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Ciudad de México, una urbe dinámica que convive con los jinetes apocalípticos

2007-11-03

Los llamados chilangos saben de las consecuencias de los terremotos, de la actividad del...

México,(EFE).- Los 20 millones de habitantes de la Ciudad de México parecen acostumbrados a vivir en el filo de la navaja y asumen como parte de su paisaje cotidiano las amenazas que se ciernen sobre esta urbe, asentada en una zona sísmica, próxima a un volcán activo y con aguaceros diluviales.

Los llamados chilangos saben de las consecuencias de los terremotos, de la actividad del volcán Popocatépetl, las intensas lluvias y sus inundaciones, y padecen del creciente número de vehículos, el intenso tráfico aéreo y la contaminación ambiental.

La zona metropolitana de la ciudad de México, que comprende al Distrito Federal con cerca de 9 millones de habitantes y 59 municipios vecinos con 11 millones, fué fundada por los aztecas en 1325 sobre un islote rodeado de una laguna y de una cadena montañosa.

En esta cazuela se cuece un "caldo" de partículas contaminantes producidas por 3,5 millones de automóviles a los que cada año se suman 200,000 y que saturan las calles en las horas punta, y por miles de fábricas.

Aún así la llamada "Ciudad de los palacios" y antes "La región más transparente" sigue siendo un polo de atracción para muchos mexicanos, que ven en la megalópolis una tabla de salvación, un atractivo económico, y un oasis cultural y de diversión.

"México es una ciudad en movimiento, explosivo a veces absurdo e irracional, y pese al estrés sigue manteniendo una atracción para su población y visitantes", dijo a Efe el diputado local Humberto Morgan, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).

La antigua Gran Tenochtitlan, de la que se conservan algunos vestigios en el centro capitalino, sufrió desde la época de la Colonia una paulatina pero constante explotación de los mantos freáticos que han provocado el hundimiento en varios puntos y creado una fragilidad ante los terremotos, en una zona sísmica.

La ciudad sufrió en 1985 el peor terremoto en su historia cuando el 19 de septiembre de ese año un sismo de 8,1 grados en la escala de Richter dejó 6,000 muertos, según datos oficiales, y hasta 45,000, de acuerdo con las cifras de organizaciones civiles de damnificados.

La ciudad también sufre de sorpresivas y gigantescas grietas que ya se han tragado al menos en el último año no menos de cinco automóviles.

Otro jinete "es el volcán Popocatépetl que está en una actividad moderada pero ha habido en 2000 y 2001 incidentes de seria preocupación", con erupciones del coloso que han bañado de ceniza a la capital, relata Morgan.

Para el diputado Agustín Castilla, el volcán, a unos 70 kilómetros de la capital, constituye una amenaza pero considera que las autoridades tienen plan para enfrentar una contingencia.

Los legisladores advierten también de la gran cantidad de camiones cisterna que recorren todos los días las calles de la ciudad cargados de material explosivo y tóxico, como el gas doméstico y el combustible para abastecer las estaciones de gasolina.

En el Distrito Federal existen 322 gasolineras, 167 estaciones de suministro de gas doméstico y cuatro grandes terminales de almacenamiento de gasolina, dijo el legislador Castilla.

A este panorama se suma el gigantesco aeropuerto internacional de México por el que pasan 21 millones de personas y llegan o salen 850 vuelos diarios.

La terminal aérea está dentro de la capital, con el riesgo que ello implica y sin planes para moverla porque al contrario, recientemente, fué ampliada.

Pese a este panorama que hace levantar no una sino las dos cejas, los legisladores reconocen la gravedad de la situación pero creen que hay soluciones antes de que la urbe se colapse.

Para Morgan, es necesario cerrarle el paso al crecimiento horizontal de la ciudad y hacerlo vertical, aunque ello implica riesgo porque la ciudad está en zona sísmica.

Además cree que es necesario reeditar el programa de descentralización que comenzó en la década de los años ochenta después del sismo pero que, dice, quedó paralizado por razones políticas y porque los que salieron del Distrito Federal se fueron a zonas cercanas que, con el crecimiento horizontal de la urbe, fueron "reintegrados" a la ciudad.

También sugiere que se fortalezca el transporte público para reducir el uso de automóviles y fomentar los traslados en bicicletas.



ROW

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