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Colombia recuerda una muerte que hizo historia: el magnicidio de Carlos Galán

2014-08-17

Víctima de los atentados terroristas cometidos por narcotraficantes y la ola de intensa...

Por Tatiana Rodríguez (dpa)

Bogotá, 16 ago (dpa) - ¿Cambió el asesinato de Luis Carlos Galán para siempre a Colombia? Veinticinco años después, la nación sudamericana no ha cerrado aún las heridas que dejó el asesinato del carismático político que muchos veían entonces como próximo presidente.

El 18 de agosto de 1989 sigue latente en la memoria de los colombianos. Una ráfaga de ametralladora sesgó ese día la vida de Galán, un prometedor político de 45 años, cuando el aspirante presidencial del socialdemócrata Partido Liberal se preparaba para dar un mitin electoral en Soacha, en las afueras de Bogotá.

Y aunque por el magnicidio ya fue condenado un político, llamado a juicio un general retirado de la Policía, y se logró determinar la autoría del cartel de Medellín, que dirigía el poderoso Pablo Escobar, abatido por la Policía en 1993, la impresión es que las telarañas de la impunidad rodean aún el crimen.

Un cuarto de siglo después de la muerte de Galán y en medio del proceso de paz con la principal guerrilla del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), los colombianos todavía se preguntan cuál habría sido el rumbo si el entonces candidato presidencial hubiera llegado a la Casa de Nariño.

"La muerte del dirigente precipitó el nacimiento de un país diferente. La Asamblea Nacional Constituyente y la Constitución de 1991 son prueba de ello", consideró el director de la revista "Semana", Alejandro Santos, durante la apertura del foro "Política de drogas tras 25 años de la muerte de Luis Carlos Galán".

Víctima de los atentados terroristas cometidos por narcotraficantes y la ola de intensa violencia que marcó los años 80 y 90, Galán murió a los 45 años cuando figuraba como gran favorito para ganar las elecciones presidenciales de 1990.

Para la viuda de Galán, Gloria Pachón, la muerte de su esposo "no sirvió para nada" pero "su vida sí", porque sus ideas "sirvieron para que los colombianos y los dirigentes políticos de la época reflexionaran sobre la necesidad de cambiar la forma de gobernar".

Por años, la hipótesis oficial fue que Galán, abanderado de una lucha sin cuartel contra la corrupción y el narcotráfico, había sido asesinado por sicarios contratados por Escobar para evitar que se implementara la extradición a Estados Unidos a quienes fueran culpables del tráfico de drogas.

Uno de los principales cómplices de Escobar, John Jairo Velásquez, alias "Popeye", fue condenado a 20 años de prisión tras confesar su responsabilidad en el crimen a nombre del cartel de Medellín.

Sin embargo, las investigaciones de la fiscalía lograron comprobar que no se trató de una acción aislada de la mafia, sino de un complot de narcotraficantes, políticos corruptos, paramilitares de ultraderecha y agentes de los organismos de seguridad del Estado.

En medio del proceso apareció el nombre del ex ministro y ex congresista Alberto Santofimio, quien fue condenado a 24 años de cárcel como instigador del magnicidio y está recluido desde 2011 en una cárcel de Bogotá.

Testimonios como el de Virginia Vallejo, ex diva de la televisión colombiana que fue amante de Escobar, quien afirmó que Santofimio aconsejó al capo de las drogas que matara al líder político, uno de sus enemigos dentro del Partido Liberal, sirvieron para determinar la participación del ex congresista en el crimen.

Además, "Popeye" avaló las declaraciones de Vallejo y detalló que Santofimio advirtió a Escobar que podía ser capturado y extraditado a Estados Unidos si Galán llegaba a ser presidente en 1990.

El mes pasado, el ente investigador avanzó aún más en la dirección de esclarecer los hechos y pidió a la Corte Suprema de Justicia llamar a juicio al general retirado de la Policía Miguel Maza, quien fue jefe del servicio secreto y está vinculado a la investigación como presunto coautor del asesinato de Galán.

La familia Galán siempre ha considerado "sospechoso" el cambio de guardaespaldas del DAS pocos días antes del atentado, aunque Maza dice en su defensa que el propio candidato presidencial lo había pedido por no tener confianza en quienes lo protegían.

Pero más allá del dolor que les produce el recuerdo del asesinato de su padre cometido ese 18 de agosto ante miles de simpatizantes, sus hijos Juan Manuel, Claudio y Carlos Galán lograron en estos 25 años dar un paso hacia el perdón.

En 2009, durante el rodaje del documental "Los pecados de mi padre", Sebastián Marroquín, hijo de Escobar que cambió su identidad por protección, se encontró con los hijos de Galán y les pidió perdón por el crimen.

El abrazo que se vio en las imágenes demostró que la venganza y el odio que en algún momento sintieron de adolescentes había quedado superado y que finalmente pudieron comprender que en un país golpeado por un conflicto armado interno de más de 50 años, es necesario, como dice Marroquín en la película, "hacer las paces y seguir luchando por hacerlo mejor".



EEM

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