Migración

El padre Alejandro Solalinde, el 'Nobel' de los migrantes

2017-09-26

Este "misionero itinerante" -como él mismo se define-, que se considera un...

NURIA LÓPEZ / El Mundo

Palizas, agresivas detenciones, descargas eléctricas, encarcelamientos, violaciones, extorsiones y secuestros. Son algunas de las situaciones que atraviesan los migrantes latinoamericanos a su paso por México camino del 'sueño americano'. Momentos de sufrimiento que desde hace 12 años no escapan a la vigilante mirada del padre Alejandro Solalinde (72 años), un referente en la defensa de los derechos de aquellos que huyen de sus países.

Este "misionero itinerante" -como él mismo se define-, que se considera un "migrante" más y no se doblega ante ninguna amenaza, está nominado al Premio Nobel de la Paz, tras ser presentada su candidatura por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) y ésta aceptada por el comité de los premios. Vestido de blanco impoluto, de habla calmada y portando su inseparable cruz al cuello, que no sólo muestra su fe también su permanente "disponibilidad" -explica señalando el nudo de su cuerda-, hace balance de todo lo que le ha llevado a convertirse en la voz de los migrantes, durante su visita a España.

"Cuando cumplí 60 años, yo tenía planes: 'Lo que voy a hacer es dedicarme a una vida diferente, no quiero pasarme el resto de mi vida detrás de un escritorio y celebrando misa'", explica a EL MUNDO el religioso mexicano en la sede de Amnistía Internacional, en Madrid, desde donde apoya la campaña 'Valiente' -que pretende poner freno a la ascendente ola de ataques a defensores de derechos humanos-, en la que él mismo es uno de sus protagonistas y en una parada tras sus intervenciones en la sede de Naciones Unidas de Viena y en el Parlamento Europeo.

Un día pasó por unas vías del tren cercanas y se encontró con varios migrantes. "Me sorprendió mucho eso y empecé a preguntar quién atendía a esos migrantes y comencé a viajar con ellos para conocer su realidad", añade el sacerdote católico nacido en Texcoco (Estado de México).

Y cuando dice viajar con ellos, se refiere a subir en el tren conocido como 'La Bestia' , uno de los métodos más peligrosos para llegar a EU. Se subió en su techo, se colocó entre los vagones y compartió tiempo con los migrantes centroamericanos -que son los que principalmente abandonan sus países por las altas tasas de violencia que los azotan-. Aprendió a pasar de un vagón a otro, como ellos, y a ver cómo pasan hambre o sed.

"Son mercancía para el crimen organizado"

Tan impactado y sorprendido quedó de aquella experiencia que convenció al obispo para poder dedicarse en exclusividad a la labor de acompañarles. "Descubrí que les asaltaban, que eran como mercancía para el crimen organizado y cómo estaban involucrados agentes del Estado y funcionarios públicos con la explotación de migrantes", narra el padre Solalinde, que critica que "en México hacemos muchas cosas que el Gobierno debería hacer y no hace, porque tenemos instituciones, pero a veces no sirven porque se han vuelto burocráticas y corruptas".

'La Bestia' sigue circulando, pero el Gobierno mexicano prohibió que los migrantes subieran en el tramo que el solía realizar, entre Chiapas y Oaxaca -trayecto que puede demorar entre 12 y 14 horas-. Esto es producto de 'El Plan Frontera Sur', del 8 de julio de 2014, que pretende salvaguardar los derechos de los migrantes que entran a México, pero que para este sacerdote es "un vil operativo policíaco".

Habla claro y lo denuncia -incluso por Twitter, donde es muy activo-, lo que le ha valido amenazas, agresiones e incluso dos meses de exilio en 2012. Fue en el momento en el que empezó a denunciar los secuestros de migrantes -a los que las autoridades no respondían, según advierte el religioso mexicano- cuando se dio cuenta del peligro que su labor conllevaba. Fue golpeado, encarcelado y se dio cuenta de "la corrupción tremenda" de su país.

El padre Solalinde, en lugar de amilanarse, se echó "a caminar con" los migrantes. Dejó sus clases en la universidad e hizo su maleta. Literal. Porque siempre la tiene preparada con todo tipo de ropa porque sabe cuándo sale, pero no cuándo va a volver a regresar y dónde va a ir a parar. Una extraña rutina que también conocen sus cuatro agentes de seguridad.

Fruto de todo ese esfuerzo surgió la red de seis albergues bautizados con el nombre 'Hermanos en el Camino'. El primero nació en la ciudad de Ixtepec (en el estado de Oaxaca), el 26 de febrero de 2007. Después llegaría el de Chahuites (también en Oaxaca), dos en Ciudad de México, otro en Toluca y el más reciente en Veracruz.

La primera noche que abrió el albergue de Ixtepec durmieron en él más de 400 migrantes, hoy la cifra es inferior. El sacerdote Solalinde calcula que son "100 al día". "Han disminuido por la propaganda de [Donald] Trump", asegura el religioso mexicano. Y es que los deseos del presidente de EU de cerrar la frontera con México para frenar la migración latinoamericana han tenido sus consecuencias.

Sin embargo, para este defensor de los derechos humanos "el muro de Trump no va a servir para nada porque ya están dentro", en referencia a los latinoamericanos que ya se encuentran en los límites del vecino del Norte. Una migración que, según Solalinde, "ya no se puede atajar" y a la que se han unido ciudadanos de Venezuela, Haití y Cuba, debido a las complicadas o cambiantes situaciones que viven en la actualidad sus países.

Una migración que, en opinión de Solalinde, lleva consecuencias positivas para los países receptores. Ejemplo de ello es cómo a raíz de la serie de tres terremotos que recientemente han asolado México los huéspedes de su albergue en Ixtepec, que sólo sufrieron daños materiales, organizaron brigadas para ayudar a los locales. "Los migrantes formaron una brigada que nunca se había formado para ayudar a los damnificados locales. Esto me estremece porque justamente las poblaciones son las que menos han aceptado a los migrantes y, especialmente, la comunidad de Ixtepec. No los han querido", destaca el postulante a Premio Nobel. En el recuerdo quedara cómo en 2008 intentaron incendiar su albergue.

Solalinde pronto volverá a México, habiendo dejado en el Parlamento Europeo un mensaje claro: "Europa está en decadencia moral. Los derechos humanos son parejos para todo ser humano. No se puede excluir a los migrantes".



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