Reportajes

El rompecabezas de la presencia estadounidense en Afganistán tras 2014

2011-10-05

En el marco de unas duras negociaciones sobre una futura

Por Katherine Haddon, AFP  

BASE DE BAGRAM - La gigantesca base militar de Bagram, con su Pizza Hut y su concesionario de coches, se encuentra en el centro del intenso debate sobre la presencia estadounidense en Afganistán tras la retirada de las fuerzas de combate de la OTAN a finales de 2014.

En el marco de unas duras negociaciones sobre una futura "cooperación estratégica", Kabul y Washington estudian mantener una decena de estas bases, del tamaño de pequeñas ciudades estadounidenses, para apoyar a las fuerzas afganas que no parecen estar en condiciones de impedir solas el regreso de los talibanes.

Estados Unidos dice oficialmente no querer conservar las bases permanentes en Afganistán, pero no convence a nadie.

Varios expertos piensan al contrario que se prepara a mantener de forma duradera estas bases, como la de Bagram, al norte de Kabul, que alberga más de 30,000 personas, soldados y civiles con contrato, y en la que continúan con las obras de ampliación.

Las negociaciones entre Kabul y Washington en torno a la cooperación estratégica después de 2014 se iniciaron en febrero, pero parecen toparse con varios obstáculos.

El presidente afgano, Hamid Karzai, indicó recientemente que Estados Unidos rechazaba varias de las condiciones consideradas como vitales por Kabul para el mantenimiento de una presencia duradera después de 2014, incluido el hecho de que las tropas estadounidenses tengan que operar en el marco de la ley local y no actuar sin el aval de las autoridades afganas.

Otro responsable estadounidense, que pidió el anonimato, apunta a que Washington y Kabul discrepan también en cuanto a la importancia del futuro apoyo financiero norteamericano a las fuerzas afganas, cuya formación costó unos 11.600 millones de dólares en 2011.

Preguntado sobre el riesgo de alejar definitivamente a los estadounidenses, Karzai contestó entre risas: "No se preocupe por eso, no van a abandonar Afganistán".

"En una negociación, las dos partes piden la Luna y encontramos un compromiso a medio camino", relativizaba hace poco Ryan Crocker, el embajador estadounidense en Kabul.

Un responsable del departamento estadounidense de Defensa admitió de forma anónima a la AFP que el acuerdo incluirá seguramente "instalaciones comunes" con soldados de ambos países.

Los estadounidenses, asegura, se conformarían con apoyar a los afganos aportando sus servicios de inteligencia, la protección aérea y logística.

Washington negocia desde hace años el mismo tipo de acuerdo con Irak, un proceso que sigue siendo laborioso, dado que quedan por solucionar varios puntos clave, como la espinosa cuestión del mantenimiento de bases permanentes.

Los estadounidenses, que pusieron fin el año pasado a sus operaciones de combate en Irak, han mantenido allí a 43,500 soldados para apoyar a las fuerzas locales.

Pese a algunas fricciones y bloqueos, una parte de los responsables afganos apoyan la idea de una cooperación de largo plazo con Estados Unidos.

Esto "ayudará a Afganistán" a hacer frente a las "injerencias de los países vecinos que hastían a la población", estima Fawzia Kufi, una parlamentaria afgana. Kabul acusa a Pakistán de defender sus intereses estratégicos en Afganistán.

La duración de la presencia estadounidense tendrá incidencia sobre las eventuales negociaciones con los talibanes, que numerosos expertos consideran indispensables para poner fin a la guerra.

Si la OTAN y los occidentales prevén retirarse rápidamente, "los rebeldes tendrán poco interés en negociar, y esperarán a que se vayan", explicaba el instituto estadounidense Rand Corporation en un reciente informe.



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