Reportajes

París y Berlín celebran 50 años de amistad con la UE en el ojo del huracán

2012-07-09

Una vez elegido, para hacer aceptar el pacto de crecimiento, Hollande buscó esquivar la...

Sabine Wibaux / AFP

El presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, celebraron este domingo los 50 años de la reconciliación franco-alemana en Reims (este de Francia), cuando una crisis en Europa afecta a las relaciones de estos motores históricos de la construcción europea.

Hollande recibió a la canciller alemana bajo una lluvia intermitente a un centenar de metros de la catedral hacia donde se dirigieron juntos a pie.

Hablaron luego delante de la catedral de Reims, ciudad convertida en símbolo de las dos guerras mundiales en donde el general Charles de Gaulle y el canciller alemán Konrad Adenauer sellaron la reconciliación franco-alemana el 8 de julio de 1962.

"Ninguna fuerza oscura, y aún menos la estupidez que a menudo la alimenta, podrá alterar el movimiento profundo de la amistad franco-alemana", dijo el presidente francés haciendo referencia a la profanación este fin de semana de 51 tumbas de soldados alemanes en un cementerio militar de la Primera Guerra Mundial en Saint-Etienne-à-Arnes, en las Ardenas (noreste de Francia), no muy lejos de Reims.

"Nuestra amistad inspira a Europa. No queremos dar lecciones. Queremos únicamente dar ejemplo", agregó Hollande que había pasado revista a las tropas de la primera brigada franco-alemana junto a Merkel.

Europa, enfrentada a la crisis, atraviesa "hoy un gran desafío", declaró Merkel. "Debemos terminar hoy a nivel político la unión económica y monetaria, es un trabajo hercúleo pero Europa es capaz de ello", agregó.

"Europa es mucho más que una moneda, y la relación franco-alemana es inevitable, marcó fuertemente la unificación europea que hizo progresar", pero "no es una relación exclusiva, invita a cada uno a asociarse a ella", dijo.

Un discurso que se hace eco de las recientes declaraciones de Hollande, en particular en la cumbre europea de Bruselas del 28 y 29 de junio, cuando demostró su voluntad de salir del tradicional cara a cara franco-alemán apoyando las reivindicaciones de Italia y España frente a Merkel.

El sábado, el presidente francés confirmó esta opción afirmando en una entrevista con el periódico regional L'Union que la relación franco-alemana no debería ser "un directorio" que retire poder de decisión a los otros socios europeos.

Merkel, que terminó su discurso con un "viva la amistad franco-alemana", se mostró conciliadora hacia el hombre a quien le cerró las puertas durante la campaña electoral francesa por su oposición al tratado fiscal europeo.

Una vez elegido, para hacer aceptar el pacto de crecimiento, Hollande buscó esquivar la posición de Merkel apoyándose en el italiano Mario Monti y en la oposición socialdemócrata alemana.

En Francia, la oposición multiplicó estas últimas semanas las críticas hacia el nuevo poder socialista, acusado de haber degradado en unas semanas la calidad de las relaciones franco-alemanas.

Los dos dirigentes se reunieron en la simbólica Reims, ciudad ocupada por los prusianos en 1870, devastada por los bombardeos de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y en donde se firmó, al término de la Segunda Guerra Mundial, la primera capitulación del Tercer Reich en mayo de 1945.

La ciudad fue escogida hace 50 años por el general de Gaulle para recibir al primer canciller federal de la posguerra.

Este domingo marca el comienzo de una serie de manifestaciones organizadas con motivo de los 50 años de la firma del Tratado del Elíseo (sede de la presidencia francesa), el 22 de enero de 1963, entre el general de Gaulle y Konrad Adenauer. El tratado fijaba los objetivos de la cooperación bilateral y marcaba la reconciliación entre Francia y Alemania tras la Segunda Guerra Mundial.



KC
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