Editorial

Es tarea de todos construir una nueva cultura

2012-06-28

Pasarán varios gobiernos, y las realidades socio-económicas, no sólo no...

Estamos en tiempos de elecciones, y los protagonistas de estos eventos se empeñan en hacer creer que ellos, a su manera, lo van a resolver todo.

Es lógico que nadie les cree, porque todos sabemos que los problemas que nos agobian rebasan en mucho sus posibilidades.

«Que no habrá más corrupción, que desaparecerán las injusticias, que mejorará la producción para competir con los chinos y con los japoneses, que se acabará la delincuencia con este presidente o con otro», es mentira.

Los grandes y numerosos problemas que hay por resolver, como merecemos las personas, no es tarea de uno solo o de unos cuantos. No hay que ser ingenuos.

Pasarán varios gobiernos, y las realidades socio-económicas, no sólo no mejorarán sino que empeorarán. La solución de los problemas que atormentan la vida de los ciudadanos es tarea de todos.

Esperar un nuevo gobierno, para que el país goce de buena salud, es una ilusión.

La causa de todos los males está dentro de cada uno de nosotros: está en la mente y en el corazón de todos los mexicanos.

Sin duda, hace falta un timonel capaz de guiar la nave. Pero si la nave está agrietada, se va a hundir. Es necesario que los elementos que componen el barco estén en buenas condiciones. Pero, por desgracia, en nuestra nave faltan estas condiciones.

Si queremos un país sin violencia, sin injusticias, sin robos, sin miseria… debemos empeñarnos todos en trabajar para lograrlo. Naturalmente es utópico pensar que todos quieren entrar en este programa de unir fuerzas para lograr lo deseado.

Siempre ha habido y habrá delincuentes, prepotentes y destructores de la paz social. Humanamente hablando, es imposible obtener una sociedad perfecta, sin problemas. Es por eso que hay que unir todos los esfuerzos para encontrar soluciones.

Hoy han aumentado los actos violentos, las injusticias y el número de los pobres. ¿Por qué? Porque han aumentado los autores de tanta maldad. Y la tendencia va en aumento.

Para detener el hundimiento de nuestra nave, hay que contar con elementos sanos, es decir, ir sustituyendo los podridos con los nuevos. Esto se consigue educando a las nuevas generaciones con auténticos valores.

Todos somos responsables de la educación de los que caminan para ser parte activa de la sociedad. Los primeros son los padres de familia, luego los maestros, los medios de comunicación, los líderes religiosos, los que ocupan un lugar de influencia sobre los más pequeños.

Hace falta crear una nueva cultura, la de la honestidad, generosidad, servicio y espíritu de sacrificio. En otras palabras, es necesario trabajar eficazmente para crear la cultura del amor.

No hay que esperar a que otros lo hagan, dando el voto a quienes nos van a sustituir, sino a quien vamos a seguir en esta construcción de una nueva cultura.

Naturalmente el líder que vamos a elegir tiene que ser una persona de grandes valores, y con capacidad de vivirlos y promoverlos.

Si la mayoría de los ciudadanos nos empeñamos en esta tarea de construir la cultura de los valores, dentro de unos años veremos surgir la aurora de un país donde reinará la justicia, la paz y el amor.



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