Reportajes

Diez años después de caer los talibanes, Afganistán muy lejos de la paz

2011-10-02

Las perspectivas de paz se alejan cuando Estados Unidos y la OTAN inician una retirada progresiva...

Por Katherine Haddon, AFP 

KABUL - Diez años de ocupación por una fuerza internacional y cientos de miles de millones de dólares no han permitido acabar con los insurgentes talibanes en Afganistán, donde la guerra es cada vez más mortífera y el gobierno y sus aliados occidentales cada vez más impopulares.

Las perspectivas de paz se alejan cuando Estados Unidos y la OTAN inician una retirada progresiva de sus tropas combatientes, la que debe terminar a fines de 2014, cuando los insurgentes islamistas intesifican su guerrilla y rechazan negociar.

El 7 de octubre de 2001, Estados Unidos, golpeado por los atentados de Nueva York y Washington un mes antes, y su aliado británico, lanzaban una ofensiva contra el régimen de los talibanes y sus invitados de Al Qaida.

La rápida caída del régimen fundamentalista fue saludada con euforia por la población cansada de su control brutal, que había aislado y empobrecido a un país ya en la miseria.

Diez años más tarde, si bien hay modernos inmuebles en una parte de la capital Kabul, numerosos afganos consideran a los 140,000 soldados de la fuerza de la OTAN bajo mando de Estados Unidos como invasores que no han cumplido sus promesas de paz y prosperidad.

La luna de miel de los primeros años entre el presidente Hamid Karzai y sus aliados occidentales dejó lugar a una cohabitación tensa y desconfiada. Harzai denuncia las víctimas civiles de las operaciones de la OTAN, mientras los occidentales critican la corrupción y la incompetencia de su gobierno.

Para numerosos expertos, la coalición y en particular Estados Unidos, pecaron por exceso de confianza luego de los primeros años fáciles después de 2001.

Los talibanes ganaron terreno a partir de 2005, llevando a Kabul y a sus aliados hacia un nuevo conflicto sangriento, después de la insurrección contra los soviéticos en los años 1980 y luego la guerra civil hasta la toma del poder por los talibanes en 1996.

Se han registrado algunos avances notables, en particular en materia de escolaridad, acceso a la atención médica y desarrollo del comercio en las ciudades.

Pero Karzai no controla nada más allá de Kabul y el país sigue totalmente en manos de los caudillos o bajo control de los insurgentes.

La mala administración de cientos de miles de millones dólares occidentales gastados en el país (sólo Estados Unidos ha gastado 444,000 millones de dólares) y que en parte desaparecieron en la corrupción, contribuyeron a la fragilidad del Estado.

Los actos de violencia se han incrementado a partir de 2007 y cada año es cada vez más mortífero para los soldados extranjeros y los civiles. Según un estudio de la universidad estadounidense Brown, desde el 7 de octubre de 2001, la guerra ha dejado 33.877 muertos entre civiles, insurgentes, soldados afganos y extranjeros.

Por otra parte, de acuerdo con la ONU, los actos de violencia vinculados al conflicto aumentaron 40% en los ocho primeros meses de 2011 con respecto al mismo periodo en 2010.

En Occidente, las opiniones públicas ahora son en su mayoría hostiles a mantener sus soldados en un "atolladero" costoso y letal.

Por eso, en julio de 2011 Washington y la OTAN iniciaron una retirada progresiva de sus unidades combatientes, que debería terminar a fines de 2014, fecha en la que las frágiles fuerzas afganas deberán garantizar solas la seguridad del país, un desafío según expertos y diplomáticos.

La OTAN está entrenando a marcha forzada a miles de nuevos reclutas del ejército y de la policía afganas que deben completar sus tropas de aquí a 2014. Pero dichas instituciones están gangrenadas por la desmotivación, la corrupción, la "palanca", las deserciones, las defecciones, y las complicidades internas que en ciertos ataques de los talibanes son cada vez más frecuentes.

Algunos responsables estadounidenses han evocado la posibilidad de conservar bases militares permanentes después de 2014, en un país estratégico que tiene fronteras tanto con el difícil aliado paquistaní como con el enemigo iraní.

Estados Unidos también ha hecho llamados indirectos a los talibanes para que negocien la paz con Kabul. Pero los insurgentes, en posición de fuerza, no tienen ningún interés en conversar por ahora, según numerosos expertos.

El reciente asesinato del ex presidente tayiko Burhanudin Rabani, justamente encargado de negociar con los talibanes, que son pashtunes, incrementó las tensiones étnicas.

"La probabilidad de una futura guerra civil (después de 2014) ha aumentado en los últimos años", estimó Shashank Joshi, analista del instituto británico Royal United Services. Pero con el asesinato de Rabani "es aún mayor", estimó el investigador.



ROW

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