Reportajes

Treinta dólares por semana para alimentarse en EU, un desafío permanente

2011-09-29

Por Fabienne Faur, AFP

BALTIMORE - En un supermercado de Baltimore, en la costa este de Estados Unidos, Cathy Demeroto pasa por la caja, paga la carne, las arvejas, pero deja los maníes. Demasiado caros. Alimentarse con bonos de comida, un subsidio de 30 dólares semanales, es un desafío permanente.

"¿Podría usted vivir con ese subsidio?" La pregunta es planteada como un reto, el "Reto de los bonos para comida" (Food Stamps Challenge), una tendencia popularizada en Estados Unidos por organizaciones religiosas y ONGs.

Dameroto, directora de Maryland Hunger Solutions, una asociación de lucha contra el hambre, revela el desafío: ponerse en el lugar de los 45 millones de estadounidenses, una cifra récord, que sólo cuentan con este subsidio del gobierno federal para alimentarse.

"Queremos que se tome conciencia de que lo que vive la gente en estos tiempos difíciles, mostrar la la importancia de este programa y cuán indispensable es que continúe el subsidio", dijo Dameroto a la AFP antes de ingresar, con otros voluntarios, a una tienda de un barrio pobre de Baltimore.

Con los 30 dólares deben hacer las compras de la semana, y escribir día a día sus reflexiones en el blog de la asociación.

"Voy a hacer chile con carne", dice Demeroto. "Con un presupuesto de 30 dólares hay que reflexionar. Uno no puede simplemente tomar una lata y meterla en el carrito", agrega antes de abocarse a elegir los alimentos más nutritivos, abundantes guisantes, manteca de maní, pan, sopas, bananas, un poco de carne y casi ninguna legumbre, pues están muy caras.

Actualmente casi un estadounidense de cada seis se beneficia del SNAP (sigla en inglés del Programa de ayuda a la alimentación), el nombre oficial de las Food Stamps, que aún se utiliza en el lenguaje corriente. Estos bonos, lanzados por el gobierno a comienzos de los años 1940, fueron reemplazados por una tarjeta bancaria electrónica.

El número de beneficiarios literalmente explotó desde fines de 2008 (28 millones) y aumentó 10% desde el año pasado. El costo del programa se duplicó desde 2007, pasando de 33,000 a 68,000 millones de dólares en 2010, según datos del Departamento de Agricultura, que los administra.

Esas cifras reflejan las publicadas por la Oficina del Censo, organismo oficial del gobierno, según la cual 46,2 millones de personas vivían en la pobreza en 2010 (15,1% de la población, +0,8%), el mayor nivel registrado en 52 años.

Los bonos, entregados según los recursos de los solicitantes, permiten comprar solo alimentos.

En el supermercado Santoni's de Baltimore, Tiffany White, de 21 años, también hace sus compras. White es beneficiaria de los bonos para comida. Cajera a tiempo parcial, gana 900 dólares por mes por 30 horas de trabajo a la semana.

"Gasto entre 150 y 160 dólares por mes en alimentación, y tengo 128 dólares de subsidio. Sin los Food Stamps, sí, sería realmente difícil comer", afirma.

Para las familias, la situación es más grave. El subsidio es insuficiente.

Kelly Hicks, de 31 años, vive sola en Arlington (Virginia, este) con dos hijos. Vendedora, está desempleada desde junio y percibe 288 dólares por mes en Food Stamps. "Trato de hacer durar lo más posible la comida, pero no dura demasiado", dice a la AFP.

Como muchos otros, ella cuenta con la ayuda de organizaciones caritativas.

En el blog de su asociación, Cathy Demeroto escribió en el "Día tres": "Me desperté con hambre. No tener suficiente para comer tiene consecuencias sobre tu estado de ánimo, tu salud e incluso tu vida social".

"Y evidentemente, vivir durante una semana no es nada comparado con lo que muchas personas viven durante semanas, meses e incluso años".



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