De Fábula
El gato y los ratones
Un gato, llamado Rodilardo, causaba entre las ratas tal estrago y las diezmaba de tal manera que no osaban moverse de su cueva.
Así, con tal penuria iban viviendo que a nuestro gato, el gran Rodilardo, no por tal lo tenían, sino por diablo.
Sucedió que un buen día en que Rodilardo por los tejados buscaba esposa, y mientras se entretenía con tales cosas, reuniéronse las ratas, deliberando qué remedio tendrían sus descalabros.
Habló así la más vieja e inteligente:
-Nuestra desgracia tiene un remedio: ¡atémosle al gato un cascabel al cuello! Podremos prevenirnos cuando se acerque, poniéndonos a salvo antes que llegue.
Cada cual aplaudió entusiasmada; esa era la solución ¡estaba clara!
Mas poco a poco reaccionaron las ratas, pues ¿cuál iba a ser tan timorata?
¡Quién iba a atarle el cascabel al gato!
Así he visto suceder más de una vez -y no hablo ya de ratas, sino de humanos-:
¿a quién no lo han golpeado los desengaños?
TRO