Reportajes

Dentro del ascensor moderno de la oficina

2011-05-31

 Katherine Rosman, Dow Jones

El ascensor de la oficina puede ofrecerle a un empleado ambicioso una oportunidad única de encontrarse cara a cara con el jefe máximo de la compañía y presentarle aquella gran idea que tiene. Si la propuesta es atractiva y la formula bien, puede causar tan buena y rápida impresión, que la carrera del empleado es lanzada a la estratósfera. Si arruina la oportunidad, los 90 segundos en el ascensor pueden ser atroces.

Nuevos sistemas y tecnologías de ascensores están haciendo que esa corta charla sea una oportunidad cada vez más esquiva así como alterando las delicadas reglas de etiqueta de ascensor.
 
Los elevadores ahora dirigen a los empleados, a veces según su jerarquía. Pueden ayudar a las corporaciones a mantener un control de quién está en la oficina y quién no. Pueden programarse de manera que alguien con fobia a los gérmenes tenga simplemente que pasar una tarjeta de identificación frente a un lector para ser remitido al piso correcto, sin necesidad de tocar ningún botón. Algunos sistemas también permiten redirigir un empleado desprevenido a un piso diferente a pedido del jefe.

Detrás de los cambios hay un sistema de despacho cada vez más común que las dos compañías que dominan el sector, Otis Elevator Co. y su rival menor Schindler Elevator Corp., han instalado en unos 200 edificios de mediana o gran altura en todo Estados Unidos. Los empleados seleccionan su piso en un tablero en la recepción y se los remite a un ascensor específico. Los sistemas de control de destino, como los llama Schindler, hacen que haya un menor número de personas por ascensor y menos paradas, y pueden configurarse para ajustarse a las necesidades particulares de una compañía.

El sistema hace que Rudy Loo, quien trabaja en el sector financiero en Nueva York, aborde el ascensor en su mayor parte con gente que se sienta cerca de él, lo que mata cualquier esperanza de encontrarse algún día con el gran jefe. Con los otros pasajeros puede hablar en cualquier momento, se queja.

"Además", añade, "La mayoría no saca la vista de sus BlackBerrys".

En el centro de Denver, en un edificio de 43 pisos, una firma de abogados pidió que el ascensor tenga la capacidad de mantener a sus abogados alejados de los empleados del Servicio de Rentas Internas de EU con el que comparte ascensores, cuenta Jeff Blain, gerente de ventas de Schindler que trabajó en el proyecto.

En el edificio de Bank of America, de 55 pisos, en frente de Bryant Park, en la ciudad de Nueva York, los ascensores les permiten a los altos rangos del banco viajar en el ascensor por separado del personal no jerárquico, dice Michael Landis, subdirector de marketing de Schindler. Muchos de los altos ejecutivos del banco trabajan en el piso 50 y se les suele remitir a su propio ascensor de todas maneras, con lo cual la tecnología es innecesaria.

"Pero es una de las características que les gustó de manera particular y una de las funciones claves por la cual ganamos el contrato", revela Landis.

Un portavoz de Bank of America dice que el banco no está usando la función.

"Hay un piso ejecutivo pero no hay un ascensor ejecutivo. El viaje hacia arriba o de bajada puede ser compartido por líderes de la compañía y mensajeros", asegura T.J. Crawford, el portavoz.

Los elevadores en el Curtis Center, de 13 pisos, en el centro de Filadelfia, están construidos de manera que los ejecutivos de mayor rango pueden programar en la computadora que les gustaría ver a ciertos empleados a su arribo. Cuando los empleados pasan sus tarjetas de identificación para llamar el ascensor a la recepción, pueden ser remitidos al piso del jefe aunque hayan solicitado otro piso.

"Podemos agrupar pasajeros de modo que sea más semejante a una limosina", dice Landis.

Esto no ayuda a la ansiedad social. Una vez en el ascensor: ¿es maleducado fijar la mirada en su BlackBerry? ¿Se burlarán sus colegas si intenta presentarle una idea al jefe? ¿Debería viajar al piso más alto posible para maximizar el tiempo con el jefe?

Los sistemas de control de destino representan la modernización más fundamental en viajes por ascensores comerciales desde fines de la década de 1950 cuando la automatización comenzó a reemplazar a los ascensores manuales operados por hombres vestidos con uniformes de botones de bronce. Los administradores de edificios han estado buscando maneras más eficientes de trasladar empleados para ayudar a compensar los edificios con insuficiente capacidad de traslado por ascensor o donde ha aumentado pronunciadamente el número de ocupantes. Los nuevos edificios se benefician de la eficiencia del sistema de despacho porque en algunos casos permite dedicar menos espacio a los ascensores.

A pesar de la tecnología en contra de los encuentros casuales con el gran jefe, un ascensor no necesariamente es el mejor lugar para presentar una idea. Charlie O'Donnell, director de una firma de capital riesgo, First Round Capital, dice que uno nunca sabe con quién viajará en el ascensor y tiene poco tiempo que perder. Por eso, aconseja, "Permanezca en el pasillo frente a los ascensores. Ese es el lugar óptimo para la charla".



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