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Combates de narcos provocan éxodo de 2,000 personas en Michoacán

2011-05-27

Michoacán, en la costa del Pacífico, está inmerso en una disputa entre el...

Julien Bauer / AFP

MICHOACAN- Los restos de vehículos calcinados a orillas de la carretera testimonian la fiereza de los combates entre grupos narcotraficantes y de éstos con militares, la última semana en el estado mexicano de Michoacán (oeste), que provocaron el éxodo de casi 2,000 personas.

Por miedo a quedar atrapados en el fuego cruzado, habitantes de unos cinco poblados de la región de Tierra Caliente huyeron hacia los cascos urbanos de Buenavista, Tomatlán y Apatzigán, donde fueron acogidos en escuelas e iglesias.

"Tengo miedo, toda mi familia lo tiene", dice Elmer Zamora Guerra, de 63 años, quien trabajaba su parcela en el poblado de Vicente Guerrero, el martes, cuando escuchó los primeros disparos.

"Eran como las 8 de la mañana y me regresé a la casa donde encontré a mi familia llorando. Apenas tuvimos tiempo de salir para protegernos", agrega.

Este éxodo en Michoacán es el mayor ocurrido en México desde diciembre de 2006, aunque la mayoría empezó a regresar a sus viviendas la noche del jueves, constató la AFP, en coincidencia con un despliegue de tropas de la Marina de guerra.

Los desplazamientos de poblados enteros se han multiplicado en México desde que en diciembre de 2006 se ordenó el despliegue militar para perseguir a los cárteles. Desde entonces, como resultado de la ola de violencia ligada al crimen organizado, se han registrado unas 37,000 muertes.

En noviembre, cerca de 400 habitantes dejaron vacía a Ciudad Mier, en el estado de Tamaulipas (noreste), en la frontera con Estados Unidos, huyendo de las balaceras entre pistoleros.

Michoacán, en la costa del Pacífico, está inmerso en una disputa entre el cartel de La Familia Michoacana y el grupo narcotraficante de Los Zetas.

El capo de La Familia fue dado por muerto por el gobierno en diciembre pasado tras un operativo militar. Un nuevo grupo, denominado "Los caballeros templarios" ha proclamado en los últimos meses mediante 'narcomantas' (mensajes improvisados en telas) su intención de sustituir el poderío de La Familia.

Algunos testigos dicen que los enfrentamientos entre estas distintas fracciones originaron los combates en el valle de Apatzingán, en la Tierra Caliente.

En la casa parroquial de Buenavista permanecen unos cuarenta refugiados -familiares entre sí- que decidieron quedarse allí mientras la situación se calma en Pinzandaro, un poblado vecino de donde son oriundos.

Tres habitaciones, con algunas pocas colchonetas y sillas de plástico constituyen todo el equipamiento. "Esta es una casa de retiros espirituales, con algunos dormitorios, baños y colchonetas, nada más. Todo improvisado como pueden ver", dice el padre José Luis Espinoza.

El ingreso del Ejército, apoyado desde el aire por helicópteros, parece haber provocado la desbandada de los pistoleros.

Pese a la intensidad de los combates, hasta ahora sólo se ha documentado una muerte: la de un pistolero junto a cuyo cadáver se hallaron seis fusiles, según una fuente de la 43 zona militar. La prensa local da un balance de tres muertos.

En el caserío de Vicente Guerrero ya no hay combates, aunque en la puerta y las habitaciones de la casa de Evaristo -quien rehusa dar su apellido- se pueden ver numerosas huellas de disparos.

También "lanzaron una granada que estalló en el granero (...) afortunadamente no había nadie. Dos enmascarados nos habían dicho que nos fuéramos porque se iba a venir un combate", dice.

"Un primer grupo llegó antes del amanecer y nos advirtió: se pueden quedar o salir, pero aquí se va a desatar la guerra", explica otro vecino, Agustín López.

"El enfrentamiento duró cerca de dos horas y media. Eran unos 50 hombres de un grupo y otros tantos del otro. Yo no vi muertos o heridos, pues me escondí para protegerme", señala. Según López, los primeros militares llegaron una hora y media después.



KC

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