Ciencia y Tecnología

Volar en transbordador es como subirse a una montaña rusa, cuenta astronauta

2011-07-08

Kerry Sheridan / AFP

CABO CAÑAVERAL.- Volar en un transbordador espacial es como subir al cielo a alta velocidad a bordo de una desvencijada montaña rusa y luego regresar a casa tras estar en un club nocturno cósmico, dijo el astronauta estadounidense Terry Virts en entrevista con la AFP.

Consultado sobre su mejor momento en el espacio, este coronel de la Fuerza Aérea y miembro por 11 años de la NASA fue incapaz de destacar un sólo momento de su primer y único viaje, de dos semanas, a bordo de un transbordador el año pasado.

"Todos los días tenía un recuerdo favorito", dijo Virts en una entrevista en el Centro Espacial Kennedy, mientras el Atlantis era preparado para su último viaje a la Estación Espacial Internacional (ISS), que pone fin a 30 años del programa de transbordadores.

"El lanzamiento en sí mismo es increíble, los sonidos y las vistas", dijo.

"En 20 años de piloto de combate y piloto de pruebas nunca sentí nada parecido", explicó Virts, de 43 años, que voló el Endeavour en febrero de 2010.

"Estás acelerando, así que en cierto modo es como estar sometido a la fuerza g. Hay mucho ruido. Es un poco como un avión pero suena como un tren, muy fuerte porque hay mucha presión del viento en las ventanas", contó.

"La vibración es como ir en uno de esos viejos vagones de madera de montaña rusa que traquetea, sólo que un poco más", dijo.

"Es una experiencia impresionante".

Un astronauta apenas tiene tiempo de recuperar el aliento tras ser propulsado hacia el espacio cuando de repente aparecen las primeras vistas majestuosas de la Tierra.

"Alrededor de un minuto en vuelo... (y) pude ver la totalidad de la costa este del país", contó Virts.

"Un par de minutos en mi vuelo espacial y estaba tipo 'Ey, ahí está Estados Unidos', ¿sabes?".

"Y unos minutos después estoy flotando en el espacio y está amaneciendo y los motores están golpeando y suena como un disparo. Son motores realmente ruidosos", explicó, describiendo el momento en que los cohetes propulsores se separan, a unos 45 km sobre la Tierra.

"Hay un fogonazo y entonces se separan del tanque y arden durante unos 10 segundos, y es un espectáculo de luz increíble", añadió el piloto.

"Y unos minutos después estamos sobrevolando los Alpes. Y eso era el primer día. Cada día había una experiencia como esa".

Quizás, la única forma de superar lo alucinante del despegue sea el ardiente reingreso en la atmósfera de la Tierra bajo el amparo de la oscuridad.

"Si alguna vez vuelves del espacio a la Tierra, recomiendo que se haga de noche", aconseja entre risas.

"El reingreso fue incluso más impresionante que el lanzamiento".

Al sumergirse de vuelta en la atmósfera terrestre, la tripulación es testigo de un espectáculo de luz único procedente de la compleja interacción de campos eléctricos y magnéticos que rodean y protegen del Sol al planeta.

"Atravesando ese plasma te das cuenta de son como 4.000 grados (Fahrenheit, 2.200 Celsius)", expone, mientras muestra con un gesto que la ventana del transbordador se encontraba a más o menos medio metro de su cabeza.

"Puedes ver hilos de plasma arremolinándose, justo en la ventana, podías escuchar un pequeño tintineo, como ruiditos en la ventana".

"Hubo como una luz estroboscópica en la cabina durante probablemente 10 o 15 minutos donde el plasma estaba estallando, básicamente justo sobre nuestra ventana. Era como ese destello, una luz intermitente".

Aunque los astronautas se entrenan exhaustivamente y hacen simulaciones de vuelo para prepararse a esos momentos, nada es comparable con vivirlo de primera mano, explicó.

"Fue chocante. Lo sabía, había visto videos, pero hacerlo es como... uau".

Virts explicó que hay mucha nostalgia entre los astronautas estadounidenses por el fin del programa del transbordador, y calificó el momento de "triste" porque miles de empleados de la NASA están siendo despedidos y no hay un proyecto sólido para el futuro inmediato.

Tras el regreso del Atlantis, la NASA dependerá de los Soyuz rusos hasta el desarrollo de una nueva nave espacial estadounidense, que no será antes de 2015, como muy temprano. Varias empresas privadas compiten para ofrecer un medio de transporte de astronautas y carga a la ISS.



KC
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