Internacional - Población

Crece la presión al gobierno de Trump para que acelere la ayuda a Puerto Rico 

2017-09-29

Helene Cooper, Julie Hirschfeld Davis y Jack Healy, The New York Times

WASHINGTON — El gobierno de Donald Trump se movilizó el jueves para aumentar la ayuda a Puerto Rico. Más de una semana después de la llegada del huracán María, se designó a un general para coordinar al ejército con las agencias y los funcionarios prometieron entregar todos los recursos que fuesen necesarios para atender la emergencia en la isla, mientras intentaban evitar las comparaciones con la respuesta al huracán Katrina que sucedió hace más de una década.

Sin embargo, la desesperación y frustración de los puertorriqueños aumenta con el paso de los días, debido a la devastación causada por el huracán María. Muchos refugios se han quedado sin provisiones y los residentes hacen fila durante noches enteras para poder comprar hielo y gasolina, aunque solo consiguen una bolsa de agua fría o unos pocos litros de gasolina. La gente se queja de la escasez de productos como lonas para techos o la interrupción de servicios básicos como electricidad y agua corriente.

Los funcionarios todavía luchan para poder sacar los suministros del puerto y distribuirlos a través de la isla, de 3,4 millones de habitantes, donde casi no hay luz ni servicio telefónico. Además, el funcionamiento del sistema hospitalario peligra porque los generadores de muchos centros de salud se han quedado sin combustible.

La isla se ha llenado de largas filas y entre los residentes reina la impaciencia por la lentitud de la respuesta de Estados Unidos a lo que el gobernador de Puerto Rico ha calificado como la “más grande catástrofe” de su historia moderna. Los legisladores y funcionarios locales conminaron al presidente Trump para que ponga al Ejército de Estados Unidos a cargo de las operaciones de ayuda y también le pidieron que envíe más tropas, aviones y barcos.

“Con las necesidades que hay, todos los días salimos a la calle y vemos a la gente, pero no encuentras ni a una sola agencia gubernamental”, dijo Elizabeth Pérez, una policía de Ponce que recientemente visitó algunos vecindarios pobres de su distrito y se encontró con personas que viven en pésimas condiciones.

La Casa Blanca insiste en que el gobierno hace todo lo que puede. Se revocó temporalmente una vieja ley de transporte marítimo, después de que los funcionarios de Puerto Rico denunciaron que dificultaba los esfuerzos de ayuda. Cerca de 7200 miembros del Ejército están en la isla, al igual que 2800 socorristas federales. El Pentágono anunció que el teniente general Jeffrey Buchanan trabajará con las agencias federales de ayuda para coordinar la respuesta.

“No los defraudaremos”, les dijo a los puertorriqueños Sarah Huckabee Sanders, la secretaria de prensa de la Casa Blanca.

“La FEMA y los socorristas están haciendo un GRAN trabajo en Puerto Rico. Se han entregado cantidades masivas de alimentos y agua”, tuiteó Trump refiriéndose a las labores de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias.

Sin embargo, las peticiones de mayor ayuda se han hecho cada vez más urgentes. “Hay una crisis en Puerto Rico”, tuiteó el senador demócrata de Florida, Bill Nelson: “Hay combustible, alimentos y medicamentos detenidos en los muelles. Se requiere la respuesta inmediata del Ejército de EE. UU. ¿Dónde está la caballería?”.

Funcionarios del Ejército de Estados Unidos que han participado en otros desastres naturales dijeron que la ayuda a Puerto Rico tuvo que haberse redoblado mucho antes. Russel L. Honoré, el teniente general retirado a quien el presidente George W. Bush nombró para tomar el control de la deficiente respuesta federal al huracán Katrina en 2005, dijo que el gobierno debe trasladar rápidamente a 50,000 miembros del Ejército a Puerto Rico.

“Necesitan acelerarlo”, dijo el general Honoré, a quien se alabó ampliamente por mejorar las operaciones que atendieron las secuelas de Katrina. Explicó que durante esa operación de rescate contaba “con 20,000 miembros federales. No empleados federales, sino militares federales”.

“Y lo que sucede en Puerto Rico es mucho peor que Katrina”, añadió.

Incluso los intentos por mejorar la situación en Puerto Rico han generado más complicaciones. Cuando los funcionarios trataron de sacar suministros del puerto principal de San Juan, batallaron para encontrar conductores. Los camiones de algunas compañías de transporte tenían poco diésel y no podían conseguir más. Algunos conductores perdieron su hogar por el huracán o simplemente no podían ser contactados por teléfono.

Así que el gobierno hizo un llamado a los camioneros para que enviaran un mensaje de texto a una línea directa o solo se presentaran en el centro de convenciones de San Juan, que se ha convertido en un centro de operaciones del gobierno. Quienes hicieron caso al llamado se frustraron con lo que encontraron.

“No dejan que nos movilicemos”, dijo Danny Custodio, un chofer de 37 años, quien el jueves se encontraba en el centro de convenciones esperando las instrucciones de las autoridades para poder ayudar. “Estamos en una crisis. Solo abran el puerto para que podamos transportar lo que necesitamos”.

Los funcionarios dijeron que hay contenedores detenidos en el puerto porque muchos negocios están cerrados y no pueden recibir artículos. Las bodegas se dañaron y, excepto por los generadores, no hay una fuente de electricidad disponible para mantener fríos los productos perecederos.

Por todo Puerto Rico, los habitantes dicen que no ven a los alcaldes distribuyendo la ayuda. En Ponce, la gente espera toda la noche para comprar las dos bolsas de hielo que tienen asignadas y así poder preservar los alimentos que consiguen pero, como no hay electricidad, todas las noches vuelven a formarse en filas para buscar hielo.

Héctor Márquez, de 66 años, dijo que va ha hacer fila todos los días a las 3:00 a. m. para estar listo cuando abran, a las 7:00 a. m. “¿Has visto alguna lona sobre la casa de alguien? La gente perdió sus techos. ¿Dónde están las lonas?”, preguntó Márquez. “No han traído nada para acá”.

Recitó una lista de lo que no se consigue: botellas de agua, tanques de gas para la estufa, comida. “Lo poco que tenías se está acabando”, dijo. “Los camiones con alimentos no llegan. No vienen camiones con cosas. Vas al supermercado y está casi vacío”.

Hay ayuda humanitaria que ni siquiera ha podido llegar a Puerto Rico. Freddy Rolon, de 43 años, explicó que llegó el miércoles con otros colegas bomberos de Texas, pero el agua y otras provisiones que las organizaciones de ayuda habían recabado todavía estaban en Florida. “Tenemos cientos de contenedores llenos y listos para llegar a la isla”, dijo Rolon. “Todo eso está listo para ser enviado”.

Los funcionarios gubernamentales admitieron que la respuesta parece ser lenta e inadecuada, pero defendieron sus esfuerzos y culparon a los medios noticiosos de exagerar la situación.

“Entiendo que la cobertura, en algunos casos, da la apariencia de que no estamos actuando lo suficientemente rápido”, dijo Thomas P. Bossert, el consejero de seguridad nacional de Trump, a los reporteros que lo esperaban afuera de la Casa Blanca. Mencionó que hay “un grado comprensible de devastación” y una sensación de que “no hay nada que pueda ocurrir lo suficientemente rápido”.

“Pero lo que les diré es que estamos movilizando y poniendo en orden los recursos de Estados Unidos de manera totalmente profesional, rápida y adecuada para satisfacer las necesidades”, añadió Bossert.



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