Policrato Philodemos

Plataformas petroleras

2007-12-04

Lo anterior viene a cuento cuando analizamos las justificaciones que aducen para evadir la...

Secuelas de la corrupción e ineficiencia

Adorar al becerro de oro y al poder lleva a la corrupción, que son formas extremas de estupidez y vesania, cuando lucro y ambición sacrifican vidas humanas.

Los ambiciosos y rácanos suelen pensar que el resto de la gente está compuesta por imbéciles a los que puede engañar fácilmente, y acaban por ser ellos los imbéciles al creer y afirmar sus propias mentiras, por eso es que siempre utilizan argumentos imbéciles para exculparse de las tragedias que provocan.

Lo anterior viene a cuento cuando analizamos las justificaciones que aducen para evadir la responsabilidad que les incumbe, sobre la tragedia ocurrida en las plataformas petroleras que colisionaron en la Sonda de Campeche durante el paso del frente frío que azotó hace unos días el área marítima del Golfo de México, en donde perdieron la vida 22 trabajadores, más un desaparecido de los que operaban en dichas plataformas.

Según la prensa escrita y del espacio radioeléctrico, diferentes autoridades y aprendices del quehacer marítimo, así como pseudos periodistas en busca de notoriedad, han dado múltiples explicaciones que van desde achacar la tragedia y el supuesto accidente a los fuertes vientos, a la intensidad de la marejada, a la falta de mantenimiento en el equipo de salvataje marítimo y en las mismas plataformas, a la corrupción al interior de la empresa paraestatal conocida como PEMEX, así como a la dirigencia de su sindicato corporativo, a las compañías particulares que trabajan para dicha paraestatal, etc. etc., argumentos que pueden tener visos de verdad en las responsabilidades del siniestro y de la pérdida de vidas humanas, pero es evidente que lo que se escamotea a la ciudadanía y a la opinión pública, es la absoluta incompetencia y apatía criminal (valemadrismo), de quienes fungen como responsables de las operaciones en dichas plataformas de explotación marítima petrolera.

Esta afirmación descansa en la absoluta ausencia de la más elemental prevención que debió seguirse ante el pronóstico meteorológico, anunciado desde 72 horas antes de que se sintieran los efectos del frente frío en la Sonda de Campeche, así como el poco valor que se le ha dado a la capacitación del personal que opera dichas plataformas, sobre todo en la naturaleza de los procedimientos para el manejo y mantenimiento del equipo de salvataje ("Mandarinas"), y en los ejercicios previos de adiestramiento para el abandono de las instalaciones petroleras en alta mar (zafarranchos se les conoce en el argot marinero), bajo condiciones extremas de mal tiempo, adiestramiento que necesariamente exige tiempo (académico y de prácticas "in situ"), así como dinero, tanto de las compañías privadas como de la paraestatal PEMEX.

De antemano y con más de 72 horas de antelación se sabía que un frente frío (vientos fuertes del Norte), con intensidades violentas sostenidas de 90 Km./hora, y rachas de 130 Km./hora, provocarían fuerte marejada con mar montañosa de olas estimadas de 6 a 8 metros de altura y fuertes corrientes oceánicas, dada la cercanía que presentaban las isobaras de presión atmosférica en el mapa sinóptico de previsión del tiempo climático, así como las fotografías satelitales que también señalaban la naturaleza del temporal que necesariamente impactaría la zona en donde se encuentran las plataformas petroleras, motivos por los que cualquier verdadero profesional del mar hubiese mandado a los buzos adscritos a las plataformas a revisar los anclajes que las mantienen en posición (cosa que no se hizo), para evitar que éstas pudieran derivar y/o colisionar sus estructuras (como sucedió), dañando las tuberías por donde se bombea el hidrocarburo crudo y el gas que acompaña a cualquier yacimiento petrolero en explotación.

De la misma manera, después de haber asegurado la posición de las plataformas (como se hace antes de un huracán), y con toda antelación al impacto del meteoro, buscando la seguridad física del personal se debió haber procedido a desembarcar y trasladar a tierra al personal que operaba en las plataformas (cosa que tampoco se hizo), aunque esto hubiese tenido un costo económico para PEMEX y para las compañías que le trabajan en estos sitios de explotación petrolera marítima.

A los responsables que debieron de haber tomado estas decisiones (quienes de seguro no se encontraban a bordo de dichas plataformas petroleras en la Sonda de Campeche, durante el impacto del meteoro), se les puede acusar de:

1.- Apatía criminal.

2.- Omisión profesional por desentenderse irresponsablemente del riesgo mortal en que dejaron a sus empleados.

3.- Ignorancia o estupidez.

4.- Corrupción y avaricia, por haber querido ahorrar dinero evitando que se hiciera el mantenimiento del equipo, tal y como lo establecen los manuales correspondientes, así como por desentenderse irresponsablemente de la evacuación del personal adscrito en las plataformas.

Cabe señalar también que este lamentable suceso, que no accidente, ha dado motivo para que las fuerzas políticas contrarias al gobierno, muestren su cara mezquina y oportunista, como ignorantes que son de lo que acusan y del medio marítimo en condiciones de tormenta, así como de la explotación petrolera en la mar, pero que señalan culpables a modo y de manera conveniente a sus intereses, provocando amarillismo mediático (dado que el escándalo siempre explota el morbo popular, ayuda a la venta de periódicos y vende tiempo en el espacio radioeléctrico), para recoger y denostar los escombros que queden de sus oponentes políticos a los que acusa, sin que se tomen la molestia de analizar de manera profesional los hechos en que se perdieron 22 vidas humanas, un desaparecido, y una severa contaminación marina, cuyos efectos están por medirse en sus repercusiones económicas, ambientales, y turísticas a futuro.



EEM

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