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Caminando sobre un hielo Artico cada vez más quebradizo

2011-09-17

A casi 81 grados de latitud, la temperatura del aire era de 2.5 grados centígrados, normal...

Por Gerard Wynn, Reuters

A 800 KM DEL POLO NORTE - Parado sobre un témpano en el Artico, una brisa inusualmente ligera soplaba al final del deshielo anual de verano boreal. Las huellas de dos osos polares de la noche anterior se desintegraban en un poco de nieve espolvoreada sobre el suelo.

A casi 81 grados de latitud, la temperatura del aire era de 2,5 grados centígrados, normal para un día de invierno en Europa pero más bien templada para lo alto del Artico, incluso a fines de verano. El día anterior fue 4 grados más frío.

La escena monocromática era calma después del vaivén de la marea del Estrecho de Fram, entre la isla noruega de Svalbard y Groenlandia. Estábamos ubicados sobre una masa de hielo cuyo tamaño alcanza la mitad de la superficie de Brasil, al otro lado del Polo Norte.

Cerca de allí, el rompehielos de Greenpeace Arctic Sunrise se sacudía ocasionalmente, golpeado ligeramente por bloques de hielo blanco del tamaño de un pequeño estacionamiento de autos, que se empujaban entre filamentos de mar abierto.

La temperatura del agua estaba bajo cero, según constaba en el diario de abordo, y el aire estaba lleno del zumbido de sus generadores. Las amarras del buque estaban clavadas en dos gigantes estacas sobre el hielo de hasta 10 metros de espesor.

Todo este paisaje ártico podría desaparecer en cuestión de décadas y ser reemplazado cada verano boreal por el mar abierto, tal vez por primera vez en 7.000 años o más. Según los expertos, el dramático retroceso da cuenta del impacto de la actividad humana sobre el clima.

El miércoles, la contracción del hielo marino se acercó al nivel más bajo del 2007 de 4,1 millones de kilómetros cuadrados, según el Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo, con sede en Estados Unidos.

El mínimo anual fue de 7 millones de kilómetros cuadrados a principios de la década de 1970.

El grupo ambiental Greenpeace quiso llamar la atención sobre los cambios en el Artico y llevó a investigadores de la Universidad de Cambridge desde Svalbard para medir el espesor del hielo.

Expertos dicen que la capa helada ha estado disminuyendo durante décadas, posiblemente acercándose a un Artico sin hielo en el verano a partir del 2020.

El área del hielo marino es fácilmente medible desde los satélites en el espacio. Calcular el espesor es más difícil y el método más directo es realizar un hoyo y meter una cinta métrica hacia abajo.

Al hacer precisamente eso a fines de agosto, investigadores se toparon directamente con el derretimiento estacional anual que cada año termina a mediados de septiembre.

Se apuraron por evacuar el témpano cuando, en menos de un minuto, apareció de repente una fisura de 3 metros de ancho. Una combinación del derretimiento, el crecimiento del mar y el viento quebró al témpano en dos.

La noche anterior, un oso polar y su osezno tropezaron con equipamiento de investigación dejados en el hielo, agravando los novedosos peligros de los experimentos en el Artico.

El oso polar se llama "Nanuk", que significa el Gran Trotamundos en la lengua local inuit. Pero estaba claro que no había nada al azar respecto de los osos que asediaban nuestro barco de témpano en témpano.

Los expertos dicen que la vida silvestre en el Artico, incluyendo los osos, depende de la caza sobre el hielo. Es probable que padezcan un verano sin hielo, mientras que un aire y agua más cálidos ahuyentan a aves y peces.

Consecuencias más amplias e imprevisibles podrían alterar los patrones climáticos globales, cuando un mar abierto más cálido, sin su capa de hielo que lo aísla, libere más calor en el aire otoñal del polo. La diferencia de temperatura entre los polos y el ecuador es el motor básico del clima mundial.

Mientras tanto, algunos expertos dicen que un Artico más cálido podría acelerar el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia, que contiene suficiente agua para elevar el nivel del mar en 7 metros.

En este viaje de estudios, el registro más dramático fue simplemente nuestro horario de llegada a Svalbard, adelantada muchas horas por el retraimiento del hielo marino de 13 kilómetros en sólo tres días.

Investigadores que van al Artico rara vez se encuentran en el mismo lugar dos veces y es un privilegio medir un cambio de tales características con tal precisión.

"Básicamente estuvimos en el mismo punto por donde ingresamos y salimos del hielo, y pudimos ver que había una diferencia", dijo Arne Sorensen, de Arctic Sunrise.



ROW

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