Nacional - Economía

Caída en el gasto social propició más empobrecimiento

2009-07-20

Según la encuesta, en 10 por ciento de la población, donde el promedio de ingreso...

Juan Carlos Miranda, La Jornada

Luego que un informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reveló que entre 2006 y 2008 el nivel de desigualdad social se incrementó en México, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) consideró que el fenómeno obedeció a la reducción de las remesas de dinero precedentes de Estados Unidos y a la "regresividad" del gasto gubernamental en programas de apoyo a los hogares de menos recursos.

El organismo, dependiente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), consideró que estos dos factores, aunados a la desaceleración de la actividad económica nacional, provocaron que las familias más pobres del país reportaran la mayor disminución en su poder adquisitivo, mientras quienes poseen las percepciones más altas mantuvieron su poder de compra.

En su publicación semanal Análisis económico ejecutivo, el CEESP precisó que según los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2008, el ingreso corriente total de los hogares se contrajo 1.6 por ciento en términos reales.

Según la encuesta, en 10 por ciento de la población, donde el promedio de ingreso trimestral de los hogares es de 6 mil 116 pesos, esa contracción fue de 8 por ciento. En contraste, los mexicanos con los ingresos más altos prácticamente mantuvieron su poder de compra.

El organismo del sector privado señaló que mientras las remesas de mexicanos en Estados Unidos comenzaron a descender por el deterioro de la economía del país vecino, programas como Progresa y Oportunidades, así como los apoyos de beneficio directo para la salud, alimentación y educación proporcionados por la Secretaría de Desarrollo Social, los subsidios del Procampo y los programas de becas mostraron una tendencia regresiva.

Agregó que la pérdida de empleos, el aumento en el endeudamiento de los hogares y el incremento de precios en productos básicos, en especial alimentos, impulsó la pérdida de poder adquisitivo de las familias mexicanas y generó una disminución real de 12 por ciento en el gasto público entre 2006 y 2008.

"Evidentemente, esto propició que la estructura del gasto se modificara, toda vez que mientras en 2006 los hogares destinaban 29.4 por ciento de su gasto al consumo de alimentos, bebidas y tabaco, en 2008 ese porcentaje se elevó a 33.6 por ciento, señal de que la posibilidad de adquirir otros bienes se redujo significativamente", afirmó el CEESP.



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