Internacional - Política

Michel Temer, a punto de evitar el banquillo de los acusados 

2017-08-02

A pesar de las fuertes evidencias contra Temer la oposición tiene dificultades para reunir...

JOAN ROYO GUAL / El Mundo

Cuando accedió al poder hace poco más de un año tras el polémico 'impeachment' de la ex presidenta Dilma Rousseff el presidente brasileño, Michel Temer, aseguró que no dejaría que ninguna mancha ensuciara su carrera política. La Cámara de Diputados de Brasil estudió este miércoles algo más que una mancha: una denuncia por un delito de corrupción.

Los diputados se enfrentaban a una decisión histórica: autorizar o no que el Tribunal Supremo investigara al presidente. Aunque la votación aún ha concluido, los analistas políticos y los propios diputados aventuran una ajustada victoria del Gobierno.

A pesar de las fuertes evidencias contra Temer la oposición tiene dificultades para reunir los 342 votos necesarios (dos tercios del plenario) para apartarle del poder. Los aliados del presidente alegan que su salida justo ahora sería un golpe a la incipiente recuperación económica.

"Lo que estamos juzgando es si es útil para el país apartar a Temer en un momento en que el Brasil está empezando a levantarse", dijo el diputado del oficialista Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB). Los diputados del Gobierno estaban a primera hora de la mañana en la Cámara, convencidos de que contaban con los votos necesarios, listos para votar y pasar página.

Sin embargo, la votación no arrancó inmediatamente debido a los obstáculos de la oposición, liderada por el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), que intentaba retrasar al máximo el momento decisivo a sabiendas de que no contaban con una mayoría suficiente para apartar a Temer.

Pancartas con el lema 'Fuera Temer' y una maleta repleta de billetes falsos con la cara del presidente dieron el toque de color a las primeras horas de la sesión.

El presidente fue denunciado por la Fiscalía por un delito de corrupción pasiva por recibir sobornos del grupo JBS, el mayor productor de carne del mundo. Uno de los hombres de confianza del presidente, su ex asesor Rodrigo Rocha Loures, fue pillado in fraganti por la policía con una maleta con 500,000 reales (135,000 euros) que según los investigadores iban directos a los bolsillos de Temer.

El 'vía crucis' no acaba

Los diputados podrían decidir que no hay indicios suficientes para que el proceso continúe y salvar así a Temer provisionalmente. Sin embargo, una eventual victoria del presidente no equivale a clausurar de la crisis política que asola a Brasil desde hace meses.

Su base de partidos aliados se resquebrajó por completo, con diputados incluso de su propio partido dándole la espalda, temerosos de lo que puede suponerles ante la opinión pública cargar con el estigma de socorristas de un Gobierno ahogado en la corrupción. Si sigue en el poder, Temer tendrá serias dificultades para gobernar y a medio plazo podría ver peligrar de nuevo la presidencia.

El líder brasileño podría ser acusado de otros dos delitos: obstrucción a la Justicia y pertenencia a organización criminal. Y es que lo investigadores creen que además de haberse beneficiado de sobornos Temer también consintió que se comprara el silencio de los cabecillas de la trama corrupta de Petrobras y que los directivos de JBS pusieran obstáculos a las investigaciones de Operación Lava Jato.

Esto podría costarle otras dos denuncias que prolongarían la agonía del Gobierno, por lo que superar la primera sería apenas un parche, un respiro para tomar fuerzas de cara a nuevas batallas judiciales.
Todo por los votos

Al margen de los nuevos golpes que pueda recibir y de los aliados que ha perdido por el camino, Temer también tiene el futuro hipotecado porque tendrá que atender a las promesas realizadas a cambio de apoyos, desde altos cargos hasta leyes.

En las últimas semanas, el Congreso Nacional se convirtió en un auténtico mercado de compra de votos. A través de enmiendas parlamentarias Temer destinó decenas de millones de reales a proyectos defendidos por diputados que le prometieron su voto favorable. La oposición puso el grito en el cielo, a pesar de que la maniobra es legal.

Organizaciones vinculadas a los derechos humanos y el medio ambiente, como Amnistía Internacional y Greenpeace, critican que Temer cedió a presiones de los poderosos diputados ruralistas y evangélicos, que aprovechan su delicada situación para poner sobre la mesa sus exigencias. Desproteger la Amazonía para ampliar los terrenos cultivables o prohibir totalmente el aborto son algunas de las monedas de cambio.

La calle enmudece, la bolsa respira

Mientras en los pasillos de Brasilia se negociaba a puerta cerrada el futuro del país, a pie de calle los brasileños ya habían tomado su decisión: El 81% se muestra a favor de investigar al presidente, que apenas cuenta con el 5% de aprobación (Rousseff, en su peor momento, era aprobada por el 10%), según encuestas oficiales.

Sin embargo, las calles permanecían en silencio, en un clima de total normalidad. La apatía cundió hasta tal punto que ni siquiera los combativos sindicatos y movimientos sociales de izquierda convocaron ninguna manifestación para presionar a los diputados.

El presidente es consciente de que a pesar de que sobreviva al embiste, su carrera política está acabada y parece conformarse con llegar a trancas y barrancas a las elecciones de 2018, en las que no piensa presentarse como candidato.

Mientras tanto se dedica a "poner la casa en orden", implementando una serie de reformas de corte neoliberal (como la reforma de las leyes laborales o del sistema de pensiones) y recortes sociales para reducir el déficit público.

Estas medidas, muy contestadas por la población, parecen gustar únicamente a la élite económica, que no quiere más sobresaltos que puedan afectar a la agenda reformista del Gobierno. La Bolsa de São Paulo subía más del 1% ante las señales de que Temer iba a quedarse en el Palacio del Planalto.



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