Internacional - Población

Nuevos líderes libios intentan lidiar con demandas populares

2011-12-23

Matt Robinson, Reuters

TRIPOLI/BENGASI  - El ánimo era casi alegre fuera de la oficina del primer ministro libio Abdurrahim El-Keib en Trípoli.

Bajo un débil sol de invierno, adolescentes en sandalias se trepaban a las palmeras sobre una multitud que cantaba y bailaba al ritmo de un tambor. Pero su mensaje era serio.

"Si no tienen dinares, entreguen dólares", cantaron esta semana. "¿Dónde está nuestra parte?", gritó alguien.

Los manifestantes eran principalmente de la capital libia, algunos de ellos estudiantes que dijeron que cambiaron sus libros por armas y se sumaron a la lucha contra Muammar Gaddafi. Más de dos meses después de su captura y asesinato, quieren su recompensa.

"No estamos pidiendo dinero, estamos pidiendo una oportunidad de trabajar", dijo Anis Bashir, que se describió como un comandante de unidad de la capital libia.

"Los ministros dicen una cosa, sus vices otra y el CNT (Consejo Nacional de Transición) otra completamente distinta. Simplemente queremos una respuesta", agregó.

La causa común que unió a los combatientes durante la compleja guerra que puso fin a la dictadura de 42 años de Gaddafi en agosto está dando paso a un ambiente de amargas facciones.

Débil y desorganizado, el liderazgo interino reconocido por la comunidad internacional, el CNT, recibe críticas de todos los frentes, pero puede complacer sólo a unos pocos.

Los ganadores incluyen a las unidades de combate de la localidad de Zintan, en las montañas del oeste, que disfrutan en sus sillas del segundo piso del edificio de Keib donde el comandante militar Osama Al-Juwali ahora ocupa la oficina con paneles de madera del ministro de Defensa interino.

Luego de meses de bombardeos de las fuerzas leales a Gaddafi, los rebeldes de Zintan superaron el asedio y, apoyados por los aviones de la OTAN, se sumaron al ataque sobre Trípoli en agosto.

RIVALIDAD TRIBAL

Tomaron el aeropuerto internacional y lo siguen vigilando hasta el día de hoy con sus armas. En noviembre, capturaron al hijo de Gaddafi Saif al-Islam y lo llevaron en avión a Zintan, donde aún permanece.

Estas son herramientas poderosas de negociación. Días después de la captura de Saif, Al-Juwali obtuvo su puesto en un reparto de carteras que reflejó las profundas divisiones tribales de Libia y las luchas de poder actuales.

Sus camaradas van a recoger los frutos. Este Estado desértico del norte de Africa está escasamente poblado, tiene petróleo y es potencialmente rico.

Las milicias conservan el terreno que ganaron cuando cayó Trípoli y se niegan a desarmarse o a dispersarse hasta que reciban lo que se les debe. Los débiles, en tanto, presentan sus demandas en papel y trepan las rejas fuera de la oficina de Keib.

Entre ellos se encuentran trabajadores del sector público que dicen que no reciben su salario desde hace meses.

El Gobierno interino debería aprender de lo ocurrido en Túnez y Egipto, donde también cayeron dictadores, pero la falta de confianza en los nuevos líderes que los reemplazaron sin mediación del voto popular produjo violencia en las calles.

En la ciudad oriental de Bengasi, sede de la rebelión que comenzó en febrero, entre 20.000 y 30.000 personas llenaron la plaza Shajara este mes para protestar contra el CNT. Desde entonces, cientos de personas protestan a diario.

Los manifestantes se quejan de la falta de transparencia y legitimidad y piden una purga de los supuestos colaboradores del viejo régimen.



gilberto
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