Huesped

Robin Cook y la guerra de Irak

2006-08-26

Cook señala que Gran Bretaña fue involucrada en una guerra sin el consentimiento de...

Por Rafael Alvarez Cordero / Notimex

Hay hechos que marcan la vida de los hombres, uno solo puede definirlo de una vez y para siempre; tal es el caso del político británico Robin Cook, que el 17 de marzo de 2003 siendo líder del partido Laborista en el Parlamento Británico, presentó su renuncia ante la inminente invasión de Irak en la que el primer ministro Tony Blair involucró a la Gran Bretaña.

En su discurso de renuncia, una de las más hermosas piezas oratorias, -Cook se distinguió siempre por ser un orador elocuente y elegante-, dice una y otra vez por qué se opuso desde un principio a que su país entrara en una guerra "preventiva", que era una aberración jurídica y una violación a las leyes internacionales.

Cook señala que Gran Bretaña fue involucrada en una guerra sin el consentimiento de los organismos internacionales, la OTAN, la Unión Europea, ni siquiera el Consejo de Seguridad de la ONU, y que el resultado iba a ser desastroso para Inglaterra.

"Estados Unidos puede ir solo a la guerra, pero Gran Bretaña no es un superpoder militar", dijo, por lo que "nuestros intereses sólo pueden ser protegidos por acuerdos multilaterales".

En su discurso señaló algo que ahora es una realidad: "no podemos predecir el número de muertos cuando estalle la invasión en Irak, pero es muy probable que la bajas sean miles y miles de seres humanos".

Por supuesto que abundó sobre lo que ahora sabemos, "no hay evidencia alguna de armas de destrucción masiva, y es una suprema ironía y un absurdo decir que Saddam es una gran amenaza y al mismo tiempo afirmar que la guerra será fácil porque Saddam es débil".

Dijo algo que tiene ahora gran actualidad: "se ha dicho que han pasado 12 meses e Irak no ha cumplido la orden de la ONU de desarmarse completamente, pero sin embargo hace más de 30 años que la resolución 242 de la ONU ordenó a Israel retirarse de los territorios ocupados y no ha pasado nada".

"La urgencia de los Estados Unidos por atacar es debida a que cada día hay menos evidencia del peligro que supone Irak para el mundo", siguió diciendo, y finalizó: "Como líder de la Cámara de los Comunes, he insistido en el derecho de éste organismo de votar si iremos a la guerra o no, y yo pretendo unirme esta noche a quienes votan contra la acción militar, es por esa razón, y solamente por esa razón, que con el corazón contrito renuncio en este momento al Gobierno".

­Así se habla, así se actúa, con serenidad, con congruencia, con integridad, con ética!; en ese momento Robin Cook entró en la historia como un gran estadista, un gran hombre.

Los meses pasaron, la guerra se inició, se cumplieron las predicciones, decenas de miles de muertos iraquíes, británicos, yanquis, etc., dan testimonio de que el líder laborista tenía razón, y como vemos, el asunto no tiene para cuando acabar, guerra inútil, guerra estúpida; en los años siguientes siguió insistiendo en el punto, y entre sus frases más importantes, dijo: "Ahora nos damos cuenta que la invasión a Irak solamente fomentó el terrorismo", "hicimos a Al Qaeda un enorme regalo propagandístico, porque ahora habrá cada día más émulos de Osama Bin Ladden".

Robin Cook murió repentinamente hace un año, el 6 de agosto de 2005, víctima de un infarto, pero la decisión que tomó y el discurso que presentó el 17 de marzo de 2003 lo definieron para siempre.

Y en nuestro país, ¨cuántos políticos serían capaces de hacer algo semejante?



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