Nacional - Economía

Gobernadores quieren más presupuesto para gastar en obras como un patinódromo

2009-11-06

La lluvia de extrañas solicitudes para captar recursos ya están depositadas en el...

México, Terra México.- Esa sensación desenfrenada de gastar de manera excesiva e innecesaria ya se está manifestando. De hecho ha empezado a correr como pólvora, cita El Semanario en su edición de hoy.

La Cámara de Diputados, que hoy recibe las peticiones presupuestarias para 2010, ha sido tomada por una masa de la administración pública que desea sólo una cosa: gastar a manos llenas, con absoluta libertad y con un fiscalizador que se tape los ojos ante el dispendio.

La lluvia de extrañas solicitudes para captar recursos ya están depositadas en el Congreso, que el 15 de noviembre aprobará el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2010.

Así, los gobernadores, que serán de los ganadores en este proceso, piden de la manera más atenta dinero para un patinódromo, para levantar gradas en una cancha de futbol, para una laguna y una iglesia, entre muchas otras cosas.

De acuerdo con expertos y diputados en funciones, el PEF 2010 -que no será modesto pues contempla el uso de más de 3 billones de pesos- podría caer en las redes de la opacidad ya que siguen a la deriva la transparencia y rendición de cuentas en buena parte de la administración pública.

Iztel Checa, investigadora del Centro de Análisis e Investigación Fundar, explica la mala práctica: "Siempre hay mucho énfasis en solicitar recursos, pero no hay iniciativas para darle seguimiento al gasto. Nadie, ni siquiera la oposición, se interesa en ello. (Los partidos) le echan ganas a la hora de solicitar recursos, pero para fiscalizarlos se ponen una venda en los ojos".

Al respecto, Vidal Llerenas, secretario de la Comisión de Presupuesto, reconoce que el buen uso del PEF 2010 está en suspenso porque no hay la garantía de que los servidores públicos ejecuten un gasto con calidad.

"Falta mucho trabajo para seguir el destino de los recursos. Hay entidades en las que, cuando entra el gasto, no es fácil seguirlo. Pero si hubiera armonización presupuestal, contable y de auditoría, no habría ese conflicto".

En estos días, la Comisión de Presupuesto - presidida por Luis Videgaray, hombre de todas las confianzas de Enrique Peña Nieto- está aglutinando todas las solicitudes para levantar o continuar obras y programas públicos que pretenden ejecutarse el próximo año. En los hechos, ya tiene en su haber más de 70 propuestas de gasto de gobernadores, presidentes municipales y universidades.

Según los pronósticos, los gobernadores se moverán a sus anchas en esta historia ya que, a diferencia de lo ocurrido con la Ley de Ingresos 2010, esta ocasión no pondrán a consideración de nadie sus proyectos pues controlan a buena parte de los señores diputados, que serán los únicos responsables de repartir y aprobar el paquete presupuestal que viene.

Así, una revisión de las propuestas exhibe que los gobernadores tienen un plan: gastar y no sacrificar ningún proyecto, por muy innecesario que sea.

El gobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat, pide más de 4 mdp para concluir con una obra conocida como Patinódromo. Félix González Canto, de Quintana Roo, solicita 1.5 mdp para la edificación de sanitarios y 40 metros cuadrados de gradas para el campo de futbol La Charca.

Juan Manuel Oliva, de Guanajuato, va por 721 mdp para la transformación turística de la Laguna de Yuriria. Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, quiere 4 mdp para la remodelación de una capilla del Centro Histórico.

Bajo este panorama, Vidal Llerenas no mete las manos al fuego para garantizar que estas propuestas no pasarán y, en cambio, sí asegura que en la conciencia de los políticos está únicamente preservar sus cotos de poder.

"Hoy, no sabemos cómo se van a usar los recursos públicos. Lo que falta es un seguimiento en línea sobre lo que se gastan los funcionarios públicos y los legisladores". En otras palabras: perdurará la práctica perniciosa que no permite saber a ciencia cierta cómo y en qué se gastan los recursos públicos.

Y la tendencia apunta a que el imperio de la opacidad podría extenderse aún más por un episodio que será definido por el factor político: la sucesión en la Auditoría Superior de la Federación (ASF).

En las próximas semanas, inmediatamente después de que se resuelva el tejido del PEF 2010, los diputados se arremangarán la camisa para perfilar la reelección o el fin de Arturo González de Aragón en el máximo órgano fiscalizador.

De acuerdo con las señales expuestas, el PRI volverá a ser el fiel de la balanza en esta negociación. Incluso, diputados de la oposición presumen que los priístas están decididos a vulnerar la autonomía de la ASF y colocar a un personaje que les cuide las espaldas y que mantenga los expedientes filosos tres metros bajo tierra.

¿No hay salidas para frenar el abuso? Vidal Llerenas responde: "No hay mucho margen, la ASF, a través de convenios con las auditorías locales y con la Secretaría de la Función Pública (que, por cierto, corre el riesgo de desaparecer), debería fiscalizar el gasto que se ejerce en toda la administración pública, incluyendo a las entidades federativas".



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