Internacional - Población

Jóvenes, franceses y desesperados

2012-04-14

Por Geert De Clercq, Reuters

BURDEOS, Francia  - Boualem Ben Moussa, de 28 años, ha repartido pizzas, trabajó en construcción, lavó platos en un restaurante y luego repartió más pizzas. La escuela no era lo suyo, dice. La dejó a los 16 años y desde entonces ha pasado de contrato temporal en contrato temporal.

Pero las cosas están mejorando. En Lormont, un suburbio del noreste de Burdeos, él y otra decena de jóvenes de origen mayormente inmigrante están renovando dos apartamentos en un complejo habitacional de la década de 1970, como parte de un proyecto que les dará una segunda oportunidad de capacitarse.

Mientras adaptan las residencias para personas de tercera edad, aprenden nuevas habilidades como albañiles, electricistas y pintores. Ben Moussa desea convertirse en un enyesador.

Ophelie Latil también tiene 28 años y solía gustarle la escuela. Tiene un doble postgrado en derecho y administración y se especializó en propiedad intelectual. Pero pese a su educación de primer grado, tampoco ha tenido nunca un contrato permanente y ha debido alternar entre periodos de desempleo y trabajos de corto plazo no relacionados con sus estudios.

Ben Moussa y Latit representan las dos caras de una generación de jóvenes franceses desesperados.

Unos 150.000 alumnos dejan el selectivo sistema de educación francés sin un diploma. Muchos terminan viviendo en los grises suburbios que rodean las grandes ciudades donde el desempleo juvenil es alto y la criminalidad es frecuente.

"Los que no pueden seguir estudiando quedan rezagados, así es cómo funciona. Ellos simplemente no se hacen cargo de tí", indicó Ben Moussa.

Quienes sí tienen diplomados afrontan la barrera del rígido mercado laboral que sobreprotege a la generación mayor y ofrece a los jóvenes una seguidilla interminable de contratos temporales, obligándolos a retrasar por años la compra de propiedades y el matrimonio.

"Es exasperante. En la primera década de mi vida adulta quiero vivir como un adulto", dijo Latil, un miembro del grupo de acción juvenil "Génération Précaire" (Generación Precaria)

PRECARIEDAD

En una campaña para las elecciones presidenciales dominada por la preocupación sobre los impuestos, la inmigración y el déficit fiscal, los jóvenes y la educación no tienen un rol central. Pero los jóvenes franceses tienen una forma de entrar en el debate.

En el otoño boreal del 2005, semanas de agitación sacudieron los suburbios pobres en varias partes del país e hicieron de la integración de los frustrados jóvenes un tema central en las elecciones del 2007. Este año, varias semanas antes de la primera ronda del 22 de abril, un joven islamista mató a tiros a siete personas dentro y alrededor de la ciudad de Toulouse.

El servicio de inteligencia fue criticado por no atrapar a tiempo al asesino. Pero algunos dicen que el sistema de educación fue el que falló primero.

El atacante - Mohamed Merah, de 23 años y origen argelino - abandonó la escuela a los 16 años, no tuvo asesoría vocacional y había cometido antes delitos menores que lo llevaron a prisión, donde tomó contacto con posturas radicales islámicas.

"No todos los jóvenes que van por el mal camino se convierten en Mohamed Merahs, pero la desocupación y la falta de relaciones humanas es lo peor para los jóvenes, y a menudo se refugian en la delincuencia", dijo Matthieu Neny, que gestiona el centro de capacitación donde Ben Moussa busca rehacer su vida.

Aunque el asunto de los jóvenes poco capacitados está concentrado en los suburbios, la poca suerte de los graduados para hallar trabajos estables y la percepción de que hoy en día los niños encaran una vida mucho más difícil que la de sus padres refleja un amplio rango de problemas en la sociedad francesa.

"Para los jóvenes y sus padres, entrar al mercado laboral es un gran tema de preocupación, y contribuye al habitual pesimismo de los franceses y eso tiene un impacto en lo que los votantes esperan de los candidatos", dijo Anne Muxel, una socióloga que ha escrito sobre juventud y política.

En diciembre, el sondeo anual de Gallup International sobre 51 países encontró que Francia era la nación más pesimista del mundo sobre el panorama económico, y que los franceses están ahora más negativos de lo que estuvieron en los últimos 30 años.

El único político que ha puesto a los jóvenes en el centro del debate electoral es el socialista Francois Hollande, quien tiene ventaja sobre el presidente Nicolas Sarkozy en los sondeos de opinión para la segunda ronda del 6 de mayo.

"Si soy electo presidente, quiero ser juzgado sólo ante un objetivo: que los jóvenes tengan una mejor vida al término de mi mandato en el 2017", dijo Hollande en un discurso en enero.

Esto podría ser más difícil que lograr un equilibrio del presupuesto, otra de las promesas de su campaña,

Su primera prioridad será reformar las escuelas. Francia tiene una tradición meritocrática que data de la creación de un sistema de educación libre y secular de la década de 1880. Los niños son puestos a prueba desde la escuela primaria en adelante, lo que lleva a elegir a los mejores estudiantes para educarlos en los colegios más prestigiosos.

Quienes tienen mejores puntajes en los exámenes van a colegios secundarios de renombre, como el Henri-IV y el Liceo Louis-le-Grand de París, y toman clases preparatorias incluso más selectivas camino a las "grandes escuelas", que educan a unos pocos cientos miles de estudiantes de elite por año.

La opción más sobresaliente es la Ecole Nationale d'Administration (ENA), que sólo recibe a unos 100 estudiantes por año, los que se convierten después en altos funcionarios del Gobierno, ministros y presidentes ejecutivos de las mayores compañías del país. El propio Hollande estudió en ENA.

Un sistema que garantiza el éxito sólo a unos pocos asegura fracasos para muchos, especialmente para aquellos cuyos padres no tienen los medios o el conocimiento para ayudar a sus hijos a integrarse y salir adelante en la compleja estructura escolar.

MAQUINA CLASIFICADORA

En el libro "La machine a trier" ("La máquina clasificadora"), publicada el año pasado, cuatro investigadores dicen que el sistema educativo francés está constantemente clasificando y eliminando, condenando a los peores de cada clase a un fracaso perpetuo.

Olivier Galland, uno de los autores, sostuvo que en una sociedad con acceso masivo a la educación, las escuelas deben tener un foco para Europa del norte en la capacidad individual, el trabajo en equipo y el éxito para todos.

"De alguna manera, la escuela francesa es la continuidad del Antiguo Régimen, donde el diploma reemplaza al título nobiliario", dijo, en referencia al período previo a la revolución de 1789.

Todos los candidatos para la elección de este año coinciden en que el sistema es perverso, pero proponen diferentes recetas.

Hollande dice que creará 60.000 nuevos puestos de trabajo en educación, promete reducir a la mitad el número de estudiantes que dejan la escuela sin un diploma y planea dar a todos los jóvenes de 16 a 18 años alguna forma de capacitación.

Revirtiendo una decisión de Sarkozy, Hollande también planea añadir medio día del período escolar semanal -sin sumar materias- para dar a los niños más tiempo para aprender.

"Lo primero que recomiendan todos los grandes pensadores acerca de la educación, de Jean-Jacques Rousseau en adelante, es dar tiempo al niño. Pero, en nuestro sistema, aquellos que necesitan un poco más de tiempo inmediatamente quedan condenados al fracaso", dijo Vincent Peillon, asesor de Hollande y posible ministro de Educación si ganan los socialistas.

Sarkozy quiere que los docentes pasen más tiempo ayudando a los alumnos y propone que aumenten el número de horas que asisten a la escuela de 18 a 26 por semana, a cambio de un aumento salarial del 25 por ciento.

También dijo que dejará a los maestros fuera de su política de no reemplazar a uno de cada dos empleados públicos que se jubilan y propuso un banco juvenil especializado para garantizar préstamos estudiantiles.

Los autores de "La machine a trier" dicen que reformar las escuelas francesas no se reduce a poner más maestros en clase. "Es el principio mismo de un sistema elitista basado en la clasificación que debe ser revisado desde el comienzo hasta el final", argumentan.

También creen que el mercado laboral agrava, en vez de aliviar, las desigualdades producidas en el sistema educativo.

Pero la reforma del sector es un tema tabú en esta campaña.

La mayoría de los candidatos evita el asunto, no sólo por las protestas desatadas por las propuestas en España e Italia, sino por el recuerdo de cómo el intento del ex primer ministro conservador Dominique de Villepin de introducir un contrato de trabajo más flexible para los jóvenes terminó en semanas de manifestaciones populares en el 2006.

En ese momento, al igual que ahora, cualquier discusión sobre una reforma laboral en Francia gira en torno a dos antipáticos acrónimos: "CDI", un contrato de empleo regular indefinido, y "CDD", un contrato temporal a corto plazo.

Lograr un CDI es el santo grial de todo aquel que busca trabajo. Pero la ley francesa hace tan difícil y costoso despedir a trabajadores con contratos por tiempo indefinido que las compañías se inclinan por contrataciones temporales para adaptarse a las fluctuaciones en la actividad y probar nuevos empleados.

EJERCITO DE RESERVA

Cerca del 90 por ciento de las selecciones se hacen a través de contratos a corto plazo, creando un mercado laboral dual con una generación de jóvenes que no puede obtener un trabajo permanente y una generación más antigua protegida por estrictas leyes laborales.

"Somos el ejército de reserva para las compañías francesas", dijo Latil de Generation Precaire.

Muchos economistas argumentan que tendría sentido hacer contratos indefinidos menos rígidos y contratos a corto plazo menos precarios.

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), un grupo de estudios de naciones ricas, recomendó que Francia haga su mercado laboral más flexible y que reemplace varios términos de empleo con un contrato unificado válido para todos los trabajadores.

Sólo el candidato de centro Francois Bayrou, que salió tercero en las elecciones del 2007 pero que ahora corre en el quinto lugar en las encuestas de opinión, propone un contrato único que permita a las compañías despedir empleados sin motivos disciplinarios o de negocios.

Los dos candidatos principales eluden el tema. Para reincorporar a los desempleados al trabajo, Hollande propone crear 150.000 puestos de trabajo financiados por el Estado para jóvenes de áreas pobres.

Los mercados financieros tienden a preferir el enfoque de Sarkozy.

"La prescripción adecuada de política no está impulsando el empleo del sector público sino que toma medidas que reducen el desempleo estructural", escribieron los economistas de Nomura en una nota a sus clientes.

Aquellos a quienes se dirigen los planes tienen una visión diferente.

Génération Précaire estableció una agencia de calificaciones simuladas denominada "Jóvenes y Pobres" que clasifica todas las propuestas en su capacidad de proporcionar trabajos para los jóvenes.

Ningún candidato obtiene una triple A, pero Hollande es elogiado por enfocarse en temas de la juventud y sus propuestas obtienen una calificación B. Sarkozy, Bayrou y la líder de extrema derecha Marine Le Pen son calificados con una D.

Su opinión importa, ya que los jóvenes son un sector decisivo: las personas entre los 18 y los 30 años representan alrededor del 30 por ciento del electorado.

Un sondeo de Ifop realizado en marzo entre las personas que votan por primera vez entre los 18 y los 22 años da a Hollande un 31 por ciento de los votos en la primera ronda, un poco mejor que su 28,5 por ciento en general.

Le Pen está en segundo lugar con un 23 por ciento del voto de la juventud, seis puntos más que su 17 por ciento en la evaluación general. Sarkozy quedó tercero, con sólo un 21 por ciento del voto joven, a pesar de tener un 27 por ciento en general.

De vuelta en Burdeos, el aprendiz de albañil Ben Moussa confirma la tendencia.

"No estoy seguro acerca de Hollande, no estoy seguro de que todo lo que diga sea verdad. Pero votaré por los socialistas", manifestó.



gilberto

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