Nacional - Seguridad y Justicia

Violencia del narcotráfico acecha a Ciudad de México

2011-01-27

La presencia de soldados patrullando las goteras de la capital ha puesto sobre el tapete el acecho...

Por Jennifer González, AFP

MÉXICO - Patrullas militares recorren en las noches las calles de Nezahualcóyotl, un populoso conglomerado limítrofe con Ciudad de México, para prevenir enfrentamientos de bandas que podrían estar vinculadas a carteles como Los Zetas y La Familia, que han ensangrentado parte del país.

Los patrullajes militares comenzaron el 18 de enero, dos días después de que una balacera en una barriada pobre dejara ocho jóvenes muertos.

La presencia de soldados patrullando las goteras de la capital ha puesto sobre el tapete el acecho de la violencia del narcotráfico a la zona metropolitana, con más de 20 millones de habitantes, hasta ahora ajena a la espiral de crímenes de los carteles.

A menos de 20 km del centro histórico de la capital mexicana, Nezahualcóyotl ha sido históricamente utilizada por vendedores de droga al menudeo como puerta de entrada a Ciudad de México, pero desde fines de 2010 los crímenes por disputas entre narcotraficantes han creado zozobra en el vecindario.

"Hay una pugna interna de La Familia con una célula que se escindió y no se descarta la presencia de sus enemigos Los Zetas, por eso se determinó hacer operativos de alto impacto con la participación de militares", explicó a la AFP Víctor Torres, director de Seguridad Pública de Nezahualcóyotl.

Más de 34.600 asesinatos se han registrado en todo México en los últimos cuatro años -muchos han implicado decapitaciones y mutilaciones- tras la puesta en marcha de una ofensiva contra los carteles, para la cual el gobierno ha desplegado a más de 50.000 militares.

El gobierno atribuye la mayoría de esos crímenes a las guerras que sostienen entre sí los siete carteles de drogas que operan en México.

En un comienzo, los operativos se focalizaron en los estados del norte, sobre la frontera con Estados Unidos, y en el oeste del país, sobre la costa del Pacífico, siguiendo el trazo de las rutas usadas para el trasiego de cocaína.

Pero los crímenes se han extendido a otras zonas y han alcanzado incluso destinos turísticos, como Acapulco (sur) y Cancún (este).

"La pesadilla de dolor, miedo, abandono, muerte, desesperación que se vive en muchas regiones del país, como Tamaulipas y Chihuahua (vecinos al estado de Texas, Estados Unidos), puede ocurrir en toda su intensidad en Nezahualcóyotl, estado de México, y en otros municipios, y pasar al Distrito Federal", alerta esta semana Juan Arvizu en una columna del diario El Universal, uno de los de mayor tiraje del país.

El alcalde de Ciudad de México, el izquierdista Marcelo Ebrard, se ha negado hasta ahora a la presencia del Ejército en las calles de la capital, un lujo que no puede darse Nezahualcóyotl, que con un millón de habitantes sólo cuenta con 1.600 policías.

Pero aunque se ha negado a los patrullajes, aún no ha declarado nada sobre los tres cateos -sin detenidos- efectuados en igual número de días consecutivos en la capital mexicana, provocando la "preocupación" de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).

"Queremos que las autoridades capitalinas nos digan si existió la orden de un juez y si la Marina informó previamente sobre esos cateos o no, como ha sucedido en otros puntos del país. De ser así, esas operaciones militares son inconstitucionales", dijo a la AFP Luis González Plascencia, titular de la CDHDF.

En otros municipios que conforman el estado de México, que rodea a la capital, han sido detenidos desde mediados de 2010 al menos cinco importantes narcotraficantes, entre ellos Édgar Valdez Villareal, alias "La Barbie", heredero del cartel de los Beltrán Leyva, capturado en agosto en una villa campestre.

Para los narcotraficantes, el estado de México es estratégico por su conexión vial, que brinda múltiples rutas para entrar y salir de la capital, pero también conecta a través de rápidas autopistas con las zonas de influencia de los capos, añadió Torres.

Los operativos de militares en otros puntos del país han sido blanco de duras críticas de organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales por graves abusos de los soldados, como la muerte por sus balas de dos hermanos de cinco y nueve años en un retén en abril pasado en Tamaulipas.



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