Internacional - Población

Secta islámica soporta intolerancia en Cisjordania

2011-01-27

Al ser conocida su suerte, la situación empeoró. Un tribunal islámico los...

TULKAREM, Cisjordania (AP) - Durante más de un año, una pareja palestina perteneciente a una secta islámica rechazada por las principales corrientes religiosas del islamismo tuvo que aguantar insultos de algunos de sus vecinos e incluso amenazas de muerte mientras se afanaba por llevar una existencia pacífica en esta aldea cisjordana.

Al ser conocida su suerte, la situación empeoró. Un tribunal islámico los declaró apóstatas y disolvió su matrimonio. La pareja formada por Mohammed y Samah Alawneh, vive ahora en un limbo legal.

Su situación ilustra las tensiones entre una sociedad palestina mayormente integrista y un gobierno respaldado por occidente que la comunidad internacional _ que tanto ayuda _ espera haga respetar las libertades democráticas.

El gobierno del presidente palestino Mahmud Abbas es dominado por una élite secular y con frecuencia reprime a los islamistas de su rival Hamas. La sede del gobierno de Abbas, en la ciudad cisjordana de Ramala, está salpicada de bares, licorerías y clubes nocturnos frecuentados por musulmanes seculares, aunque el islam prohibe el consumo de alcohol.

Al mismo tiempo, la Autoridad Palestina _ que intenta establecer un estado que incluya Cisjordania, la zona oriental de Jerusalén y la Franja de Gaza gobernada por Hamas _ ha demostrado que la tolerancia religiosa tiene sus límites.

El año pasado, la policía palestina detuvo a un bloguero ateo por insultar al islam en su blog, y el hombre sigue encarcelado. Los Alawneh son miembros de la secta Ahmadi, una escisión islámica cuyos miembros son tildados con frecuencia de traidores y son perseguidos en el mundo islámico. Otra pareja _ en la que el esposo es ahmadi pero no su esposa _ encara la misma situación.

"Es como si viviéramos en la Edad Media", comentó Mohammed Alawneh, de 35 años. "Ellos deciden si eres un creyente o no. Si vas al cielo o al infierno". O si eres un apóstata".

Los seguidores de la Comunidad Islámica Ahmadi son criticados por el resto del islamismo porque reconocen como su profeta a un clérigo del siglo XIX. Uno de los pilares del islam es que Mahoma fue el último profeta enviado por Dios.

Existen al parecer más de 4 millones de ahmadis en todo el mundo, en su mayoría en el sur de Asia pero también con numerosas comunidades en Africa y Europa. Con frecuencia encaran el aislamiento y la persecución, especialmente en Pakistán, donde el año pasado dos de sus mezquitas fueron atacadas y 97 creyentes fueron asesinados.

Unos pocos conversos ahmadi viven en Cisjordania, donde la mayoría de los 2,5 millones de palestinos son sunis, según el líder local ahmadi, el jeque Mohammed Sharif.

Los ahmadis viven en Cisjordania desde hace décadas y no enfrentaban problemas, hasta ahora, según los abogados.

Los Alawneh se pasaron a la secta Ahmadi por separado hace seis años, y se casaron en el 2009. Dicen que han sido insultados y amenazados de muerte por los clérigos musulmanes cuando se propagó la noticia de su conversión. La familia de Mohammed los repudió. Y algunos de los colegas de Samah en la universidad en la que trabajan no la tratan, aunque otros sí.

El año pasado, un fiscal de un tribunal local islámico, que regula los matrimonios musulmanes, presentó una denuncia en su contra y los acusó de apostasía. En agosto fueron encontrados culpables, según los documentos mostrados por la pareja a The Associated Press.

El tribunal los divorció en contra de su voluntad al cancelar su registro de matrimonio, ya que dejaron de ser considerados musulmanes.

Los Alawneh dijeron que la denuncia fue iniciada por la primera esposa de Mohammed, molesta con su decisión de tener una segunda mujer. La ley musulmana autoriza al hombre tener legalmente hasta cuatro esposas.

La Autoridad Palestina no autoriza los matrimonios civiles y todos los esponsales deben ser inscritos en los tribunales islámicos, financiados por el gobierno, o en una iglesia cristiana.

Ello significa que la pareja no tiene otra alternativa para legalizar su unión en Cisjordania, dijo su abogado, Ghadi Rabai. La pareja puede viajar al extranjero para casarse, pero hasta ahora ha preferido lidiar con el problema en los tribunales palestinos, porque creen que tienen derecho a casarse libremente en Cisjordania, agregó Rabai.

A la espera de su primer hijo en unos meses, no podrán inscribir al menor en el Ministerio del Interior palestino, por lo que no podrá asistir a las escuelas públicas ni recibir cuidados médicos. Además, el bebé será considerado ilegítimo si continúan sin casarse oficialmente.



EEM

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