Ciencia y Tecnología

Paul Allen creará un gigantesco avión para lanzar cohetes al espacio

2011-12-14

Pese a haber decidido reciclar partes para reducir tanto el tiempo de desarrollo como los costos,...

Por ANDY PASZTOR y DIONNE SEARCEY, WSJ

Microsoft co-founder Paul Allen says he will build the world's largest airplane as a mobile platform for launching satellites at low cost, which he believes could transform the space industry. Andy Pasztor has details on The News Hub.

Paul Allen, cofundador de Microsoft Corp., señaló que está preparado para destinar US$200 millones o más de su fortuna para fabricar el avión más grande del mundo como plataforma móvil para el lanzamiento de satélites a bajo costo, que en su opinión podría transformar la industria espacial.

El nuevo y arriesgado proyecto, anunciado el martes y concebido por el renombrado diseñador aeroespacial Burt Rutan, busca combinar motores, trenes de aterrizaje y otras partes del viejo Boeing 747 con una nueva aeronave creada por éste y un poderoso cohete que será construido por una empresa conducida por Elon Musk, el multimillonario de Internet y pionero del mundo espacial-comercial.

Con el apodo de "Stratolaunch" y financiado por una de las entidades de Allen, la empresa busca fusionar la tecnología de aviones de hace décadas con diseños de cohetes aceleradores de vanguardia de una manera sin precedentes para ensamblar un híbrido que ofrecería el primer sistema de transporte espacial financiado con fondos totalmente privados.

El objetivo final —que por décadas ha eludido a científicos de cohetes de empresas y gobiernos— es construir un sistema fiable y flexible de lanzamiento basado en aeronaves capaz de enviar satélites tan pesados como una camioneta a la órbita terrestre baja.

Pese a haber decidido reciclar partes para reducir tanto el tiempo de desarrollo como los costos, Allen admitió sin embargo en una entrevista que "el precio de entrada es alto para este tipo de proyectos".

Rutan y Allen, que en 2004 hicieron historia al formar equipo para SpaceShip One, la primera nave impulsada por cohetes de construcción privada en llegar al espacio, ahora esperan modificar y hacer más grande el mismo concepto. Los ejecutivos de la industria calculan que Allen gastó al menos US$25 millones en su primera incursión, algo que él no desmiente.

Sin dar a conocer las cifras específicas, el multimillonario inversionista y filántropo reiteró el martes que su último esfuerzo "terminará costando al menos en el orden de magnitud más de lo que puse en SpaceShip One".

Haciendo hincapié en que ha soñado "desde hace mucho en dar el próximo gran paso en vuelos espaciales", Allen difundió un comunicado donde enfatiza que espera abrir paso a "los albores de un cambio radical en la industria del lanzamiento espacial". Sin embargo, en respuesta a las preguntas de los periodistas, dijo que Vulcan Inc., su empresa de inversión con sede en Seattle, no estaría preparada para un compromiso financiero semejante "si no creyera que va a haber un montón de clientes".

Allen y su equipo esperan ofrecer tarifas atractivas muy por debajo de los costos de lanzamiento actuales, que puede oscilar entre US$30 millones y más de US$200 millones, dependiendo del peso de la carga y la altura de la órbita.

El concepto parece lindar con la ciencia ficción. Se imagina una enorme nave nodriza con dos estrechos fuselajes con seis turbinas 747 de Boeing Co., con una envergadura récord de casi 117 metros, más un pequeño lanzacohetes situado debajo. Con un peso estimado de 545 toneladas, la combinación alcanzaría el peso máximo al despegue de un Airbus A380 completamente cargado, aunque las alas tendrían unos 37 metros más de largo que ese avión comercial, el más grande del mundo en la actualidad.

Volando a unos 9,000 metros de altura, la nave podría elevarse de manera pronunciada al mismo tiempo en que soltaría un cohete, que contaría con un conjunto de cuatro o cinco turbinas para impulsarse hacia la órbita.

Si todo marcha bien, el personal de Stratolaunch prevé que los vuelos de prueba de los vehículos espaciales híbridos podrían comenzar en cinco años y que las operaciones comerciales podrían iniciarse a finales de la década.

"Soy optimista porque estamos reutilizando mucha tecnología existente", señala Allen.



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