Internacional - Población

Cubanos hacen filas por subsidios para salvar sus casas de la ruina

2012-01-21

Rigoberto Díaz, AFP

LA HABANA - Desde que nació hace 51 años, Marlen Conde contempló con impotencia como su casa se iba deteriorando hasta llegar casi a la ruina, estado que ahora espera revertir gracias a un subsidio para cubanos pobres que comenzó a otorgar esta semana el gobierno de Raúl Castro.

"Pienso que puedo beneficiarme con el subsidio. Es una política que va a salvar a mucha gente", dijo Conde a la AFP, al subarayar que su casa del municipio del Vedado, en La Habana, construida en 1901, está "cayéndose a pedazos" y "toda apuntalada" para evitar que se desplome.

Decenas de personas, entre ellas Conde, hicieron fila esta semana en la Dirección Municipal de Vivienda del Vedado para solicitar el subsidio que el Gobierno comenzó a entregar el lunes para que familias cubanas pobres construyan o reparen sus casas.

Esta política, aprobada por el VI Congreso del Partido Comunista (único) en abril, en el marco de las más de 300 reformas destinadas a hacer eficiente el agotado modelo económico cubano, busca beneficiar a personas y no a productos, como sucedió durante 50 años en la isla.

Solo en el primer día en que se aplicó el subsidio, fueron recibidas más de 1.300 solicitudes en oficinas municipales de siete de las 15 provincias de la isla, según el Instituto Nacional de la Vivienda. La entidad no ha divulgado cifras posteriormente.

Conde dijo que renunció hace 22 años a su trabajo como empleada en una escuela para dedicarse a cuidar al mayor de sus dos hijos, que "es epiléptico". Como un "caso social" recibe gratuitamente del Estado los medicamentos que él necesita y 235 pesos al mes (10 dólares, la mitad del salario promedio), que "apenas" le "dan para vivir".

"Nuca me quedé con los brazos cruzados, hice gestiones para reparar la casa, pero no prosperaron", se lamentó Conde, que confía en que esta vez su caso sea atendido.

Tan optimistas como ella, las hermanas Ibis y Leticia Junco, de 40 y 39 años, aguardaban con impaciencia su turno en la oficina, pues la casa que comparten en un edificio del Vedado también está "en estado muy crítico".

"Por fuera está en el ladrillo pelao (sin revestimiento), el balcón se está cayendo, las paredes tienen grietas. Duermo con miedo de que a mi hija le caiga un pedazo de techo en la cabeza", ilustró Ibis, que como secretaria gana al mes 400 pesos (17 dólares).

"¿Vio lo del derrumbe de Centro Habana? Ese es mi temor", precisó la mujer al referirse al desplome de un edificio de viviendas que dejó el martes cuatro muertos y cinco heridos.

Desde que asumió el mando en la isla en julio de 2006 cuando enfermó su hermano Fidel Castro, Raúl estimuló la producción de materiales de construcción, liberó su venta sin subsidios, autorizó a los cubanos a levantar sus viviendas con esfuerzo propio y la compraventa de casas.

También permitió los oficios de albañil y plomero, entre otros, por "cuenta propia" (de forma privada) para fomentar la construcción de viviendas, pues el problema habitacional es uno de los más graves que enfrenta la isla desde hace décadas, con un déficit estimado en 500.000 casas.

A esa situación se suman las construcciones defectuosas y el mal estado de conservación de buena parte de ellas, lo que provoca frecuentes derrumbes, sobre todo en la parte antigua de la capital, como sucedió el martes.

Hasta el jueves, 93 personas habían solicitado el subsidio en el Vedado, pero apenas 39 fueron aceptados para ser tramitados, según explicó la funcionaria Iliana Montes. En el país hay 169 municipios.

"Muchas personas llegan sin el proyecto de construcción o reparación", requisito obligatorio "para iniciar el trámite", apuntó Montes.

Los aspirantes a subsidios deben demostrar que por falta de solvencia económica no pueden pagar el precio actual de los materiales de construcción o la mano de obra para ejecutar esas acciones.

Jesús Did, un ingeniero retirado de 66 años, también acudió a pedir el subsidio, pues el techo de su casa "se viene abajo en cualquier momento".

"Cuando era joven lo reparaba yo mismo, pero ya no tengo fuerzas ni dinero para pagar el trabajo", dijo el hombre, que vive con una pensión mensual de 270 pesos (11 dólares).

"Ojalá que esto funcione, porque aquí se dicen muchas cosas y luego comienza el papeleo (la burocracia)", acotó.



gilberto