Religión

Nuevo criterio para las beatificaciones: perder la vida por el prójimo, por amor de Jesús 

2017-07-11

Es cierto que el ofrecimiento heroico de la vida, sugerido y sostenido  por la caridad,...

 

 

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 11 Jul. 2017).- El papa Francisco a través del Motu Proprio “Maiorem hac dilectionem”, ha abierto una nueva posibilidad para abrir la causa de beatificación de “quienes empujados por la caridad han ofrecido heroicamente la propia vida por el prójimo aceptando libremente y voluntariamente una muerte cierta y prematura con la intención de seguir a Jesús”.

Sería por ejemplo el fiel que da su vida en un extremo acto de caridad, al asistir a un enfermo que le acabará contagiando una enfermedad mortal.

Esta nueva causal se suma a las otras tres ya existentes: la del martirio, la de las virtudes heroicas y la de las causas excepcionales, indica el documento pontificio divulgado este martes por la Oficina de prensa de la Santa Sede

Y si bien estas tres vías están abiertas que se puedan recorrer, parece que no sean suficientes para interpretar todos los casos posibles de santidad canonizable. Por ello últimamente, explica el Osservatore Romano, la Congregación de la Causa de los Santos se puso la pregunta “si no merezcan la beatificación aquellos siervos de Dios que inspirados por el ejemplo de Cristo, hayan libremente y voluntariamente ofrecido e inmolado la propia vida por los hermanos en un supremo acto de caridad, que haya sido directamente causa de muerte”.

El diario del Vaticano indica que se trata de “una cuarta vía que podríamos llamar la oferta de la vida. Y si bien tiene elementos que la asemejan a la vía del martirio y a la de las virtudes heroicas, es una nueva vía que quiere valorizar un testimonio heroico cristiano, hasta ahora sin un procedimiento específico, porque no entra plenamente en la tipología del martirio, ni en las de las virtudes heroicas.

La nueva disposición recibió el 27 de septiembre de 2016 en sesión plenaria, el parecer favorable de la Congregación de las Causas de los Santos.

El Motu Proprio establece por tanto que “el ofrecimiento de la vida es una nueva causal en el proceso de beatificación y canonización, distinta de los casos del martirio y de la heroicidad de las virtudes”.

El Motu proprio formula así el ofrecimiento de la vida: “Si resulta probado el ofrecimiento de la vida hasta la muerte debido a la caridad, así como a las virtudes cristianas ejercitadas al menos en grado ordinario”.

Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “maiorem hac dilectionem” sobre el ofrecimiento de la vida

“Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Jn 15, 13).

Son dignos de consideración y honor especial  aquellos cristianos que, siguiendo más de cerca los pasos y las enseñanzas del Señor Jesús, han ofrecido voluntaria y libremente su vida por los demás y perseverado hasta la muerte en este propósito.

Es cierto que el ofrecimiento heroico de la vida, sugerido y sostenido  por la caridad, expresa una imitación verdadera, completa y ejemplar de Cristo y, por tanto, es merecedor de la admiración que la comunidad de los fieles suele reservar a los que han aceptado voluntariamente el martirio de sangre o han ejercido heroicamente las virtudes cristianas.

Confortado por la opinión favorable de la Congregación para las Causas de los Santos, que en el Pleno del  27 de septiembre de 2016 estudió cuidadosamente si estos cristianos merecen la beatificación, establezco que se observen las siguientes normas:

ART. 1

El ofrecimiento de la vida es un nuevo caso del iter de beatificación y canonización, distinto del caso de martirio y de heroicidad de las virtudes

ART. 2

El ofrecimiento de la vida, para que sea válido y eficaz para la beatificación de un Siervo de Dios, debe cumplir los siguientes criterios:

a) ofrecimiento libre y voluntario de la vida y heroica aceptación propter caritatem de una muerte segura, y a corto plazo;

b) relación entre el ofrecimiento de la vida y la muerte prematura;

c) el ejercicio, por lo menos en grado ordinario, de las virtudes cristianas antes del ofrecimiento  de la vida y, después, hasta la muerte;

d) existencia de la fama de santidad y de los signos, al menos después de la muerte;

e) necesidad del milagro para la beatificación, sucedido después de la muerte del Siervo de Dios y por su intercesión.



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