Importante líder de las FARC muere en combate con Ejército de Colombia

BOGOTA (Reuters) - Un comandante guerrillero, responsable del apoyo logístico y financiero de varios frentes de las FARC en el sureste de Colombia, murió el viernes en un combate con el Ejército, en medio de la nueva estrategia militar para acabar con los rebeldes.

El comandante de las Fuerzas Militares, general Alejandro Navas, informó que la muerte de Wilson Correa, alias Eduardo Robayo, comandante del frente 42 de las izquierdistas FARC, se produjo cerca al municipio de Vistahermosa en el departamento del Meta, 170 kilómetros al sureste de Bogotá.

"Alias Robayo se desempeñaba como comandante del frente 42 en el Bloque Oriental de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), dedicado a la extorsión, al apoyo logístico de varias cuadrillas", dijo Navas en rueda de prensa.

El oficial calificó al líder guerrillero, que murió con uno de sus escoltas, como una persona "sanguinaria" que participó en el secuestro del actual gobernador del departamento del Meta, quien permaneció más de siete años en manos de las FARC en la selva.

Navas dijo que Correa también fue uno de los responsables de la activación de una casa bomba que causó la muerte a 23 militares en el 2001, en el departamento del Meta, y del asesinato de un alcalde de un municipio de esa misma región.

Colombia rediseñó su estrategia contra las FARC para priorizar en el combate frontal de sus estructuras militares y económicas, así como en los mandos medios que antes no eran considerados vitales.

Los anteriores planes contra ese grupo guerrillero, considerado como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, se focalizaban en la captura o muerte de sus máximos líderes.

De acuerdo con los análisis de las Fuerzas Armadas, la guerrilla se debilitó con la muerte de líderes como Raúl Reyes, Víctor Julio Suárez y Alfonso Cano en medio de una ofensiva militar que los obligó a replegarse, pero ha podido mantenerse activa gracias a la supervivencia de los mandos medios, así como las estructuras militares y financieras.

Las FARC, acusadas de financiarse del narcotráfico, el secuestro y la extorsión, reactivaron sus ataques en los últimos meses, incluido el sector petrolero, en un intento por demostrar poder militar, de acuerdo con analistas.

El Gobierno sostiene que el grupo rebelde, que cuenta actualmente con unos 8,000 combatientes, volvió a la táctica de guerra de guerrillas en medio de la que realiza ataques específicos y evita el combate con las Fuerzas Militares.

El Gobierno del presidente Juan Manuel Santos ha condicionado el inicio de una negociación de paz con las FARC a que suspendan sus hostilidades, liberen a todos los secuestrados y anuncien su disposición de reintegrarse a la vida civil, exigencias que el grupo rebelde han rechazado.

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