Reportajes

Ministros de finanzas, sin prisas

2011-05-31

Sin embargo, los escenarios de las pruebas no incluyen por completo el resultado que más...

Economist Intelligence Unit

Los mercados pierden confianza en la capacidad de la Unión Europa de mantener intacta su divisa única. También exigen mayores rendimientos sobre la deuda de Grecia e Irlanda hoy que cuando fueron rescatadas por la UE, el año pasado. Al reunirse los ministros de finanzas en Bruselas, la semana anterior, ni siquiera fingieron estar de acuerdo en la forma de enfrentar los interminables problemas de la zona euro.

Aun así, lograron romper dos tabús. El primero es que siempre hay que ser cortés con Grecia. Los ministros dijeron a su colega helénico, George Papaconstantinou, que sus progrmamas de reformas van muy retrasados. El segundo es la noción de que no se puede restructurar la deuda gubernamental. Los ministros hablan ahora abiertamente de ello, aunque en una forma "blanda", consistente en que los acreedores extiendan voluntariamente los vencimientos de sus préstamos a Grecia, más que imponerles pérdidas.

Los políticos comienzan a advertir lo que los mercados percibieron hace mucho tiempo: Grecia no podrá pagar sus deudas siguiendo el curso actual. Sin embargo, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo continúan sosteniendo que un programa de privatizaciones, más austeridad y reformas, y otra dosis de ayuda de la UE, podrían ayudar a Grecia a salir de dificultades. El problema es que los argumentos económicos pasan por alto las realidades políticas. Semejante plan obligaría a ese país a soportar un dolor prolongado hasta un grado que desafía la imaginación.

Entre otras cosas, la crisis ha subrayado la interrelación entre la deuda pública y la privada en Europa. Salvar bancos quebrados elevó las pérdidas en el balance de los estados. Ahora, salvar a los estados conlleva el riesgo de devolver las pérdidas a los bancos. Pero nadie sabe hasta dónde llega la debilidad del sistema. Algunas respuestas pueden surgir en junio, luego que se dé una segunda ronda de "pruebas de esfuerzo" para los bancos, supuestamente más rigurosas.

Sin embargo, los escenarios de las pruebas no incluyen por completo el resultado que más interesa a los mercados: restructurar la deuda soberana. Un número cada vez mayor de economistas cree que restructurar ahora saldría más barato a Europa en conjunto que dar más préstamos que quizá nunca se paguen. Pero los políticos, en particular los que enfrentan elecciones en los próximos años, esperan poder optar por el retraso.



TRO

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