Internacional - Política

Acusado de corrupción, el futuro de Michel Temer está en manos del Congreso de Brasil 

2017-06-27

Pero si el fiscal general presenta cargos separados contra Temer, cada uno tendrá que ser...

Dom Phillips, The New York Times

RÍO DE JANEIRO — Este lunes, el presidente Michel Temer fue acusado de corrupción por el fiscal general de Brasil, Rodrigo Janot. El funcionario acusó a Temer de recibir un soborno de 152,000 dólares a través de un intermediario, un acto con el que “ayudó a comprometer la imagen de la República Federativa de Brasil”.

Varios días después de que una encuesta mostrara que sus niveles de aprobación eran de apenas un 7 por ciento —los más bajos de cualquier presidente en casi 30 años—, esta acusación aumenta la presión sobre la frágil presidencia de Temer, que está envuelto en una crisis política desde que se divulgaron unos audios en los que aparentemente avalaba los esfuerzos por obstruir investigaciones de corrupción y el pago de sobornos para acallar a posibles testigos durante un encuentro con Joesley Batista, un acaudalado hombre de negocios cuya familia controla un gigantesco conglomerado de alimentos.

Janot dijo que Temer aceptó un pago de 152,000 dólares a cambio de ayudar a resolver un problema que una empresa de Batista tenía con una planta de energía. También dijo que Temer debería pagar 3 millones de dólares en daños morales.

Según la acusación, les prometieron otros 11 millones de dólares en sobornos futuros a Temer y Rodrigo Rocha Loures, un cercano colaborador del presidente que fue filmado durante la entrega de una maleta que, según las autoridades, contenía el pago. Luego fue arrestado.

Ahora el destino de Temer está en manos del Congreso de Brasil. Si dos tercios de la Cámara de Diputados vota por aceptar los cargos de corrupción o cualquier otra acusación que pueda surgir, y si el Supremo Tribunal Federal está de acuerdo, el mandatario será suspendido hasta por 180 días y podrá ser juzgado.

Los analistas creen que, por ahora, el presidente tiene apoyo suficiente en el congreso para sobrevivir a la votación. Las elecciones del próximo año están cerca, y muchos legisladores enfrentan sus propias investigaciones de corrupción. Ellos pueden sentirse seguros con el gobierno, incluso con uno tan débil como el de Temer, dijo Marcus Melo, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Federal de Pernambuco.

“Por increíble que parezca, él puede contar con esa base porque ellos también están implicados en muchas cosas”, dijo Melo.

Pero si el fiscal general presenta cargos separados contra Temer, cada uno tendrá que ser votado por separado, dijo Roberto Dias, profesor de Derecho Constitucional en la Fundación Getulio Vargas en São Paulo. “La tendencia es que cada vez que se presente una acusación, se reduzca el apoyo político que tiene Temer”, dijo.

Nada de esto es un buen augurio para la agenda legislativa del presidente, un ambicioso paquete de medidas de austeridad que, según él, es necesario para revivir la economía brasileña.

Esas medidas —que incluyen una controversial revisión del generoso sistema de pensiones de Brasil— son vistas por los mercados financieros como cruciales para restaurar la maltrecha credibilidad fiscal del país.

Temer piensa lo mismo, como dejó claro el lunes, antes de que los cargos fueran anunciados. “No hay un plan b. Tenemos que seguir adelante”, dijo. “Nada nos destruirá. Ni a mí ni a nuestros ministros”. Ha negado con vehemencia todas las acusaciones y a menudo sostiene que Batista recibió un generoso convenio a cambio de cooperar con los fiscales.

El mandatario no hizo comentarios sobre los cargos. Sin embargo, el flujo constante de denuncias ha dificultado que el gobierno opere, y mucho menos que pueda ejecutar sus planes de largo alcance.

El lunes, un reporte de la policía federal señaló que hay indicios de que Temer obstruyó la justicia al alentar a Batista a seguir haciéndole pagos a Eduardo Cunha, el expresidente de la Cámara de Diputados que fue encarcelado en otro caso de corrupción. Esto podría significar otro cargo contra el mandatario.

Los ejecutivos de JBS, la empresa de Batista, testificaron que Temer había negociado millones de dólares en donaciones ilegales de campaña para el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, su agrupación política. En otro caso se enfrenta a una investigación que lo acusa de negociar un soborno de 40 millones de dólares para el partido en 2010.

Pero hasta ahora, Temer ha podido eludir esas acusaciones. Ahora necesita que 172 diputados federales se abstengan de votar o voten en contra de aceptar la acusación presentada por Janot.

Sylvio Costa, fundador de Congresso em Foco, un sitio de monitoreo independiente, dijo que el apoyo del presidente se está debilitando. Asegura que podría verse más comprometido si hubiera más revelaciones, o cualquier señal de que la economía de Brasil, que ha estado mostrando algunos signos de recuperación, vuelva a verse afectada.

Temer puede contar con alrededor de 200 a 250 de los 512 diputados en el congreso, en comparación con los 400 que tenía hace un año, dijo Costa.

Una encuesta divulgada el pasado fin de semana reveló que el 7 por ciento de los brasileños aprobaba el gobierno de Temer, mientras que un 76 por ciento pensaba que debía renunciar y un 47 por ciento se sentía avergonzado de ser brasileño.

Datafolha, la empresa encuestadora, entrevistó a 2771 personas en 194 ciudades del 21 al 23 de junio. La encuesta tenía un margen de error de más o menos dos puntos porcentuales.

La visita de Temer a Rusia y Noruega la semana pasada, destinada a distraerlo de los problemas que enfrenta, parece que los empeoró. Primero, su itinerario anunciaba que visitaría la Unión Soviética. Luego el primer ministro noruego, Erna Solberg, le dijo que Brasil necesitaba resolver su problema de corrupción, y Noruega redujo a la mitad su contribución para un fondo dedicado a la selva tropical de la Amazonía porque la deforestación está aumentando.

Algunos legisladores del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, un aliado clave del gobierno, le propusieron a Temer “que medite un gesto de grandeza” y acelere el fin de su mandato. El lunes, Fernando Henrique Cardoso, expresidente y máximo líder del partido, dijo en una columna de opinión que Temer debería hacer un “gran gesto” y acortar su mandato.



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