Vox Dei

«Tú eres el Hijo de Dios»

2024-01-18

Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú...

Evangelio, Marcos 3,7-12

«Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente»

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a Él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios». Pero Él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.

Reflexión

D. José Vicente Vila Castellar, OP

«Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente"»

Marcos en este capítulo de su evangelio, nos relata el comienzo de la vida pública de Jesús.

Refiere primero el ministerio de Juan y el Bautismo de Jesús, luego las tentaciones en el desierto y a continuación cómo se retira a Galilea, su tierra, para comenzar el anuncio del Reino de Dios.

La gente, al principio, sorprendida por lo que decía y hacía, acudía en masa en su búsqueda, llevando toda clase de enfermos, intentando tocarlo para conseguir su curación.

La fama atravesó fronteras y acudía gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania e incluso de los territorios de Tiro y Sidón.

Las gentes buscaban una salvación, pero la mayoría quería una salvación puramente material, el hecho de creer que se les va a liberar de cualquier tipo de opresión, hace que la búsqueda de Jesús sea abrumadora, pero sin llegar a entender que la salvación que predica, no se queda solo en lo material, sino que persigue la trascendencia del Reino de Dios, y tanto es así que hasta los espíritus inmundos lo reconocen y gritaban “Tú eres el Hijo de Dios”, pero Él les prohibía que lo dieran a conocer.

Los hechos sorprendentes y extraordinarios nos mueven e impulsan nuestro ánimo, pero ¿nos seduce únicamente lo llamativo?, ¿somos capaces de ver que, tras lo sorprendente, existe un mensaje mucho más profundo?

No nos quedemos con lo puramente material y superficial, busquemos la buena noticia de Jesús, abrámosle nuestro corazón, limpio de todo egoísmo, y confiemos totalmente en Él, que es la Palabra viva del Padre y que nos manda al Espíritu que nos ayudará a abrir nuestros ojos y oídos a su mensaje de Amor y Paz.



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