Nacional - Economía

Compran lo esencial o hacen malabares para terminar 2008

2008-12-29

En una tienda departamental en el Norte de la Ciudad de México, hay gente que apenas lleva...

Francisco Ciprián

México, (Notimex).- Algunos pueden acudir al supermercado o tiendas departamentales para comprar lo esencial, artículos básicos y algunas prendas de vestir; otros, "estiran" los recursos para enfrentar compromisos básicos y se preparan para cerrar el año en las mejores condiciones posibles.

Elsa es jubilada, como Jorge, de 72 años. Administran sus ingresos y eso les permite hacer compras sin caer en la tentación de despilfarrar aguinaldo y prestaciones de fin de año; pero otros buscan cómo pagar la renta o enfrentar el Día de Reyes.

"Ha pegado un poco el alza de precios este fin de año, pero hay que economizar y gastar lo menos posible. No tengo tarjetas de crédito ni hice cena de Navidad, tenemos que cuidar el dinero", aseguró Elsa Juárez, jubilada de 55 años, luego de hacer sus compras en un centro comercial.

Pese al embate de la crisis financiera mundial, algunos mantienen optimismo frente al próximo año y, de hecho, se convierten en expertos a la hora de decidir gastos, incluidos los que se hacen con tarjeta de crédito.

"Procuro hacer los gastos absolutamente necesarios, no estamos en bonanza para compras inútiles. Nunca gastamos de más. Tengo un par de tarjetas y las abono puntualmente, no tengo temor a un aumento en las tasas de interés porque las manejo muy bien", detalló Jorge Torres, jubilado de 72 años.

En supermercados se percibe que los compradores han decidido guardar la cartera. En una tienda departamental de Buenavista, en el Norte de la Ciudad de México, hay gente que apenas lleva tres o cuatro bolsas, con el carrito ni siquiera a la mitad de su capacidad.

Igual en restaurantes vecinos al complejo comercial: hay un buen número de comensales, pero también lugares disponibles. Y en una tienda departamental, donde abundan prendas de vestir, se aprecia una tarde común y corriente, no la de un año que está por expirar, sin ríos de gente ávida de adquirir un regalo.

"Los precios subieron un poco. El año pasado compré más cosas, ahora tuve que administrar bien mi aguinaldo. No teníamos deudas pero sí salimos de algunos compromisos y compramos algo de ropa", sostuvo Víctor Hugo Silva, electricista de 33 años de edad.

Asegura que lo que más le ha afectado son las alzas de la gasolina, pero eso no le impidió ahorrar para hacer frente al primer trimestre del año: "Resuelto no lo tenemos, pero hay un guardadito. No soy pesimista, al contrario, hemos salido de peores (crisis)".

Pese a algunos pronósticos económicos poco alentadores, en el ánimo de los capitalinos existe la certeza de que el remedio ante la crisis es gastar poco y bien, además de cuidar el empleo, lo cual se ve reflejado a la hora de hacer las compras de fin de año.

"Se ve difícil la situación. Desde luego que los precios subieron más que los sueldos, pero creo que trabajando, teniendo la mente positiva y cuidando el trabajo podemos salir adelante", expresó Graciela Silva, contadora de 38 años de edad.

Pero también existe la otra cara, la de la preocupación por la llegada del Año Nuevo y los Reyes Magos, porque el final de 2008 llega con compromisos básicos por saldar y con muy poco en el bolsillo para hacerlo.

"Me preocupa la cena de Año Nuevo y los juguetes de Reyes para mis hijos, pero me preocupa más que no tengo para pagar la renta atrasada de este mes", señaló Irma García, madre de dos hijos que no rebasan los 10 años.

Irma no tiene presupuesto para comprar en alguna tienda departamental, así que después de surtir el reducido "mandado" dominical, aprovechó para hurgar aquí y allá en los puestos que, como estela, cubren las acera del modesto barrio de San Felipe de Jesús, el enorme tianguis que cada domingo se instala en la zona.

El problema se complica porque doña Irma, de 35 años, vende tacos con su esposo en una escuela pública, y en vacaciones simplemente no hay ingresos. Debe esperar el aún lejano 7 de enero, cuando se reanuden las clases, para tener trabajo e ingresos.

"No sé cómo le voy a hacer. Tengo un préstamo en Crédito Familiar, que no he podido pagar y mis hermanos ya no pueden prestarme. Creo que vamos a tener que cenar cualquier cosa y a los niños a ver si les compramos algo en el tianguis. Lo que no puede esperar es la renta, porque el dueño ya me la tiene sentenciada".

Desgraciadamente, no hay mucho que escoger en los improvisados puestos tendidos en el piso. Lo presuntamente original se cotiza en cientos de pesos, y el resto sólo son baratijas. Muñecas para las niñas y juguetes bélicos para los varones; todos de pésima calidad y en empaques llenos de polvo y marchitos por los rayos del sol.

Como para la señora García, José Reyes, vecino del rumbo y ayudante en un taller mecánico, la palabra "administración" es un mero eufemismo, porque tiene muy poco que administrar. Oriundo de Oaxaca y con 10 años en el Distrito Federal, tiene tres hijos que apenas puede alimentar con un sueldo de 800 pesos semanales.

"Con lo que gano no podemos pensar en hacer una cena", señaló; "si acaso, el 31 iremos a casa de mi hermano a cenar. Juguetes (de Reyes) tampoco creo que haya, sólo algo sencillo. Apenas tenemos para comer, ya con eso nos damos por bien servidos".



AGVR

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