Educación

La desgracia de haber nacido en Gaza y querer estudiar en Cisjordania

2009-11-17

Acaba de cumplir 22 años y ya ha vivido en primera persona los efectos de la...

Daniela Brik

Belén (Cisjordania), (EFE).- Berlanty Azzam, una joven estudiante palestina, se lamenta de haber nacido en Gaza y señala que esa es la razón por la que Israel la expulsó a ese territorio meses antes de poder completar su carrera en Cisjordania.

Acaba de cumplir 22 años y ya ha vivido en primera persona los efectos de la ocupación israelí con la dura experiencia de ser detenida durante seis horas en un puesto de control militar de Cisjordania, esposada y con los ojos tapados expulsada a Gaza.

Ocurrió el 28 de octubre, cuando regresaba de una entrevista de trabajo en Ramala, "después de que los soldados descubrieran que la tarjeta de identidad decía que era de Gaza", explica.

En un proceso sumarísimo en el que no tuvo opción de solicitar una demanda urgente ante un tribunal ni contar con asistencia letrada presencial, fue deportada esa misma noche y dejada a su suerte.

Y todo, a dos meses de culminar sus estudios en Administración de Empresas en la Universidad de Belén, ciudad en la que residía desde 2005 y que no se había arriesgado a abandonar por temor a no poder regresar desde la franja, cercada por Israel.

El Ejército israelí dice que Berlanty fue expulsada porque había residido en Cisjordania de forma ilegal.

El caso de esta joven se ha convertido en paradigma de la situación que viven decenas de universitarios oriundos de Gaza, víctimas no sólo del bloqueo y la separación administrativa de Cisjordania por la división política interna, sino también de la intransigencia de las autoridades israelíes.

Estas medidas forman parte de una política que data del año 2000 y considera Gaza y Cisjordania como dos entidades diferenciadas, contraviniendo los Acuerdos de Oslo de 1993, que estipulan que esas zonas deben ser consideradas una unidad territorial.

"Me lamento de haber nacido en Gaza. La razón por la cual me expulsaron de Cisjordania es porque resido en la franja", se queja Berlanty, que ha recibido numerosas muestras de apoyo, incluida una carta de la secretaria de Estado de EU, Hillary Clinton.

La Universidad de Belén, la única católica en Cisjordania y auspiciada por el Vaticano trata denodadamente de buscar una salida a su situación e intenta paliar las consecuencias supervisando, vía internet, que no pierda el ritmo del las clases.

"Mucha gente destaca que quizá el caso de Berlanty sea el comienzo de una nueva tendencia del Ejército israelí para limpiar Cisjordania y expulsar a todos (los estudiantes) a Gaza", dice el sacerdote Jack Coron, uno de los responsables del centro académico.

El Ejército de Israel reconoció en una vista en el Tribunal Supremo el jueves que hubo "un error" en el procedimiento seguido con la estudiante.

No obstante, el padre Jack subraya: "No hemos escuchado ninguna disculpa por el trato brutal que sufrió".

La audiencia se produjo a solicitud de Gishá, una ONG israelí que defiende la libertad de movimiento de los palestinos.

Su directora, Sari Bashi, revela que Israel considera que las universidades en Cisjordania "son invernaderos de terroristas", y "ve a todos los estudiantes en Gaza como potenciales terroristas en lugar de jóvenes con ganas por forjarse un futuro mejor".

Además, para muchas jóvenes de Gaza, especialmente las cristianas como Berlanty, el poder estudiar en Cisjordania y no en el extranjero tiene un valor añadido para las familias por la cercanía cultural.

"Irónicamente un palestino de Gaza tiene más opciones de estudiar en el extranjero, a que le den permiso para trasladarse a Cisjordania", argumenta.

El padre Jack recuerda que tras la reciente visita del Papa Benedicto XVI, doce estudiantes de Gaza fueron aceptados en la Universidad de Belén, aunque ninguno de ellos ha podido iniciar el curso, pues Israel denegó rotundamente la autorización.

El 22 de noviembre el Supremo decidirá la suerte de Berlanty, pero antes, la joven será interrogada hoy por el Ejército israelí en el puesto fronterizo de Erez, principal entrada a Gaza.

Su compañera de estudios Ruan Banura, en contacto permanente con ella, trata de animarla aunque no oculta su impotencia.

"Me dice que es muy difícil ayudarla porque los israelíes harán todo lo posible para retenerla allí".

El padre Jack defiende la justicia de la causa: "No se trata de un problema político, sino de una mujer de 22 años que sólo quiere formarse".



tensy

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