Reportajes

Para Chai Ling, "la Pasionaria de Tiananmen", le masacre era inevitable

2011-10-01

Shaun TANDON, AFP

WASHINGTON  -  Chai Ling, una de las líderes del movimiento estudiantil china que reclamó la apertura democrática en el país asiático en 1989, piensa que la matanza de la Plaza de Tiananmen de Pekín era inevitable con un régimen que había tomado la determinación de hacer correr la sangre.

"Toda mi vida he querido salvar China", cuenta la conocida como "la Pasionaria de Tiananmen" en una entrevista con AFP desde su exilio en Estados Unidos tras haber sido acusada de haber tenido, a causa de su extremismo, parte de responsabilidad en la masacre.

"Yo no pude (salvar China), pero si Tú lo logras, Te daré mi vida", dice Chai Ling dirigiéndose a Jesús, pues asegura haber encontrado la salvación gracias a la religión.

"Salve la vida y Él seguirá salvando a China", afirma durante la entrevista, que coincide con la publicación en Estados Unidos de sus memorias, tituladas "A heart for freedom" (Un corazón para la libertad), y a la que se presenta con una Biblia en la mano.

En su libro, Chai Ling (nacida en 1966), que actualmente vive en Boston (nordeste de Estados Unidos) con un marido estadounidense y tres hijos, desmiente que quisiera lanzar a los estudiantes al sacrificio para demostrar al mundo el verdadero rostro del régimen chino, cuya represión causó cientos, quizás miles, de muertos.

"Los líderes estudiantiles jamás imaginaron, esperaron o previeron que el gobierno chino abriría fuego contra sus propios ciudadanos", escribe.

El llamamiento a abandonar la plaza de Tiananmen ante la llegada de los tanques en la noche del 3 al 4 de junio de 1989 no habría cambiado nada, asevera.

Tras dos meses de manifestaciones en favor de la democracia, "el gobierno estaba determinado a retomar la ciudad y a enviar al pueblo un mensaje de miedo y de intimidación", añade.

Cuando han pasado ya 22 años, Chai Ling cuenta que en la madrugada del 4 de junio, los últimos estudiantes presentes en Tiananmen votaron si hacía falta o no quedarse en la inmensa plaza del corazón de Pekín, rodeada de tanques.

Pero los soldados abrieron fuego en el mismo momento y fue imposible contar los votos, recuerda.

Otro dirigente estudiantil, Feng Congde, su marido en ese entonces, consideró que la mayoría apoyaba la retirada, pero no todos los manifestantes lo escucharon, refleja Chai Ling en sus memorias.

La polémica en torno a su papel en esos hechos se desató a raíz de una entrevista que había dado antes de la represión en la que dijo: "Lo que verdaderamente esperamos es que corra la sangre", pero ella sostiene en su libro que esas palabras fueron sacadas de contexto.

La exiliada china relata su huida en barco a Hong Kong, escondida durante cinco días en un contenedor con su marido y su marcha a París en compañía de un diplomático francés que había conseguido pasaportes falsos para la pareja.

El diplomático parecía aterrorizado durante el viaje y decía temer incluso que las Fuerzas Armadas chinas abatieran el avión para eliminar a los disidentes.

En la capital francesa, Chai Ling experimentó impresiones ambivalentes al entrar en contacto con la libertad.

"En todas partes a mi alrededor veía parejas abrazándose, riendo y aprovechando sus bellas noches. Yo me sentía completamente sola en esta ciudad desconocida y en este nuevo extraño mundo llamado libertad", describe.

Después, su marido la dejó por una mujer más joven que ella. "Dos días antes, los periódicos habían publicado fotos en las que aparecíamos los dos felices tras nuestra fuga. En ese momento, al escuchar a una mujer sin hogar tocar la flauta en un andén del metro, me decía a mí misma que estaba a un paso de acabar como ella".



gilberto
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