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Los disturbios callejeros en Buenos Aires sacuden la presidencia de Kirchner

2010-12-27

A pesar de reformar los más altos rangos de la policía, Kirchner no ha podido...

Matthew Moffett / Dow Jones, WSJ

BUENOS AIRES— Una serie de disturbios callejeros que involucran ocupantes ilegales está minando el apoyo a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y plantea preguntas sobre su capacidad de mantener el orden sin su esposo y socio político, Néstor Kirchner, que falleció en octubre.

A pesar de reformar los más altos rangos de la policía, Kirchner no ha podido desalojar a los ocupantes ilegales de un club atlético y otros lugares de alto perfil en Buenos Aires. Y ya que el primer incidente con ocupantes se produjo en un parque hace un mes, parece haber un aumento de ocupantes que repiten el modelo en toda Argentina, así como otros problemas, incluyendo disturbios en una concurrida estación de trenes en Buenos Aires la semana pasada.

Como consecuencia de la creciente inestabilidad en el sector público, el nivel de desaprobación del gobierno de Kirchner aumentó más de nueve puntos, a 52,1% en diciembre frente al mes previo, según un estudio de la firma de encuestas Management & Fit.

Kirchner aún es la candidata principal para las elecciones presidenciales de octubre de 2011, en parte debido a una oposición dividida, aunque no ha anunciado que vaya a postularse para un segundo mandato. Pero la respuesta vacilante y contradictoria del gobierno a la crisis de seguridad ha erosionado parte de los avances recientes que Kirchner había conseguido entre los votantes de clase media, quienes simpatizaban más con ella luego de que su esposo muriera de un ataque al corazón.

En respuesta a las revueltas, hace poco Kirchner anunció la creación de una nueva agencia federal, el Ministerio de Seguridad, liderado por la ex ministra de Defensa, Nilda Garré. También ordenó que 6.000 policías militares patrullaran las calles del Gran Buenos Aires. Pero Kirchner prohibió que la policía llevara armas de fuego en las protestas. Kirchner es una izquierdista que desde hace tiempo critica los excesos de las fuerzas de seguridad argentinas.

Hasta ahora, las políticas no han desalentado a los grupos de ocupantes, quienes están atrincherados desde hace días en un club atlético en el vecindario de Villa Lugano y en otro sitio prominente cerca de la estación de autobuses en el centro, entre varios otros lugares.

Las ocupaciones en Argentina generalmente son llevadas a cabo por residentes bien organizados de los barrios. Luego de que los grupos crean disturbios, sus líderes negocian con el gobierno para obtener ayuda financiera o títulos de propiedad para los integrantes del grupo. Hay un déficit de por lo menos 50.000 viviendas en Buenos Aires, en parte debido a que alrededor de un tercio de los 40 millones de habitantes del país están aglomerados en la zona que rodea la capital, señalan especialistas urbanos.

Analistas afirman que la crisis muestra que Kirchner carece de la sensibilidad de Néstor Kirchner, quien la precedió como presidente y se desempeñaba como el principal operador político de su gobierno. "Además estaba tan en sintonía con todo lo que sucedía y reuniéndose con gente constantemente, que probablemente hubiera detectado los problemas", indicó Mark Jones, un politólogo de la Universidad Rice.

Kirchner asumió la presidencia en 2003, luego de que repetidas manifestaciones callejeras condujeran a la salida de cinco presidentes en los dos años previos.

Los recientes conflictos con usurpadores renovaron las recriminaciones entre Kirchner y la oposición luego de un período de relativa calma. Funcionarios del gobierno de Kirchner alegan que algunos de los incidentes fueron orquestados por Eduardo Duhalde, un ex presidente que hace poco anunció su candidatura para las elecciones de 2011. Duhalde negó tener nada que ver con la agitación, y culpa de las manifestaciones al fracaso de Kirchner para reformar la policía y controlar la inflación, que actualmente es de alrededor de 25% anual.

La tensión política se produce luego de que Kirchner pareciera estar adoptando un tono más conciliador con los oponentes, así como con la comunidad empresarial y la prensa, tras la muerte de su esposo.



KC

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