Nacional - Seguridad y Justicia

Caso de presos que salían para matar revela corrupción en cárceles de México

2010-07-26

GOMEZ PALACIO, (AFP).- La revelación de que presos de una cárcel de México salían para cometer crímenes con armas de sus guardias, revela el grado de corrupción al interior de los penales del país alcanzados por denuncias de hacinamiento y un creciente poder del narcotráfico.

Una investigación de la Procuraduría general apunta a que tres masacres en que murieron 35 personas en la ciudad de Torreón (Durango, norte), fueron cometidos por presos del Centro de Readaptación Social de la vecina ciudad de Gómez Palacio. La directora del penal y tres funcionarios fueron detenidos.

Los presos salían "para cumplir venganzas por encargo, utilizando vehículos oficiales para su traslado y ocupando armas de los custodios para su ejecución", indicó el domingo el portavoz de la fiscalía, Ricardo Nájera.

Este lunes, varios presos subieron a las azoteas de los edificios que conforman la cárcel de Gómez Palacio y unas 60 personas, que se identificaron como familiares de internos y de guardias, realizaban una manifestación en defensa de las autoridades carcelarias destituidas.

La protesta busca que no haya traslados de presos, que se reanuden las visitas y se reintegre a la directora de la cárcel, Margarita Roja, destituida tras las denuncias de la Procuraduría, según dijo a la prensa una de las participantes, que sólo se identificó como Lizet. Miembros de la policía y el ejército rodeaban el lugar.

La denuncia de lo ocurrido en la cárcel de Gómez Palacio es apenas una muestra la gravedad de lo que sucede al interior de 429 centros de reclusión en México, que según cifras de la estatal Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) albergan a 228,000 presos, un 25% más de su capacidad.

Este hacinamiento agrava además problemas como motines, fugas masivas con complicidad de los guardias y matanzas al interior de los penales cometidas por bandas rivales, que se disputan lo que expertos locales llaman "autogobierno", es decir, el control de los penales por los propios reclusos.

El penal de Gómez Palacio fue escenario en agosto de 2009 de un enfrentamiento de grupos rivales de presos que dejó 20 muertos y 25 heridos.

"Las cárceles mexicanas están convertidas en una bomba de tiempo", dijo a periodistas Daniel Romero, responsable de la vigilancia del sistema penitenciario de la CNDH.

"Esto demuestra en primer lugar el grado de corrupción que puede haber en ese sistema, la falta de preparación y de dirigir a los custodios y, tercero, la imposible o casi nula rehabilitación que en todo caso el gobierno está obligado a dar a estos internos", detalló.

Lo que sucedía en esa cárcel "es la máxima expresión de los autogobiernos" que existen en la mayoría de los penales de México, señaló por su parte a la AFP, Eduardo Gallo, presidente de la ONG México Unido contra la delincuencia.

Sobre la base de un informe culminado en marzo, investigadores de la CNDH estiman que en cerca de un centenar de cárceles mexicanas el verdadero poder es ejercido por los presos.

"Al interior de las cárceles no se cumplen las medidas de seguridad" más elementales, denunció Gallo.



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