Reportajes

Interpretación del Corán de Abu Zayd abrió las puertas a la igualdad

2012-07-04

De acuerdo con un texto firmado por Juan José Tamayo, en el diario

México (Notimex).- El bloqueo de su carrera universitaria, una condena por apostasía, que lo obligó a él y a su mujer al exilio, e incluso al divorcio, fueron sólo parte del precio que tuvo que pagar el intelectual egipcio Nasr Hamid Abu Zayd, cuando se convirtió en una de las voces más controvertidas y reformadoras del Islam.

Fallecido el 5 de julio de 2010, el estudioso fue criticado por entender el Corán no como un texto muerto, congelado en el tiempo, sino como fenómeno vivo, discurso abierto, composición a partir de "diversos discursos", escritura contextual y diálogo de la divinidad con los seres humanos.

De acuerdo con un texto firmado por Juan José Tamayo, en el diario "El País", para Nasr Hamid Abu Zayd, el Corán era un texto polifónico, en el que hablan muchas voces e interactúan numerosos lenguajes y géneros literarios.

"Habla a una comunidad de oyentes para informarla, instruirla y moverla a actuar de una determinada manera. El carácter dialógico del Corán continúa hoy en la interacción entre la comunidad que lo lee y el texto".

Con ello, Abu Zayd "establece con extraordinaria inteligencia un puente de comunicación entre la tradición musulmana y el mundo moderno con las señas de identidad de cada uno: pluralismo político, libertad y justicia social, hospitalidad, derechos de las minorías, de las mujeres, etcétera", describe Tamayo.

Abu Zayd nació en Tanta, Egipto, el 7 de octubre de 1943, estudió Filología Árabe y obtuvo el grado de doctor en Estudios Islámicos por la Universidad de El Cairo, institución en la que además fue profesor hasta 1995, también fue docente en Sudán y Japón.

De acuerdo con la biografía que circula en enciclopedias en línea, su trabajo más polémico fue la interpretación filológica del Corán, libro sagrado musulmán, que puso de manifiesto las transformaciones que ha vivido dicha religión en su contacto con otras culturas, de modo que pugna por adaptarlo al contexto social contemporáneo.

Ello derivó que en 1992 se le negara una cátedra en la Universidad de El Cairo, donde se consideró que sus trabajos de crítica textual eran un atentado contra el Islam.

El caso, cuentan, se llevó a la mezquita y a los tribunales, que lo declararon apóstata, obligándolo al exilio, primero en España y luego en los Países Bajos, también tuvo que divorciarse, ya que una mujer musulmana no puede estar casada con un hombre no musulmán.

Ante el rechazo de muchos musulmanes, sus libros fueron considerados como una ofensa a Dios y al Islam.

Su delito fue sostener que no se podía seguir pensando en normas establecidas hace 900 años, pues las costumbres y los modos de vida evolucionaron desde los inicios del Islam y los reglamentos debían de adecuarse.

De su extenso trabajo, en español se encuentra el texto "El Corán y el futuro del islam" (2009), cuyas aportaciones abrieron caminos útiles, por ejemplo en favor del feminismo islámico.

Su obra la definió como hermenéutica humanística y permite la actualización continua del Corán, la igualdad, la participación en el gobierno o la libertad individual son premisas islámicas según su lectura del texto religioso.



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