Reportajes

Letizia, de presentadora de noticias a reina de España

2014-06-19

Letizia Ortiz, que nació hace 41 años en Oviedo, en una familia de padre periodista y...

David Román, The Wall Street Journal

MADRID—Érase una vez, una presentadora de informativos que dejó su trabajo para casarse con un príncipe heredero. Al año de su boda, el día de la ceremonia de entrega de unos premios que llevan el nombre de él, ella lo convenció para saltarse la comida y practicar su discurso.

Los expertos en la Casa Real notaron una diferencia esa tarde, de la que ya se han cumplido nueve años: en vez del habitual discurso rutinario, con la mirada pegada en el texto, el príncipe puso énfasis en los puntos clave de su intervención y se dirigió con su mirada al público, entre el que se encontraba el economista estadounidense Paul Krugman y el escritor italiano Claudio Magris.

"Se notaba que se había preparado bien", asegura Alfredo Urdaci, uno de los jefes de la nueva monarca en televisión y ahora cabeza de la firma de relaciones públicas Ludiana.

El jueves, la periodista convertida en princesa se convertirá en la reina Letizia cuando su marido sea proclamado como Felipe VI. Durante la última década, según señalan personas que conocen a la pareja, su experiencia en los medios, su origen de clase media y su apertura a las críticas la han ayudado a preparar a Felipe para el papel que ahora debe asumir: rejuvenecer una monarquía constitucional para que atraiga a los españoles de a pie, que cada vez cuestionan más su valor.

"Desde el primer momento, Letizia cambia la vida del príncipe, le ha bajado a la tierra y le ha hecho ser consciente de que tiene que estar cerca de la gente. Antes de conocer a Letizia, estaba dos pasos por encima de la gente, ahora es más cercano", dijo Urdaci.

La Casa Real no ha hecho comentarios respecto a las palabras de Urdaci u otros.

Letizia Ortiz, que nació hace 41 años en Oviedo, en una familia de padre periodista y madre enfermera, será la primera plebeya y la primera divorciada en asumir el título de reina consorte en España. Este estatus se enmarca en una tendencia en Europa en la que herederos reales se han emparentado con plebeyos, como ha sucedido en el Reino Unido, Suecia, Noruega y los Países Bajos en los últimos años.

Desde que el padre del príncipe, el rey Juan Carlos I, de 76 años, anunció su abdicación el 2 de junio, la prensa española se ha volcado en el futuro de la "reina de clase media". Los tabloides británicos la han bautizado como "Kate 2.0", comparando su estilismo y sus preferencias de moda con las de otra plebeya, Kate Middleton, duquesa de Cambridge.

Felipe, que a los 46 años se convertirá en el monarca más joven de Europa y en el undécimo miembro de la dinastía borbónica en el trono español, necesitará todo el atractivo mediático que tanto él como su esposa puedan conseguir.

Los históricos logros de su padre, que guió el país hacia la democracia tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975, se han visto empañados por los recientes escándalos y la crisis económica que han mermado la fe de los españoles en las instituciones nacionales.

Los activistas han colocado urnas por el país para simular esta semana una votación sobre si España debería cambiar la monarquía por una república. Un sondeo realizado este mes por la agencia Metroscopia mostró que 62% de los españoles quiere que se celebre un referéndum real en algún momento, aunque 49% acepta ahora a Felipe.

El prestigio de la monarquía se hundió hace dos años, cuando los españoles se enfurecieron por el lujoso safari para cazar elefantes del rey Juan Carlos en Botswana en un momento de profunda recesión en el país. En ese momento, Felipe y Letizia aumentaron sus apariciones públicas en su lugar.

El rey Juan Carlos confesó que había tomado la decisión de abdicar a finales del año pasado. Mientras la Casa Real preparaba en secreto el proceso, la pareja aumentó la exposición de su vida privada, con cenas fuera de casa y apariciones con sus hijas Leonor, de 8 años, y Sofía, de 7. En mayo, la Casa Real abrió una cuenta en Twitter. TWTR +1.89%

"El reinado de Felipe y Letizia será muy distinto", escribió el columnista Jesús Rodríguez en un perfil de la princesa publicado en el diario El País en mayo. "Será más moderno, abierto y transparente".

La gente que conoce a la pareja asegura que Felipe es modesto, austero y de conversación pausada, unos rasgos que raramente se asocian al rey Juan Carlos, que se codeó con la alta sociedad durante gran parte de su reinado.

Letizia ha ayudado a Felipe a proyectar mejor su papel público, según estas fuentes, y lo separó del círculo de aristócratas y amigos adinerados de su juventud. Letizia lo convenció, por ejemplo, para que aceptara una invitación para cenar en casa de Joaquín Sabina, un cantautor y compositor famoso por su inclinación republicana, explica Urdaci.

Sabina, que habló abiertamente de este encuentro en entrevistas en televisión y en un libro, enseñó al príncipe su colección de banderas republicanas —de color morado, rojo y amarillo—, que era la oficial en España cuando el bisabuelo de Felipe, Alfonso XIII, se exilió del país en 1931. (Franco, que venció a los republicanos en la Guerra Civil, restableció la monarquía nombrando heredero a Juan Carlos.)

Cuando Letizia se comprometió con el príncipe a finales de 2003, tras haberlo conocido un año antes en una cena, había sido corresponsal desde la Zona Cero de Nueva York, después de los ataques del 11 de septiembre, y desde Irak, tras la invasión de Estados Unidos.

La noticia de que ya había estado casada con un profesor de literatura conmocionó a los monárquicos tradicionales. La Iglesia Católica ayudó a calmar el alboroto generado y le permitió casarse por la Iglesia, al anular su unión anterior por su brevedad y su carácter civil.

Como princesa, Letizia ha tenido dificultades para ganarse el afecto de los españoles, que a menudo la critican por ser distante y fría. La princesa se ganó un cierto afecto tras el suicidio de su hermana Erika en 2007 y ha logrado ser respetada por involucrarse en la investigación de enfermedades raras.

Pero algunos consideran su ascenso a reina como un riesgo para la supervivencia de la monarquía.

Miguel Roig, crítico de la monarquía y autor de un libro sobre Letizia en 2011, explica que los monárquicos más acérrimos la miran con desconfianza porque tiene familiares abiertamente republicanos. Los monárquicos temen, además, que al abrirse a una mujer de clase media la Casa Real está perdiendo parte de su mística.

"En el largo plazo es una forma de disolución de la monarquía, porque la estás normalizando", afirma Roig. "El paso siguiente con el tiempo es que la gente se pregunte por el sentido de la monarquía, por qué tiene que haber un jefe de Estado dinástico".



EEM

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