Internacional - Población

Aviones abatidos, trofeo de los rebeldes libios en desigual lucha aérea

2011-03-06

Los cadáveres, con la piel reseca como si fuese cuero por el viento y la arena, están...

Por Mariano Andrade, AFP

RAS LANUF - Los cuerpos de los pilotos aún yacen en la arena rodeados de los restos de su avión, un Sukhoi de procedencia rusa, abatido el sábado por los rebeldes libios a unos dos kilómetros de la ruta en Ras Lanuf (unos 650 km al este de Trípoli).

Planchas de metal retorcidas y pedazos de los motores se encuentran esparcidos en un radio de 100 metros en medio del desierto.

Los cadáveres, con la piel reseca como si fuese cuero por el viento y la arena, están cubiertos con frazadas sostenidas por grandes piedras para que no se vuelen.

Los rebeldes libios muestran los restos de la aeronave como un trofeo, y no es para menos considerando la desigual lucha que llevan adelante en el aire contra las fuerzas del régimen de Muamar Gadafi.

"El avión fue abatido por nuestra defensa antiaérea", dice con orgullo el coronel Bachir Al Magrebi, uno de los responsables de los rebeldes en Ras Lanuf, puerto petrolero bajo control de la oposición a Gadafi desde el viernes.

Según Al Magrebi, uno de los pilotos era "serbio". Otras versiones indicaban que se trataba de un libanés y un sirio.

Un responsable de la organización no gubernamental de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch, Peter Bouckaert, presente en Ras Lanuf, indicó a la AFP que se trataba de un sudanés, de acuerdo con la documentación que se encontró en uno de los cuerpos, mientras que no había sido posible establecer la nacionalidad del otro.

"Estuvimos ayer en el lugar. Uno de los pilotos tenía un pasaporte sudanés. El otro no sabemos", señaló.

A pesar de esta pequeña victoria de la oposición, la realidad sigue siendo otra: en el cielo mandan las fuerzas de Gadafi y sus aviones y helicópteros son utilizados a diario para atacar o amenazar.

"¡Tayara, Tayara!" (¡Avión, avión!), gritan los rebeldes cuando alguien da la alerta de que se acerca un caza, y empiezan a disparar con lo que tienen a mano: desde baterías antiaéreas hasta Kalashnikovs.

Difícil protegerse en este tipo de casos dada la velocidad del avión, aunque todos corren, la mayoría alejándose de la ruta y los lugares en los que hay municiones.

El sábado, los aviones de Gadafi lanzaron al menos dos ataques contra un puesto de control de los rebeldes en Ras Lanuf, en medio de la ofensiva terrestre que llevan a cabo unos 50 km más al oeste, en Bin Jawad.

En el primer ataque lanzaron un misil y una bomba que no explotó a unos 50 metros del retén. En el otro, soltaron un par de bombas que cayeron más lejos.

En efecto, azar o no, la mayoría de los ataques aéreos ejecutados hasta el momento no han dado en el blanco, como fue el caso del bombardeo de un depósito de municiones días atrás cerca de Ajdabiya (850 km al este de Trípoli), o las bombas lanzadas no han explotado.

Esta falta de eficacia, así como el hecho de que hubo pilotos que se eyectaron o desertaron tras partir en misión, ha dado lugar a especulaciones sobre la verdadera voluntad dentro de la fuerza aérea leal a Gadafi de atacar las posiciones de los rebeldes.

Otros, en cambio, afirman que la escasa puntería solo muestra la mala preparación de los pilotos.



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