cheol Ok a Corea del Norte ha abierto heridas en su familia que nunca se han cerrado del todo. Junto a Kyu Li, una segunda hermana mayor reside ahora en Londres. Kim Yu Bin fue deportada en su día de China a Corea del Norte antes de conseguir escapar. El recuerdo de sus propios abusos y maltratos la persigue hasta hoy. "Desde que detuvieron a mi hermana, tengo pesadillas terribles", cuenta a DW.

Yu Bin cuenta que su hermano murió bajo custodia norcoreana y que los detalles de su angustiosa muerte se los contaron otros presos que consiguieron escapar. "Lo mataron a golpes, lo metieron en un saco de arroz y lo tiraron a la basura", dice. "Me rompió el corazón". El mayor temor de la familia es que Cheol Ok corra la misma suerte.

Otros como ella

DW también habló con otros norcoreanos que habían sido deportados a su país de origen desde China antes de conseguir finalmente escapar a Corea del Sur. Dicen que los trataron de forma inhumana mientras estuvieron detenidos.

"Nos trataron como si fuéramos menos que animales", afirma Lee Young Joo, de 50 años, en una entrevista en vídeo desde su casa en Corea del Sur. La golpearon con frecuencia durante los interrogatorios.

"Si dudaba un segundo en responder a las preguntas, ya tenían preparada la porra para torturarme", explica. "Me golpeaban por todas partes, incluidas la cabeza y la cara".

"Criminales políticos"

Durante la pandemia de COVID-19, el régimen de Pyongyang mantuvo las fronteras del país rigurosamente cerradas durante tres años y medio. Tras la apertura, en verano de 2023, Corea del Norte y China habrían acordado repatriar a un gran número de norcoreanos.

Más de 1,000 testimonios han sido recopilados por Korea Future, una organización que documenta los abusos contra los derechos humanos en el sistema penitenciario norcoreano.

Los norcoreanos que consiguen escapar del país y son repatriados se enfrentan a un brutal proceso de interrogatorio destinado a determinar sus motivos para marcharse. ¿Huyeron para escapar de la pobreza o intentaban llegar a Corea del Sur? El régimen considera esto último un crimen especialmente atroz, ya que Corea del Sur es considerada su archienemiga.

Pyongyang también persigue a diplomáticos que desertaron y a piratas informáticos que en su día estuvieron a sus órdenes en China, según información obtenida por DW.

"Los detenidos, independientemente de si son clasificados como criminales económicos o políticos, sufren tortura posicional", dice Yoo Suyeon, de Korea Future. "Esto significa que se les obliga a permanecer sentados con las piernas cruzadas durante más de 12 horas diarias. Cualquier movimiento o sonido puede dar lugar a un castigo individual o colectivo".

Pekín mira para otro lado

A pesar de las crecientes denuncias de tortura en Corea del Norte, China sigue deportando norcoreanos a su país de origen.

"En realidad, China tiene la obligación, tanto en virtud de la Convención sobre los Refugiados como de la Convención sobre la Tortura, de no devolver a personas a países donde podrían ser torturadas", afirma el experto en derecho internacional Ethan Hee-Seok Shin, del Grupo de Trabajo sobre Justicia Transicional , en Corea del Sur, que presentó una petición a la ONU en nombre de Cheol Ok.

A principios de este año, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos pidió a China, el aliado más cercano de Pyongyang, que pusiera fin a la repatriación forzosa de norcoreanos, alegando que podría "ponerlos en peligro de sufrir graves violaciones de los derechos humanos, como detenciones arbitrarias, torturas, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales".

Pero Pekín ha rechazado las acusaciones, afirmando que "actualmente no hay pruebas de tortura o de las llamadas 'violaciones masivas de los derechos humanos' en Corea del Norte".

En cambio, China clasifica a los norcoreanos como migrantes económicos irregulares y no como refugiados, negándoles de hecho la protección de la Convención de Ginebra sobre los Refugiados.

Esperanza e incertidumbre

Es poco probable que Kim Cheol Ok salga de prisión, afirma Ethan Hee-Seok Shin, cuya organización apoya a su familia.

"Pero al menos su esperanza, y la nuestra también, es que este tipo de atención internacional haga más difícil que las autoridades norcoreanas abusen de ella o la torturen".



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