Policrato Philodemos

¿Amenazas de guerra en Corea?

2013-04-10

Era natural y previsible la reacción de Kim Jong-un, líder del régimen...

"En el fanfarrón la cobardía
y el desprestigio se esconden
arropándose en la bravuconería"

Bravatas de cantina entre fanfarrones y razones de estado

Actualmente la noticia de una posible guerra entre las dos Coreas llena las primeras planas de los diarios así como sus editoriales, incluyendo a las noticias transmitidas en la radio la televisión e Internet  en todo el mundo, debido a las amenazas de Corea del Norte de hacer llegar misiles balísticos con cabezas nucleares a Surcorea y a las bases militares norteamericanas situadas en el Pacífico Norte, declarando que su país se encuentra en "estado de Guerra" y ordenando que dichas armas apunten a los objetivos citados.

Si analizamos las causas de esta crisis, encontraremos que es más mediática y política que de verdadera naturaleza militar, partiendo de la estructura política interna de Corea del Norte, en donde gobierna una dictadura dinástica que descansa en su estructura militar, y que necesita afirmarse periódicamente a través de una paranoia inducida en su pueblo, creando amenazas externas que incendien el patriotismo alrededor del régimen gobernante, y aprovechando cualquier coyuntura internacional, especialmente aquellas que involucran a los EE.UU., a Sudcorea, y a Japón, fantasmones convertidos en enemigos con los que juega convenientemente su geopolítica, al tener frontera común con una de las mayores potencias económicas, militares y nucleares del planeta, que convierte a Corea del Norte en espacio vital de contención para su estrategia de seguridad nacional y para la defensa de su territorio.

Era natural y previsible la reacción de Kim Jong-un, líder del régimen norcoreano, de lanzar amenazas retóricas ante las maniobras militares conjuntas de los Estados Unidos y Surcorea, que lógicamente y con justicia ha interpretado como una amenaza y provocación de ambas naciones a la suya, de la misma manera como los EE.UU., en su momento, consideraron que la instalación de misiles soviéticos en Cuba como una amenaza a su seguridad nacional, dando lugar al incidente conocido como "Crisis del Caribe" en los años 60 del Siglo pasado, o más recientemente cuando los rusos calificaron igual la instalación de misiles norteamericanos en Polonia, bajo el argumento de "proteger" a los países europeos y a la OTAN, de un posible ataque milístico de la República Islámica de Irán.

Tal parece que todos los países hegemónicos en su estrategia de expansión y dominio, en el momento que consideran adecuado y aprovechando las circunstancias temporales, juegan a la provocación para conocer el grado de tolerancia, y/o de debilidad para reclamar, del país que les conviene ("medirle el agua a los camotes" se diría en México), aunque en el caso de Norcorea, si por error de cualquiera de las partes involucradas  pudiera desatarse un intercambio de ataques nucleares, sería seguro que China y Rusia (cercanas al teatro de operaciones), no permanecerían indiferentes ante el posible Armagedón, debido al riesgo de que éste se convierta en un suicidio generalizado que los incluya, y en el que no habría ganadores pues todos los países, sin excepción alguna, serían perdedores.

Analizando el escenario actual de amenazas y contra amenazas entre Norcorea y los EE.UU., es muy difícil para cualquier analista militar tomar en serio este sainete, que se asemeja a un intercambio de baladronadas de fanfarrones en una cantina, y que parece destinado a alimentar el escándalo mediático en beneficio del amarillismo como negocio, por lo que se hace necesario diferenciar la retórica de guerra como recurso de sobrevivencia política, de las operaciones y movilización militar como verdaderas amenazas que sí deben anularse, aun y cuando sea necesario para ello utilizar la fuerza de las armas.

En el caso actual de las dos Coreas y los EU, después del análisis y como colofón de todo lo anteriormente citado, permanece la impresión de que la reacción de Kim Jong-un obedece a las necesidades de su política interna, para mantener una imagen digna y patriótica ante su pueblo, respondiendo "enérgicamente ante el enemigo que amenaza a la nación", actitud que además le sirve para consolidarse en el poder.



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