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Estadio de Varsovia plantea nueva amenaza para zona histórica

2012-07-05

Para algunos, el estado colosal —con un techo de fibra de vidrio retráctil y una fachada...

Vanessa Gera / AP

VARSOVIA (AP) — El Estadio Nacional de Polonia, construido para la Eurocopa 2012, se levanta con la forma de una cesta de mimbre en uno de los vecindarios más populares de Varsovia: el Saska Kepa, una zona de altos árboles y joyas arquitectónicas que datan de la década de 1920.

Para algunos, el estado colosal —con un techo de fibra de vidrio retráctil y una fachada reluciente en rojo y blanco que son los colores de la bandera nacional— es motivo de orgullo y símbolo de un repunta capitalista que recompuso al país desde que se libró del comunismo en 1989.

Para otros, la arena con 58.000 asientos es un engendro y una nueva afrenta para un vecindario singular ya amenazado por una pujante clase de empresarios y constructores. Es también una muestra, por si se necesitara otra, de la manera en que un atropellado crecimiento económico puede poner en riesgo una herencia arquitectónica vulnerable.

"Es como un gigantesco ovni que aterrizó cerca", se quejó Marcin Eckert, un abogado de 40 años de edad cuyo paisaje en el almuerzo es ahora dominado por el estadio. Su esposa, Dorota Jurkiewicz-Eckert, coincide: "Sentimos que fuimos aplastados por un elefante".

Cualquier cambio en los puntos históricos de Varsovia provoca vivos sentimientos debido a que fueron pocos los que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial. Saska Kepa, una zona exclusiva antes de la guerra que era habitada por médicos, abogados y otros profesionales de clase media alta, tiene la notable distinción de ser el único vecindario prestigiado de la ciudad que sobrevivió en toda su magnitud.

Pero desde entonces ha estado en riesgo.

Durante el comunismo, varias edificios antiestéticos de apartamentos surgieron en el vecindario, construidos por personas que "no entendieron el significado y la belleza del lugar", observó Marta Lesniakowska, una historiadora de la arquitectura en la Academia Polaca de Ciencias.

El capitalismo tampoco ha sido benévolo. Una espectacular villa modernista levantada en 1929 fue derribada para ampliar un camino. Una plaza, Plac Przymierza, desapareció bajo un conjunto de apartamentos y tiendas que hicieron empequeñecer las casas colindantes.

Ahora, las empresas constructoras están empeñadas en desmantelar o modificar radicalmente las casas de antes de la guerra para levantar estructuras mucho más grandes, en un cambio que deteriora su imagen histórica y engulle predios con hojarasca que por mucho tiempo hicieron que el lugar fuera percibido como una inconfundible ciudad-jardín.

"Este no es el Saska Kepa de mi infancia", lamentó la historiadora del arte Jurkiewicz-Eckert, de 40 años. Junto con su marido forma parte de un grupo que intenta preservar al vecindario y que se llama Zielona Saska Kepa, que significa Saska Kepa Verde. "Estamos por perder el entorno tradicional del lugar. Y esto se debe a la codicia de los constructores".

Saska Kepa —donde arces, fresnos y tilos dan sombre a casas de preguerra y a restaurantes modernos— tiene la insólita distinción de haber sobrevivido íntegramente a la guerra debido a su ubicación en la ribera oriental del río Vístula, donde los soldados soviéticos permanecieron durante el Levantamiento de Varsovia en 1944 contra las fuerzas alemanas de ocupación.

Las fuerzas de Adolf Hitler, debido a la revuelta, arrasaron la mayor parte de la ciudad. Durante el posterior control soviético que duró varias décadas, la capital fue reconstruida con un estilo stalinista gris y poco elegante que todavía predomina. En las dos últimas décadas, la ciudad ha sido transformada de nuevo, ahora por rascacielos con fachadas de vidrio.

Pese al declive en la arquitectura, Saska Kepa se jacta de tener algunos de los inmuebles más caros en la ciudad de 1,7 millones de habitantes. El centro de la ciudad se encuentra sólo a un par de paradas de tranvía del río, donde reina una quietud propia de los pueblitos. Sus calles pequeñas son calladas y alegres por la presencia de aves y perros, en medio de un ambiente con fragancia de lilas.

Las casas tradicionales de Varsovia son también un testimonio del mundo judío que fue eliminado durante el Holocausto. Muchos de los propietarios originales y de sus arquitectos eran judíos. Uno de ellos, Maksymilian Goldberg, diseñó varias casas familiares en Saska Kepa antes de que muriera en el Gueto de Varsovia en 1942. Otro, Lucjan Korngold, huyó y terminó en Brasil, donde diseñó edificios en Sao Paulo.

"Al destruir a Saska Kepa, los constructores están también destruyendo una parte de la historia judía de Polonia", dijo Katarzyna Shannon, de 44 años, que vive en el vecindario y es cofundadora de Zielona Saska Kepa. Pasea regularmente a su perro por las calles mientras busca avisos de obra en construcción, una tarea que ha permitido evitar la transformación adversa de algunas viviendas.



KC

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